Visiones radicalmente nuevas: la transformación del espacio público
Espacios de diseño como el estudio Raumlabor trabajan en el cruce de arquitectura, urbanismo, arte e intervención.
Ocho arquitectos conforman el núcleo del estudio Raumlabor Berlin, fundado en 1999. Uno de sus principios de trabajo es, sin embargo, convocar para cada proyecto a un idóneo grupo de expertos. Los integrantes pueden ser gente de teatro, músicos, artistas, sociólogos… o habitantes de la ciudad. Al fin y al cabo, nadie conoce tan bien un lugar como las personas que viven en él. Los expertos recopilan un saber sobre la situación de ese espacio y el estudio Raumlabor lo completa “con un poco de imaginación”. Al proceso lo denomina “diseño con base en la investigación”. Así surgen visiones radicalmente nuevas, que pueden ser el inicio de un proceso de cambio.
Un ejemplo de este modo de trabajo y de la pasión con que Raumlabor se entrega a la transformación de lugares difíciles es el proyecto Eichbaumoper (Ópera Eichbaum). La estación de metro Eichbaum, entre Essen y Mühlheim, está al lado de la concurrida autopista A40. No es, pues, un lugar, donde la gente suela detenerse a descansar. Raumlabor apostó por un proyecto ambicioso e hizo transitoriamente de Eichbaum una ópera: la estación se volvió un lugar de comunicación –desarrollado por arquitectos junto a compositores, dramaturgos y vecinos la Eichbaumoper– inaugurado el año 2009.
Monumentos móviles ytransitorios
También forma parte de las prácticas arquitectónicas experimentales el concurso “Hotel Shabbyshabby”, en el que Raumlabor convoca a construir habitaciones de ensueño con aparentes desechos. El equipo siempre trabaja con talleres móviles, abiertos. Allí, por ejemplo, se pueden construir sillas de madera que no sólo sirven como muebles, sino que pueden montarse para formar estructuras espaciales y, de paso, permiten experimentar la ciudad como espacio cultural de intercambio.
Así, con intervenciones y acciones inusitadas, Raumlabor acuña un nuevo concepto de arquitectura y amplía la concepción de lo que puede ser espacio público. “Estamos bien encaminados para salir del nicho”, dice Markus Bader, miembro de Raumlabor y desde 2013 docente en el Instituto de Desarrollo Urbano de la Universidad de Kassel. “Ya no tenemos que discutir si lo que hacemos es o no arquitectura”.
Fantástico y apto para la vida diaria
Que los límites entre arquitectura e intervención social se hayan vuelto cada vez más permeables lo demuestran los trabajos de Folke Köbblerin y Martin Kaltwasser con teatro Jellyfish de Londres, por ejemplo, un edificio temporario construido en 2010 con material reciclado. Surgió con la ayuda de voluntarios y durante un verano entero fue escenario de funciones teatrales.
También el berlinés Prinzessinengarten (Jardín de las Princesas) forma parte de la serie de proyectos pioneros que abren nuevos abordajes sobre la arquitectura y la ciudad. En un área desaprovechada durante decenios, la comunidad plantó más de quinientas especies de verduras y hierbas: agronomía urbana como modelo ejemplar de un desarrollo vecinal y urbano sustentable, algo que, sin embargo, no implica que el futuro del proyecto esté asegurado.
Para la Fountain House, Raumlabor cuenta con la colaboración del Goethe-Institut y de otras instituciones.