Acceso rápido:

Ir directamente al segundo nivel de navegación (Alt 3) Ir directamente al primer nivel de navegación (Alt 2)

La trinchera de lo improbable

Reflexiones
por Claudia Yolin

Publicado en: THEATER DER ZEIT SPEZIAL: CHILE (08/2023)
La trinchera de lo improbable

“Cristo” de Manuela Infante, diseño de Claudia Yolin | © Álvaro Benitez

Hace veintitrés años que trabajo en las artes escénicas desde la técnica. Siempre he compartido con mis colegas un profundo compromiso en la generación de reflexión, sabemos que no es posible avanzar si no podemos mirar las cosas que aprendimos en los estados de precariedad a los que nos vimos expuestos. Es en esa adversidad casi irresponsable que profundizamos y es en esos contextos urgidos donde tiende a asomarse la idea estética improbable, totalmente asociada a su contexto, de belleza única, casi sin autor.
            Cómo olvidar cuando hicimos una escenografía de cartón en Holanda porque no teníamos recursos, cómo nos miraba la gente en las calles de Ámsterdam. Luego, eso se convirtió en Cristo, una obra cuya estética completamente de cartón fue una de sus fortalezas, misma escenografía que fue realizada en Italia y que, cuando llegué a montar, el realizador me dijo que le parecía una basura, y ese mismo realizador al fin de la función aplaudía de pie llorando. O cuando un profesor me dijo que la iluminación debía ser invisible, siempre me negué a creer eso, que los recursos técnicos solo puedan ser usados de una manera me parece imposible. La iluminación es una herramienta tan poderosa que sería absurdo pensar que solo siendo invisible cumplirá su función.
            Todas las veces que me ha tocado estar en países con mejor desarrollo de la técnica que Chile he tenido ventajas en la resolución de problemas y de creatividad en el uso de implementos técnicos. Quizás, la ingenuidad de la precariedad propia de un país joven permite experimentar con mucho rigor, sin miedo, con pura necesidad de ser y una gratitud profunda con la vida que te ha permitido llegar a ese punto en donde hiciste aquello que imaginabas.
            Importante es civilizar nuestro quehacer técnico, nos permite profesionalizar muchas cosas necesarias, pero a veces extraño aquellos tiempos en donde, siendo invisibles, podíamos hacer lo que queríamos, desangrarnos en el placer del anonimato si era necesario, porque no le importamos a nadie.
Top