Foro Humboldt
“Una señal de amnesia colonial”
En diciembre de 2020 se inauguró el Foro Humboldt en el reconstruido Palacio Real de Berlín. El museo, que debido a la pandemia hasta ahora ha sido accesible sólo digitalmente, se define a sí mismo como un “lugar que conecta las diferencias” y que en su trabajo quiere ocuparse intensamente de los temas del colonialismo. El historiador y experto en genocidio Jürgen Zimmerer toma posición sobre el que es probablemente el museo más controvertido de Europa.
De Christine Pawlata
Jürgen Zimmerer destaca tres problemas con respecto a la esencial colonial del Foro Humboldt. Por un lado, está la tradición de los propios museos etnológicos, que tienen una relación simbiótica con el colonialismo. La segunda crítica de Zimmerer, tal vez la más explosiva, se relaciona con esto, pues plantea la cuestión de cómo lidiar con el saqueo de arte colonial. “Hablamos, sobre todo, de los bronces de Benín, son piezas de fama mundial e, inequívocamente, arte robado. 230 de ellos serán exhibidos en el Foro Humboldt”, dice Zimmerer.
Arte robado
Los bronces de Benín, que adornaban el palacio del Reino de Benín, en la actual Nigeria, fueron llevados a Europa durante la invasión británica de 1897 y luego vendidos en el mundo entero. Alrededor de 1100 piezas de esta mercancía robada se encuentran en museos alemanes. Nigeria lleva décadas exigiendo la restitución de las obras de arte. Una semana antes de la inauguración del Foro Humboldt, el embajador nigeriano en Alemania pidió también que se devolvieran los bronces.Zimmerer ve el tercer aspecto problemático del Foro Humboldt en el propio edificio de exposiciones. “Se supone que debe representar, básicamente, el reconstruido Palacio de la Ciudad, de los Hohenzollern. El último monarca reinante de esta dinastía fue Guillermo II, en cuyo nombre se aprobó el genocidio de los herero y los nama en África del Sudoeste Alemana, entre 1904 y 1908, y esto forma parte también de la esencia colonial del Foro Humboldt.”
La eliminación de la historia de violencia alemana
Zimmerer interpreta la reconstrucción de la fachada del castillo –para la cual fue necesario demoler el Palacio de la República, antigua sede del Parlamento de la RDA– como un acto de eliminación de la historia de la violencia alemana. “El Palacio de la Ciudad fue gravemente dañado por los bombardeos y luego se le demolió. Esto es una marca de la Primera Guerra Mundial, guerra que fue provocada por Alemania. La división alemana fue una consecuencia de esta historia de violencia. Y esto está siendo erradicado en la capital de la Alemania reunificada, lo están llevando arquitectónicamente de vuelta al supuesto idilio prusiano de antes de 1914.”“No se puede contar la narrativa del pueblo de poetas y pensadores sin la del pueblo de jueces y verdugos, están causalmente conectadas.”