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Novelas y cuentos
Teresa Constanza Rodríguez Roca

Teresa Constanza Rodríguez Roca
Teresa Constanza Rodríguez Roca | Teresa Constanza Rodríguez Roca | Foto: Erich Weinkötz

De Teresa Constanza Rodríguez Roca

Teresa Constanza Rodríguez Roca nació en Santa Cruz de la Sierra. Es profesora de idiomas (inglés y alemán) y diplomada en pintura y fotografía. Ha vivido en Alemania, Austria, Medio Oriente, África, Norte y Sud América. Sus relatos se encuentran en revistas de cuento y suplementos literarios de varios países. Además, figura en diversas antologías nacionales y extranjeras. Ha publicado dos libros de cuento corto y minificción. Obtuvo el Premio Nacional de Cuento “Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela”, y fue finalista en el Concurso Nacional  de Cuento “Adela Zamudio” (Bolivia).
El cuento “Pétalos” pertenece al libro Función privada (México, 2005)


¿Tienes una teoría del cuento, y en especial del cuento breve o brevísimo?

Son numerosos los autores que han investigado el género del cuento. Tenemos a E. A. Poe, Guy de Maupassant, Juan Bosch, E. Anderson Imbert, Lauro Zavala, Guillermo Samperio, Julio Cortázar, Violeta Rojo, Espido Freire, entre otros.

Desde que, a principios del siglo pasado, Julio Torri, escritor mexicano, diera a conocer sus relatos breves, nació el texto de corta extensión, el cual ha recibido diversos nombres, entre ellos: microficción, minicuento, cuento brevísimo, ficción súbita, instantánea, relámpago..., cuyo objetivo es invitar a pensar, perturbar, crear desasosiego, incitar al lector a tomar parte en la trama de un mundo diferente.

La microficción es una historia mínima y suele tener un significado superior; un buen minicuento no se queda en el papel, trasciende su significado, va más allá de lo que el autor quiso comunicar. Esta modalidad no es el resumen de un cuento, tampoco es una anécdota ni una greguería; consta aproximadamente de siete a doscientas o trescientas palabras, goza de un lenguaje preciso y se sirve de la elipsis para contar una historia sorprendente.

Es muy importante seleccionar cuidadosamente lo que se cuenta y lo que no se cuenta, encontrar las palabras justas que transmitan las imágenes y las acciones con claridad. El escritor de minirrelato exige del lector una intervención mucho mayor que la que se da para un cuento tradicional, lo convierte en partícipe activo de su obra, “provoca su imaginación, como dice Lauro Zavala, con sugerencias sutiles, le ofrece alternativas y le insinúa posibilidades…”. En ocasiones resulta útil desviar la atención del lector haciéndole creer, mediante una frase discreta, que el hecho es otro. A esto Guillermo Samperio le llama “distractor”, un recurso narrativo que es parte importante en la construcción de la tensión, la cual es esencial para mantener vivo el interés del lector hasta llegar al final del relato.

Para escribir un minirrelato, primero es el momento en que nace el tema; luego, el personaje, la palabra y la acción dentro del ambiente y su atmósfera; la tensión y la unidad de impresión, junto con el título. Finalmente, la sinfonía literaria que trasciende su propio límite…


¿Cómo podrías resumir tu experiencia de trabajo como narradora de cuentos?

En el momento de crear, me conecto con los espacios más profundos de mi interior; me lanzo en busca de conocerme a mí misma. Escribir significa para mí un intento de obtener respuestas a mis inquietudes; respuestas que tal vez nunca llegarán, pero vale la pena explorar…

Me he especializado en el cuento breve y el microrrelato. Al escuchar una sinfonía o admirar una obra pictórica, pienso en un cuento; los matices sonoros, la intensidad del crescendo, la suavidad del piano, del pianísimo se manifiestan también en la narrativa cuentística. El equilibrio de colores, los sugerentes claro-oscuros, la composición misma de un cuadro subyacen en un buen cuento. Pienso que la estructuración de la música y la pintura van paralelas a la escritura literaria.

Para lograr una fuerte inmediatez con el lector, busco la claridad en el lenguaje, utilizando palabras sencillas y vivas, pero bien cinceladas, escuetas y certeras. Pongo especial cuidado en el acto mismo de la creación, en la subsecuente estructuración del relato, donde están dados el tema escogido, los personajes, el ambiente, la atmósfera, la acción y el suspenso, el cual debe prevalecer a lo largo del cuento, hasta llegar al clímax y finalizar en lo inesperado, en la apertura de lo pequeño a lo grande.


¿Qué expectativas tienes en tu trabajo como escritora?

El sueño de casi todo escritor es llegar a un gran número de lectores. En este momento existen más posibilidades de ser publicado y de que su obra sea distribuida a un amplio público, pues últimamente han nacido editoriales tanto de imprenta como digitales, que publican hasta lo no publicable desde el punto de vista de la calidad literaria.

Mis expectativas son de orden cualitativo. Intento escribir lo mejor que puedo sobre la base de la observación aguda de la naturaleza humana, que es lo que me interesa, desarrollando los temas vertebrales y sus derivados, que de alguna manera me han impresionado: el amor, la muerte, la soledad, la desconfianza, el engaño, entre otros. Intento transmitir imágenes, voces, aprendizajes con los que moldeo el sentimiento y el raciocinio para brindar al lector un universo fuera de lo común. Ya lo decía Borges: “Quien lee un cuento sabe o espera algo que lo distraiga de su vida cotidiana, que lo haga entrar en un mundo, no diré fantástico ─muy ambiciosa es la palabra─ pero sí ligeramente distinto del mundo de las experiencias comunes”.

(Cochabamba, März 2019)
 

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