La participación del Goethe-Institut en la versión 2015 de FIDOCS se centra en la película Fassbinder, de Annekatrin Hendel, estrenado en los cines alemanes el 30 de abril de este año.
© Rainer Werner Fassbinder Foundation
La realizadora es también productora y saltó a la fama con su primer largo documental, Vaterlandsverräter (Traidores de la patria), sobre el escritor Paul Gratzik, quien durante 20 años denunció a la Stasi a sus colegas y amigos. La película no se anda con rodeos, la directora tampoco, y encara al denunciante que no muestra ni una pizca de arrepentimiento. La película se estrenó en el Festival de Berlín y recibió finalmente el Premio Grimme al mejor documental de la TV alemana en 2013. El año pasado nuevamente estrenó la segunda parte de su trilogía sobre los traidores en la Berlinale: esta vez se trató del documental Anderson, sobre el cantante pop de los años 80 Sascha Anderson, que se codeaba con los grandes de su época, como Heiner Müller y Christa Wolf, y que también fue un denunciante de la Stasi.
Con estos antecedentes, el siguiente proyecto de Annekatrin Hendel generaba expectativas. Titulado simplemente Fassbinder, se estrenó en abril de 2015 cuando el cineasta hubiera cumplido 70 años, y la película cuenta con el patrocinio de la Fassbinder Foundation. Es un detalle no menor, ya que por un lado permite contar con muchas imágenes desconocidas de Fassbinder y de sus películas; pero por otra parte, no se sabe si Hendel tuvo plena libertad para desarrollar este perfil del cineasta. Por de pronto, se echan de menos algunas figuras emblemáticas del entorno de Fassbinder como entrevistados en la película, como el caso de Uli Lommel; o de Margarethe von Trotta, que filmó después el guión de Rosa Luxemburg que había comenzado Fassbinder.
Con todo, es un documental que no da tregua. Retrata a Fassbinder como un genio que no paraba de hacer películas, que hacía vivir a su troupe una vida intensa y hasta extenuante al involucrarlos en cuerpo y alma a sus proyectos, que filmaba toda la complejidad de su propia vida. Que vivía su bisexualidad a fondo, y que significó la muerte de varias de sus parejas, hasta que la muerte se lo llevó a él. En 37 años de vida nos dejó 44 películas y series de televisión. Cabe preguntarse: ¿en qué estaría Fassbinder si estuviera vivo hoy? No dejó de colocar sobre la mesa todos los temores de Alemania, todos los tabúes de su sociedad. En eso, aún no ha sido superado. En vida no gozó de gran fama dentro de Alemania sino que se consagró en el exterior, sobre todo gracias al trabajo de difusión del Goethe-Institut de Nueva York. Allí, El Matrimonio de María Braun se presentó en el Lincoln Center durante 54 semanas. Fassbinder permitió que Alemania fuera comprendida de otra manera por el mundo. Y logró su meta de hacer un cine tan perfecto, que le permitiera decir lo que quería. Perfección con voz propia.