Sin grandes nombres, pero con una interesante selección de cine joven, Alemania nuevamente tendrá películas para todos los gustos en SANFIC. Destaca “Grüße aus Fukushima/Saludos desde Fukushima”, de Doris Dörrie, premiada en la última Berlinale.
Entre el 23 y el 28 de agosto nuevamente estaremos en el Festival Internacional de Cine de Santiago, SANFIC. En la selección de las películas para este evento trabajamos todo el año, codo a codo junto al director del festival, Carlos Núñez, quien asiste regularmente a la Berlinale y también detecta películas alemanas en distintos festivales del mundo. Este año no tendremos grandes nombres, ya que la mayoría de ellos se encuentran preparando sus próximas cintas. Pero en la sección Maestros tendremos el placer de incluir una de las películas más bellas de la última Berlinale, donde ganó dos premios: Grüße aus Fukushima/Saludos desde Fukushima, de Doris Dörrie. En la película, Doris Dörrie retoma su amor por Japón, pero lejos del tono de comedia de sus producciones anteriores como Hanami o Ilunimnación garantizada. En este caso, la alemana Marie se separa de su marido aún en el día de su matrimonio y decide escapar del dolor viajando a Japón, recién asolado por el terremoto. Allí desea colaborar con un grupo de payasos de una ONG, pero está tan deprimida que no logra animar a nadie. Entonces conoce a Satomi, una antigua geisha, quien regresa a la región de Fukushima. Poco a poco ambas van aprendiendo la una de la otra como enfrentar el dolor y las tragedias. Filmada en blanco y negro, fue uno de los títulos más celebrados en Berlín 2016.
En la sección Competencia Internacional, la contribución alemana será Babai, de Visar Morina, ganadora del premio al mejor director en el Festival de Karlovy Vary. Es una película entrañable, porque narra el drama de un niño en busca de su padre a través de los ojos del pequeño Nori, de diez años. Si bien la historia está ambientada en los años 90 en Kosovo, ha adquirido una actualidad impensada al mostrar el drama de los migrantes. Nori busca a su padre, Gezim, quien a toda costa desea llegar a Alemania, pero encontrarlo tampoco augura un futuro mejor. El director Visar Morina se basó en su experiencia de vida para relatar esta historia, ya que él mismo pasó su infancia en Kosovo, también huyó a Alemania, y tampoco se llevaba bien con su padre; pero la película es también una experiencia universal de pérdida de la inocencia, con una visualidad potente y sensible a la vez.
Una vitirina al cine joven alemán es lo que ofreceremos en la sección Visiones del Mundo. Coconut Hero es la segunda película de Florian Cossen, quien con La Canción en mí ganó el SANFIC 7. Acá nuevamente tenemos a un protagonista joven que busca su identidad, pero en el caso de Coconut Hero la narración está cargada de humor negro. Celebrada en Alemania por ser una película indie al mejor estilo de Pequeña Miss Sunshine, la actuación de Alex Ozerov en el rol protagónico es sobresaliente. Si bien para mi gusto la historia es algo previsible, el tono y la forma de contarla es fresca y sus personajes disfuncionales son inolvidables.
También centrado en jóvenes es Freistatt, de Marc Brummund, que ya desde la fase del desarrollo de guión viene acumulando premios. Se basa en hechos reales y está ambientada en 1968, cuando la juventud alemana buscaba liberarse de los moldes. El protagonista es Wolfgang, de 14 años, quien no se lleva bien con su padrastro y es internado en Freistatt, un hogar juvenil de la iglesia, donde abundan los abusos de todo tipo. Las denuncias contra el lugar y otras instituciones similares hicieron que en 2010 el parlamento alemán concediera indemnizaciones a los afectados.
Ganadora del Premio de la Crítica Alemana 2016 a la mejor ópera prima es Desliz/Verfehlung, de Gerd Schneider. No solo este premio la convierte en un imperdible: también lo es por la forma elegante en que maneja un tema profundo y complejo, como es la pederastia en la iglesia católica alemana. Schneider es un ex seminarista y su conocimiento del tema lo guía con seguridad para mostrarnos un drama intenso, pero contado de forma austera y centrado en el dolor de las víctimas.
Un director más experimentado dentro de la nueva generación es Oskar Roehler, y en su comedia autobiográfica ¡Muerte a los hippies! Que viva el punk hace una caricatura de la movida berlinesa de los 80. Grandes actores y grandes actuaciones dan solidez a la alocada historia de sexo, drogas y música punk en Berlín Occidental, en los años en que aún existía el Muro, y es una farsa llena de rabia y ganas de vivir.
Dentro de la sección SANFIC Familia también tendremos una película alemana hablada en español y por eso resulta recomendable hasta para los espectadores más pequeñitos del festival. Quatsch y la pandilla del coatí de Veit Helmer cuenta la rebelión de seis niños en edad de jardín infantil, que viven en Bollendorf. Es un pueblo perdido en la provincia alemana, descubierto por un instituto de investigación de consumo como el municipio más promedio de toda Europa, y por ello, perfecto para realizar estudios de mercado. La consecuencia es que los ancianos son recluidos en asilos para bajar la edad promedio de sus habitantes. Pero los pequeños rebeldes harán hasta lo imposible por liberar a sus abuelos, aún si eso implica ponerle drogas a la fuente de agua del pueblo, secuestrar un camión de basura y muchas locuras más. Premiada en decenas de festivales de todo el mundo, Quatsch y la pandilla del coatí hará las delicias de los chicos… y dejará a los grandes pensando en los excesos de la sociedad de consumo.