Dos décadas celebra el festival fundado por Alfredo Barría, y que ha sido visionario en hacer de Valparaíso una ciudad de patrimonio. Para celebrarlo, el festival homenajeó a a seis personalidades o instituciones que han dado continuidad al evento, entre ellos a la Cinemateca del Goethe-Institut.
© Festival de Cine Recobrado 2016
¿Qué tienen en común Bologna y Valparaíso? Ambas son las sedes de un festival de Cine Recobrado, dedicado a películas restauradas, rarezas de archivo y encuentros de expertos. Este año, en Bologna se celebran 30 años de
Il Cinema Ritrovato. Y Valparaíso celebra 20 años de existencia de su
Festival de Cine Recobrado. Fundado en 1997 como
Semana Internacional de Cine de Valparaíso por Alfredo Barría Troncoso, ha tenido su impronta desde entonces: un lugar donde deleitarse con el cine mudo, con cintas redescubiertas, con análisis de autores, con talleres de restauración, con seminarios de muy alto nivel.
No hay otros festivales en el mundo de este tipo fuera de Bologna y Valparaíso. Aquí no hay alfombras rojas ni glamour; ni secciones de industria ni mercado de filmes. Lo que se encuentra aquí es una fina selección de películas que es difícil ver en otra parte, y una cofradía de apasionados del cine que viene desde otras tierras a asistir a los seminarios y compartir el visionado de películas. Todas las funciones son gratuitas. Y ha habido sesiones memorables en las que los más jóvenes han repletado los tres pisos del Teatro Municipal de Valparaíso, unas 1200 butacas, para ver cine mudo a las 22 horas. Los invitados internacionales se asombran. Y comentan: “¿Dónde es posible esto? Sólo en Valparaíso”.
En este festival además suceden milagros. Durante décadas sólo conocíamos
El Húsar de la Muerte (1927) de Pedro Sienna como obra silente nacional. Pero ha ido apareciendo otras y se han “estrenado” en Valparaíso, como
Canta y no llores corazón (1925) de Juan Pérez Berrocal, descubierta en un teatro de Concepción 1981, restaurada en 2002, y ahora nuevamente en 2015 por la Cineteca Nacional. También en Valparaíso se pudo volver a ver
El Leopardo (1926), dirigida por Alfredo Llorente, restaurada por la Fundación de Imágenes en Movimiento. Y este año, un nuevo milagro: el actual director del festival, Jaime Córdova, encontró en un mercado de las pulgas un título que se daba largamente por perdido:
Incendio (1926) de Carlos del Mudo, filmada en Valparaíso y Viña del Mar, y restaurada por la Cineteca Nacional 90 años después.
Además existe una cofradía, casi una familia, de apasionados del cine que se reúnen aquí año a año. Nuevamente es la impronta de Alfredo Barría la que ha permitido tejer estos lazos de respeto y cariño que abarcan varias geografías y que convierten al Festival de Cine Recobrado en un fenómeno muy particular.
Dentro de este mismo espíritu, el 24 de octubre se inauguró la vigésima versión del Festival de Cine Recobrado, y Alfredo Barría recibió un homenaje de la Municipalidad de Valparaíso. Y él homenajeó a seis personalidades e instituciones que han apoyado la continuidad del festival: Roberto Paulsen (Duoc UC), Hilda Arévalo (ex directora del Teatro Municipal), Daniel Santelices (ex decano de la Facultad de Artes Universidad de Playa Ancha), Juan Ayala y Hendrik Van Nievelt (ambos ex directores del Depto. de Estudios Humanísticos de la Universidad Federico Santa María) e Isabel Mardones (Cinemateca Goethe-Institut).
Fue un honor muy grande poder recibir este reconocimiento a nombre del Goethe-Institut. El cine alemán ha tenido una fuerte presencia en la programación del festival, literalmente desde sus inicios. En los avisos de prensa de la primera versión, en 1997, ya había una retrospectiva de Wim Wenders y otra de Werner Herzog. Y cómo olvidar a los invitados que el Goethe-Institut aportó. Como Walter Schobert, fundador del Museo del Cine de Frankfurt, re-descubridor de Lotte Reiniger y gran experto en el cine de vanguardia de las décadas de 1910 y 1920. O Stefan Drössler, director del Museo del Cine de München, quien realizó en Valparaíso el estreno mundial de la película restaurada
Anders als die Anderen/Distinto de los demás (1918) de Richard Oswald, considerada la primera película de temática homosexual, y que también trajo material inédito de Orson Welles. Y Günther Buchwald, pianista y violinista, considerado entre los maestros mundiales en acompañamiento de cine mudo, y que ya ha estado tres veces en el festival. También hay espacio para el cine contingente del pasado, como fue la venida de Walter Heynowski en 2001 con sus documentales rodados por Heynowski & Scheumann antes y después del golpe de Estado en Chile, y que fueron vistos por 1500 jóvenes en cada sesión. Heynowski señaló después que “fue conmovedor y grande, y yo mismo sentí que no había sido en vano hacer estas películas”. También fue emotiva la venida de Heiner Ross, quien preservó y difundió el cine chileno del periodo 1968-1973 en Alemania, y la restrospectiva de Peter Lilienthal, quien realizó en Chile y otros países películas basadas en guiones de Antonio Skármeta.
La Cinemateca del Goethe-Institut tiene como tarea tender puentes entre Chile y Alemania en el ámbito del cine, y también de facilitar la transferencia de conocimientos en preservación de archivos y restauración de películas que existe actualmente en Alemania. El Festival de Cine Recobrado ha sido un nicho muy particular, donde año a año se vibra con el cine de colección, se redescubren nuevas obras cinematográficas, y sobre todo, se comparte la pasión y el cariño por el séptimo arte.
Un gran agradecimiento a Alfredo Barría por ser un visionario contra viento y marea y crear este espacio único. Ahora se inicia una nueva etapa, en manos del mismo equipo y Jaime Córdova a la cabeza del evento. Pero la pasión de Alfredo Barría sigue animando a todos. A todos. Felicidades al Festival de Cine Recobrado y que sean muchos años más.
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© Festival de Cine Recobrado 2016
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