Sebastián Lelio vuelve a la competencia internacional en Berlín con “Una mujer fantástica”, mientras que “El pacto de Adriana”, debut de Lissette Orozco, llega directamente a la sección Panorama Dokumente. Ambos son filmes que rompen barreras y prometen dar mucho de qué hablar en Chile.
©Salmón Producciones y Storyboard Media
Chile ya no es un desconocido en el Festival de Berlín: en los últimos años hubo premios para Paulina García, la protagonista de
Gloria (2013), así como Osos de Plata en el 2015 para
El botón de nácar de Patricio Guzmán y
El club de Pablo Larraín. También hubo premios Teddy para
Nasty baby de Sebastián Silva (2015) y
Nunca vas a estar solo de Alex Andwandter (2016); y
Rara de Pepa San Martin comenzó en Berlín 2016 su arrolladora lista de premios internacionales. Si bien este año la presencia nacional es más reducida que en las versiones anteriores del Festival de Berlín, existen grandes esperanzas de continuar con la seguidilla de premios. Simplemente porque las nuevas películas chilenas que tendrán su estreno mundial en Berlín son igualmente transgresoras, frescas y valientes.
En la competencia internacional, cuatro años después de la exitosa “Gloria”, Sebastián Lelio estrena “Una mujer fantástica”, una coproducción chilena (de la productora Fábula, de Pablo y Juan de Dios Larraín) con Estados Unidos, España y también Alemania, a través de la productora Komplizenfilm de Maren Ade (
Toni Erdmann). Filmada en Santiago hace un año, la cinta es protagonizada por Daniela Vega como Marina, una chica transexual que enfrenta la muerte de su novio, Orlando (Francisco Reyes), hombre mayor y separado. La crisis vendrá cuando Marina tenga que soportar el eventual rechazo de la familia de Orlando. En la cinta participan grandes actores chilenos, como Aline Kuppenheim, Luis Gnecco y Amparo Noguera. “Vivo en Berlín, pero pienso todo el día en Chile. Es una ciudad poderosa, pues todas las batallas que nosotros estamos dando, allá acabaron. Eso produce una distancia que te permite mirar de otra forma la realidad chilena”, decía Sebastián Lelio al diario
La Tercera durante el rodaje de la película. “Me parece que el cine nació para filmar a las mujeres. No puedo dar otra explicación de por qué conecto con ellas a la hora de contar historias”, señala el director. “
Una mujer fantástica también es un cinta sobre la mujer, pero va mucho más allá que Gloria. Porque, entre otras cosas, debería poner al espectador en la encrucijada de estar en un lugar u otro de la historia… Me parece que ese conflicto es interesante para hablar del Chile de hoy, donde los bordes de lo posible están más cuestionados que nunca”.
Tantos o más cuestionamientos debería despertar también
El pacto de Adriana, debut cinematográfico de Lissette Orozco, que se estrenará en la sección Panorama Dokumente, una de las más importantes de la Berlinale. La película es una narración íntima centrada en la compleja relación de la directora con su tía Adriana Rivas, quien reside en Australia a pesar de haber sido procesada y enfrentar un proceso de extradición de la justicia chilena. Secretaria bilingüe, en plena dictadura chilena y con sólo 19 años, Adriana Rivas llegó a ser integrante de la Brigada Lautaro y secretaria personal del ex jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia, DINA, Manuel Contreras, uno de los personajes más siniestros de la era Pinochet. La historia de Adriana sirve para entender una parte desconocida de la DINA, la de sus integrantes mujeres. No solo fueron secretarias y enfermeras, sino también escorts de visitantes extranjeros y espías en el más amplio sentido. “La Chani”, como se apodaba a Rivas, señala haber pasado los mejores años de su vida cuando trabajó para la DINA, porque se alojaban en los mejores hoteles y vestían lo más exclusivo. Incluso defiende la validez de la tortura en el trato con prisioneros. El tema no dejó a nadie indiferente incluso antes de su estreno, ya que obtuvo el respaldo financiero de Corfo 2012 en Chile, en el Tribeca Film Institute (Estados Unidos) en 2015 y fue elegido mejor pitch en DocsDF (México) en 2015. Después de Berlín en febrero, ya está confirmada en la Competencia de Largometraje Iberoamericano Documental del 32º Festival Internacional de Cine en Guadalajara en marzo. La producción ejecutiva de la película corresponde a Gabriela Sandoval y Carlos Núñez (de Storyboard Media, también fundadores del Festival SANFIC) y a Benjamín Band.
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La propia directora cuenta cómo ha sido desarrollar este proyecto documental tan personal: “De niña tuve una ídola: mi tía Adriana. En 2007 la tomaron detenida y me enteré que en su juventud trabajó para la DINA, la policía secreta de Pinochet. Tiempo después, ya en democracia, se fugó del país mientras enfrentaba un proceso judicial por el asesinato de un importante dirigente comunista. Hoy mi tía vive una pesadilla. En Australia los residentes chilenos piden su extradición y marchan en su contra. El caso se ha vuelto mediático. No me di cuenta cómo me involucré en su terrible pasado y ahora soy parte de su delirante presente. He tenido un acceso privilegiado a los victimarios de la dictadura, y a través de esta película estoy dispuesta a llegar a las últimas consecuencias para conocer la verdad y saber quién es realmente mi tía Adriana”. La valentía de la directora ya le ha valido amenazas de toda índole de su tía. Con todo, Lissette Orozco dice estar cumpliendo un sueño de poder estrenar este esfuerzo de cinco años en Berlín. “Ha sido un proceso duro, honesto, de transformación y de paso del tiempo, por lo que es una enorme satisfacción que Berlín lo haya valorado”, concluye Orozco.