Innegable y necesaria: la participación ciudadana en el desarrollo urbanístico
Cada vez son más las ciudades y municipios que ven en la participación ciudadana una oportunidad para promover una cultura urbanística y arquitectónica democrática.
Los procesos decisorios en la política y la Administración tienen un desarrollo típico: se debate algún objetivo en comités a puerta cerrada; el ayuntamiento o junta de gobierno local decide la solución, que a continuación es anunciada públicamente. Pero ¿termina todo ahí? No es raro que entre la ciudadanía surja oposición al proyecto. Entonces suele suceder que la Administración y los políticos defienden férreamente y por todos los medios la decisión tomada. Así se gasta mucho tiempo, energía y recursos financieros que habría sido mejor invertir en el proyecto. Tras dos consultas populares contra planificaciones urbanísticas, Heidelberg ha sido uno de las primeras ciudades en encontrar la salida para este dilema: en 2011, el ayuntamiento puso en marcha un grupo de trabajo con la misión de desarrollar directrices para incrementar la participación ciudadana. Los objetivos: más diálogo, más transparencia y participación en vez de mal ambiente y resentimiento.
Informar por anticipado
Las directrices quedaron aprobadas en el verano de 2012. A través de una “Lista de intenciones”, la ciudad informará con antelación sobre procedimientos de permisos de construcción, planificaciones urbanísticas y planes de ordenación urbana. Hacer propuestas ciudadanas es algo que puede hacer cualquiera, incluso la misma administración municipal. El objetivo es elaborar, con la participación de la ciudadanía, una recomendación para el proyecto respectivo. Un requisito previo fundamental en Heidelberg es desarrollar un concepto general de participación que fije métodos, plazos y costes. Tomar la decisión definitiva seguirá siendo tarea del gobierno municipal, que al hacerlo tendrá en cuenta la recomendación. A fecha de hoy, el municipio ha evaluado ya sus procesos participativos y los ha mejorado basándose en debates abiertos. En una encuesta practicada entre toda la población, más del 90 por ciento de los vecinos de Heidelberg considera que la participación ciudadana habitual en procedimientos de planificación y decisión es un buen camino para mejorar la relación entre ciudadanía y política.
¿Una participación excluyente?
En estos momentos hay ya otras 30 ciudades alemanas, de Bonn a Wolfsburgo, que implican a sus ciudadanos en procesos de planificación urbana. Para ellas, haberse decidido por convocar más “mesas redondas” es una oportunidad para seguir desarrollando la ciudad entre todos. Hay, por tanto, demanda de profesionales que asistan en los procesos de decisión ciudadana. A partir de noviembre de 2015 se contará incluso con unos estudios de máster en “Participación ciudadana”, ofrecido por la Universidad de Stuttgart. Sin embargo, y por más que el asunto tenga una evolución tan esperanzadora, existe también la preocupación de que la participación estaría quizá más bien acentuando la desigualdad social y la exclusión, puesto que quienes aprovechan las ofertas para participar son primordialmente aquellos cuyos intereses están ya bien representados de uno u otro modo. A un resultado similar llega un estudio financiado por la Fundación Hertie, en el cual –aunque esté referido al asunto de la transición energética– se pone en duda, entre otras cuestiones, la legitimidad con que cuenta la participación ciudadana cuando son nada más que unos pocos ciudadanos los que pueden y quieren sumarse activamente a procesos de toma de decisión.
Reforzar la identificación con el municipio
En Wolfsburgo se implica mucha gente a la hora de recoger pareceres y opiniones. Los vecinos fueron también corresponsables de la decisión de adjudicar el primer puesto en el concurso para la nueva casa de la cultura al estudio de Helsinki Esa Ruskeepää y los arquitectos paisajistas berlineses Fugmann Janotta Landscape Architecture. Se presentaron más de 1.500 pareceres, y 850 personas se implicaron en evaluar los proyectos arquitectónicos. Una novedad en concursos para arquitectos. “BürgermitWirkung” [ciudadanios con impronta], tal es el nombre del concepto de participación aprobado en Wolfsburgo en 2014. Su intención es reforzar la identificación con las estructuras municipales y, también, la calidad de la planificación dialogando anticipadamente. Porque lo que los usuarios saben acerca del uso y la experiencia directa de espacios es para los arquitectos una valiosa herramienta a la hora de elaborar un proyecto.
La construcción entendida como una obra hecha en común
El control de los gastos de construcción es otro argumento a favor de tomar más en cuenta a los ciudadanos, pues una vez concluida la ordenación o planificación urbanísticas propiamente dichas los cambios salen caros. En Wolfsburgo, para coordinar el diálogo con los usuarios, un departamento especializado ayuda en cada caso al departamento de construcción en cada planificación inmobiliaria. En la construcción de un instalación escultórica para patinaje callejero, por ejemplo, los arquitectos paisajistas municipales formaron un equipo junto con el negociado Juventud y proyectistas externos pertenecientes al estudio de Münster DSGN Concepts. Dos talleres públicos sirvieron para tener en cuenta en el diseño a los futuros usuarios y a sus ideas y preferencias. Con el fin de hacer de la participación elemento integrante de la cultura de la planificación urbanística, algunos estudios de arquitectura, como el de la arquitecta berlinesa Susanne Hofmann, han introducido nuevos enfoques metodológios y comunicativos. Su estudio, Baupiloten, se encargó de prestar asistencia preparatoria para la reforma del centro escolar de Hellwinkel (en Wolfsburgo) mediante talleres y simulaciones. Bien preparada, la participación puede lograr que para usuarios, funcionarios, planificadores y arquitectos construir vuelva a ser una tarea realizada en común.