Musulmanes en Alemania
“Soy una papa alemana”
Musulmanes en Alemania | Foto (detalle): © BMPPD
Ramadán, abstinencia de alcohol y pausas para rezar: los jóvenes musulmanes de Alemania viven su fe de modo muy diferente. Aquí nos cuenta cómo organizan su vida cotidiana y la manera en que reaccionan las personas que los rodean.
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Ahmed Aissa, 17, de Argelia, en Alemania desde hace dos años, vive cerca de Dortmund, aprendiz
No soy tan creyente… desde que estoy en Alemania habré ido tres veces a una mezquita. Pero las tradiciones como el Ramadán son muy importantes para mí. Sin embargo, a veces es bastante difícil, porque acá los compañeros no ayunan. Durante el último Ramadán, todos los viernes pedí pizzas y hamburguesas para ellos, pero yo no podía comer. De todos modos, lo que me parece estupendo y muy agradable es que ellos aceptan que yo ayune o que no tome alcohol. Ni siquiera mordisquean el pan o tocan sus almuerzos sin preguntarme primero si me parece bien. Para el final del ayuno siempre me encuentro con amigos de Argelia y Marruecos. Tomamos té y cocinamos juntos. -
Shafi Khan, 20, nacida en Alemania de padres paquistaníes, vive en Offenbach, estudiante
La religión determina todo en mi vida: mi actitud ante la vida, mi modo de vivir y mi vida cotidiana. Por ejemplo, uso turbante y rezo varias veces al día. Para mí eso no es un impedimento sino libertad: yo misma decido si sigo los mandamientos de mi religión y decido hacerlo. En la escuela usaba los recreos y ahora, en la universidad, hasta hay un salón para rezar. Precisamente como musulmana le doy importancia a una conducta ejemplar e intento ponerla en práctica todos los días. Desde que estoy en la universidad, he escuchado varias veces observaciones despectivas sobre mi aspecto. Me sorprendió, en la escuela nunca tuve la sensación de que otros me consideraban rara por mi religión. Pero no lo tomo como algo personal y la mayoría de las veces lo ignoro, pues estoy muy satisfecha en Alemania. -
Janin Bassal (izquierda), 23, nacida en Alemania de padres libaneses, vive en Maguncia, estudiante, líder juvenil de la Asociación de Niños y Niñas Scouts Musulmanes de Alemania (BMPPD)
La fe es mi guía y determina toda mi vida cotidiana. Ya los cinco rezos diarios organizan todo el curso del día. Pero lo que más me marca son los valores: en todo intento ver algo positivo y no olvidarme de reír. Entre los scouts me siento bien: allí no se hace ninguna distinción entre las confesiones o las nacionalidades. Ese es el tipo de convivencia y cooperación que yo desearía que hubiera en todo el mundo. Por otro lado, en Alemania nunca me sentí excluida o discriminada por ser musulmana. Desde ya, siempre hay chistes sobre los típicos prejuicios y las estructuras familiares. Pero a veces resulta ser cierto y quien no puede reírse de eso también será culpable si el mundo sucumbe a la intolerancia y al odio. -
Hibba Kauser, 18, nacida en Alemania de padres paquistaníes, vive en Offenbach, delegada en el consejo estudiantil de Hessen y militante de la organización juvenil del Partido Socialdemócrata
El que yo sea musulmana no influye en la conducta de los otros hacia mí. Más bien, las personas me juzgan por mi conducta, mi carácter y mi personalidad y no sobre la base de mi fe. La fe es importante para mí pero mi visión es menos estricta que la de mis padres. Para mí es importante vivir como quiero. A quien me pregunte si me siento bien integrada, puedo decirle que nací y crecí aquí, de modo que soy como una papa alemana con raíces paquistaníes. Tuve una infancia muy bella en Brandeburgo y nunca pasé por experiencias de discriminación, ni siquiera en el este de Alemania. Hasta ahora siempre me he entendido bien con todos y he tenido diálogos fructíferos sobre religión y diferentes visiones del mundo. -
Ilias Saddouk, 24, de Marruecos, viven en Monheim am Rhein, comerciante, líder juvenil de la BMPPD
La religión se hace notar exclusivamente en mi vida laboral, porque ahí tengo compañeros cristianos. En Alemania me siento aceptado parcialmente. En el ámbito privado y en el trabajo advierto la actitud negativa hacia los musulmanes de algunos alemanes que han tenido alguna experiencia negativa con residentes extranjeros. Sin embargo, encuentro una aceptación directa en compañeros alemanes que tienen amigos de origen inmigrante. Cada vez es más evidente que mucha gente se deja influir por los medios y adopta una actitud negativa y distante respecto a los musulmanes. -
Roua, 18, de Siria, en Alemania desde 2011, vive en Bonn, estudiante
La religión es importante en mi vida, al fin y al cabo crecí con ella, pero no soy tan religiosa como mis padres. Los viernes a veces voy a la mezquita a rezar y estudiar. Como musulmana, en Alemania me siento igual que cualquier otra persona, no como una marginal ni nada parecido. Ahora hay tantos musulmanes… Y para mis amigos cristianos no es ningún problema. Sencillamente somos seres humanos, la religión es individual. Hago todo igual que los otros, excepto tal vez por el Ramadán. El ayuno, por supuesto, es difícil, pero al final del día uno disfruta la comida y el estar en familia. Mis amigos me visitan a menudo y algunos hasta han intentado ayunar conmigo. -
Bajel Isha Mirza, 16, nacida en Alemania de padres paquistaníes, vive en Offenbach, estudiante, delegada en el consejo estudiantil de Offenbach
Cuando en séptimo grado empecé a llevar turbante, distintos maestros me hicieron salir de la clase y me preguntaron si alguien me obligaba a cubrirme el pelo. Fue una experiencia muy negativa, porque me sentí juzgada a partir de prejuicios. La fe es una parte espiritual de mi ser, una especie de guía que me muestra qué camino tomar. Es un asunto muy personal en el que nadie puede meterse. Pero también tuve muy buenas experiencias. Gracias a mi actividad como delegada estoy muy bien integrada en la sociedad alemana y me siento muy bien aquí. Estoy muy agradecida a mi abuela y mis padres que se refugiaron en Alemania y pudieron darme una vida segura, algo que, como somos de la comunidad musulmana ahmadí, hasta el día de hoy es imposible en Paquistán. -
Vanessa Faizi (rechts), 22, aus Deutschland mit afghanischen Eltern, wohnt in Hofheim am Taunus, Studentin, Jugendleiterin beim BMPPD
Kann man Religion vom Alltag trennen? Die Religion ist die Haltung eines Menschen sich selbst, seinen Mitmenschen und natürlich Gott gegenüber; sie zeigt sich im Zusammenleben, in der Liebe, der Akzeptanz und der Gerechtigkeit. Vor allem durch meine ehrenamtliche Arbeit im BMPPD merke ich, dass der Islam derzeit eine große Rolle spielt und die Menschen nach Antworten verlangen. Es ist wichtig, sich nicht in eine Opferrolle zurückzuziehen. „Achte nicht auf die Menschen, die dich kritisch beäugen, Vanessa. Fokussiere dich auf die Menschen, die dich als Bereicherung sehen.“ Das sage ich mir immer wieder, und das sollte auch das Ziel sein: Gutes tun!