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El “estilo Bauhaus” en Suramérica
Entre mito y realidad

@ Juan Camilo Roa, 2018.
@ Juan Camilo Roa, 2018.

Se habla a menudo de la inmensa influencia de la escuela alemana en todo el planeta, también en Sudamérica. ¿Pero cuánto de verdad tiene esta afirmación?

En el año 2019, cuando se celebran los cien años de la fundación de la Bauhaus, se habla a menudo sobre el alcance global de la Bauhaus y se generaliza sobre la importancia y relevancia de la escuela en diferentes contextos, también el suramericano. Sin embargo, es necesario diferenciar de manera más detallada esa supuesta influencia, ya que ni las ideas pedagógicas, las ideas respecto al diseño de objetos ni, concretamente, las teorías arquitectónicas propagadas por la Bauhaus, encontraron un eco directo y homogéneo en toda Suramérica.

Las ideas de la Bauhaus despertaron gran interés y encontraron realización directa en países como Chile y Argentina por varias vías: a través de personas que estudiaron en la Bauhaus en Alemania, como Santiago Larraín o Tibor Weiner; de los mismos “Bauhäusler” que emigraron o visitaron Suramérica, por ejemplo Josef Albers y Walter Gropius; o a través del intercambio de ideas, entre otros entre Gropius y la escritora argentina Victoria Ocampo. En cuanto a la práctica de la arquitectura se reconoce la influencia de la Bauhaus en edificios como el hoy lamentablemente ruinoso restaurante parador Ariston, construido por Marcel Breuer entre 1947-48 en Mar del Plata, Argentina. Sin embargo, también se tiende a generalizar y a denominar muchas construcciones con ciertas características con el apelativo de “estilo Bauhaus”. Este texto apela a un examen más diferenciado de la influencia de la Bauhaus en Suramérica. Concretamente en el contexto de la práctica arquitectónica, quiere contribuir a cuestionar el paradigma del mito del “estilo Bauhaus” en Suramérica.

Cubos blancos, techo plano: ¡Bauhaus!

La idea de la existencia de algo como un “estilo Bauhaus” en la arquitectura suramericana tiene que ver con la utilización de un lenguaje depurado y es utilizado para denominar construcciones creadas desde la década de 1920, incluso hasta hoy. Con un “estilo Bauhaus” se relaciona principalmente la utilización de volúmenes cúbicos blancos y de un techo plano, la transparencia y la poca o nula implementación de ornamento.

No obstante, por una parte, no existe un consenso sobre la existencia de algo como “un estilo Bauhaus”, menos si se tiene en cuenta que la Bauhaus en sus distintas fases y con todas sus contradicciones y facetas se negaba a definirse a si misma como un “estilo”. El primer director de la escuela, Walter Gropius, afirmaba que la apariencia de un edificio debía resultar de la “Wesensforschung”, es decir de la investigación de la función específica a la que iba a estar destinado un objeto, en este caso concreto un edificio. Este precepto encuentra una de sus realizaciones en el edificio mismo de la Bauhaus, construido en Dessau en 1926 por Gropius. En esta famosa obra –y a pesar de todas las críticas contemporáneas sobre su verdadera funcionalidad y transparencia– se diferencian las cinco funciones contenidas en el edificio, ya claramente en la fachada. Según Gropius, el edificio se debía desarrollar como un organismo de adentro hacia afuera. Así, la apariencia de distintos edificios sería diferente, dependiendo de su función. Si se tiene presente el rechazo del concepto de “estilo” por la Bauhaus misma, entonces la idea de la existencia de un “estilo Bauhaus” como tal, supuestamente existente en Suramérica, es cuestionable.

No todo edificio cúbico blanco y sin decoración en Suramérica es automáticamente inspirado por la Bauhaus. La Bauhaus, tanto como los planteamientos de otros arquitectos y movimientos artísticos en Europa y Estados Unidos desde finales del siglo XIX, aparece en el contexto de un rechazo a la imitación de las formas del pasado y la realización de diferentes ideales. Si bien las ideas de la Bauhaus sin duda llegaron a Suramérica, no todas lograron ser realizadas de modo acorde a los planteamientos de la Bauhaus.

Un ejemplo desde Colombia: la Ciudad Universitaria

En este contexto se puede hablar del caso concreto del arquitecto alemán Leopold Rother (1894-1978). Rother huyó del régimen nazi; decidió emigrar a Colombia en mayo de 1936. En julio de 1936 fue contratado para construir un nuevo campus y varios edificios para la nueva Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá. Se trata de un proyecto que Rother denominaría como el “más importante de su vida”.

A menudo se comparan los edificios concebidos por Rother para la Ciudad Universitaria con los edificios de la Bauhaus en Dessau, en especial en lo que concierne a la reducción a los cuerpos blancos y el juego con los diferentes volúmenes. En el caso de las residencias estudiantiles, la implementación, por parte de Rother, de una planta irregular y la utilización de balcones se compara con las residencias estudiantiles del edificio de la Bauhaus en Dessau. Sin embargo, en los dos edificios para las residencias estudiantiles de la Universidad Nacional la irregularidad de la planta no resulta de la diferenciación de las funciones, como fuera el caso del edificio de la Bauhaus, sino de motivaciones estéticas y de diseño. Ambos edificios tienen la misma planta invertida, que se articula sobre un eje de manera simétrica. Aunque en la fachada se reflejen algunas de las funciones de su interior –en especial la articulación demostrativa de las escaleras– esto no significa que los edificios fueran desarrollados desde su función.

Rother no estudió en la Bauhaus, pero sí llegó a Colombia empapado de las ideas de la Bauhaus y sus enfoques modernos. Entre sus actas como profesor de la Universidad Nacional se encuentra una copia de la planta del edificio de la Bauhaus, a la que Rother llama “un importante ejemplo para el arte moderno”. En la construcción de los primeros edificios de la Ciudad Universitaria sí se encuentran reminiscencias de los edificios de la Bauhaus en Dessau en sus fachadas, pero detrás de ellos se esconden construcciones tradicionales. Son edificios cuyo aspecto no es motivado desde su función.

Si bien las ideas de la Bauhaus pudieron encontrar un eco, se enfrentaron también a condiciones difíciles en un medio específico, así como a un panorama arquitectónico en el que se conjugaban complejamente muchos aspectos de tradición y una incipiente modernidad con muchas vertientes. Es necesario revisar el mito de la gran influencia global de la Bauhaus y de conceptos como “estilo Bauhaus”, especialmente en la celebración de los cien años de la fundación de la escuela.

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