Frontera interalemana
“Lugar de la memoria y la esperanza”
La antigua frontera interalemana, que separaba la República Federal y la República Democrática Alemana, hoy es un espacio natural que, bajo el nombre de "Grünes Band" (Cinturón Verde), atraviesa todo el país. El biotopo ofrece a la flora y fauna un nuevo hogar y al mismo tiempo da testimonio de una historia llena de conflictos.
El pequeño tren local avanza despacio hacia la antigua fábrica de papel traqueteando por el verde paisaje de Blankenberg, en el Estado de Turingia (Thüringen). Las estrechas vías corren a lo largo de la antigua frontera interalemana. En los tiempos de la división del país, el lugar no era tan apacible como ahora, recuerda el maquinista. “En esa época me tenía que arrodillar y usar una vara larga para ver si había minas”, dice. Eran los años ochenta y él cumplía su servicio militar en el ejército de la socialista República Democrática Alemana
Alguna vez la Cortina de Hierro se extendió atravesando todo el país, desde el Báltico hasta Baviera en el sur. Cercos de metal, primero dotados de minas y luego de dispositivos automáticos de disparo, aseguraban la franja fronteriza. Se calcula que entre la división y la reunificación de 1989 murieron allí varios cientos de personas en el intento de abandonar la RDA hacia el oeste.
Hoy la naturaleza ha recuperado el antiguo sector fronterizo, que de norte a sur serpentea convertido en la Grünes Band (Cinturón Verde) a lo largo de 1393 kilómetros. Durante décadas ese lugar no podía pisarse sin autorización y así se convirtió en un refugio para gran variedad de plantas y animales raros y amenazados. Actualmente, grandes extensiones de la franja se encuentran protegidas y brindan una combinación única de naturaleza, historia y cultura.
En la "Grünes Band", una antigua torre de vigilancia de los guardias fronterizos de la RDA ha quedado rodeada por la naturaleza en el paso de Marienborn. Este lugar era el puesto de control más grande e importante de la frontera interalemana y se utilizaba sobre todo para el tráfico hacia Berlín Occidental. | Foto (Detalle): © picture alliance/Frank May
Contactos tempranos entre conservacionistas
La "Grünes Band" de Turingia y Baviera, cerca de Mitwitz, el lugar donde nació la idea de la "Grünes Band". | Foto (Detalle): © Otmar FugmannDe gran importancia resultó la colaboración de Hubert Weiger, presidente del Bund für Umwelt- und Naturschutz Deutschlands (BUND) (Federación Alemana para el Medioambiente y la Conservación). Hasta el día de hoy, la asociación, que desarrolló el concepto de la Grünes Band, sigue adquiriendo o permutando terrenos de la antigua región fronteriza, que luego se transforman en biotopos.
La idea de preservar como reserva natural la antigua zona fronteriza surgió en 1989, inmediatamente después de la caída del muro. Weiger, oriundo de Alemania Occidental, ya había establecido contactos con ambientalistas de la RDA. Cuatro semanas después de la apertura de las fronteras, el BUND convocó a un encuentro general. Cuatrocientos participantes llegaron entonces a la localidad de Hof, en Baviera. “Ahí surgió el nombre de Grünes Band”, cuenta Weiger.
La realización del plan no fue fácil: “Por lo visto, es más fácil construir fronteras que desmontarlas.” Una propuesta alternativa pronto fue archivada. Esta preveía la construcción de una autopista en el área fronteriza. En lugar de eso, desde hace años que los ambientalistas reciben el apoyo del Bundesamt für Naturschutz (BfN) (Oficina de Protección de la Naturaleza). En un estudio, la Bfn comprobó la singularidad de la antigua frontera en su calidad de equilibrado cinturón de valiosos biotopos y ha invertido hasta 2019 alrededor de 56 millones de euros para numerosos proyectos en diversas regiones. A esto se sumaron subsidios y estímulos de los estados federados.
Idilio lleno de conflictos
La tarabilla norteña es una de las especies características de la "Grünes Band". En la foto, el ave usa una de los postes fronterizos como lugar de canto. | Foto (detalle): Thomas StephanEl ancho máximo de la antigua franja fronteriza es de doscientos metros. Allí se han instalado más de cinco mil doscientas especies animales y vegetales, entre ellas por lo menos mil doscientas que, según la Lista Roja, están en peligro de extensión. Aquí, la sombría historia se vuelve visible a cada paso. Algunas de las casi seiscientas torres de vigilancia se han conservado y permiten entrever el severo régimen de la frontera. Pero donde antes patrullaban los guardias hoy turistas realizan caminatas o andan en bicicleta.
Pero el supuesto idilio no es tan pacífico. Por un lado, surgen conflictos porque los políticos comunales o los productores rurales no quieren prescindir de ese valioso suelo. En efecto, no todas las áreas están protegidas: a lo largo de 170 kilómetros el trazado de la frontera ya no es reconocible, entre otros motivos, porque las superficies se usan para el cultivo. “Cubrir esos huecos es un gran desafío para el futuro”, afirma Uwe Rieken, director de la sección encargada de la Grünes Band de la BfN.
Pero también hay conflictos menores que generan polémica en torno a la frontera verde. Esto lo sabe bien Peter Ebertsch, alcalde de la localidad de Tettau, en Turingia. Su idea era instalar una vía para bicicletas en la zona fronteriza y sólo pudo hacerlo después de largas discusiones con los ambientalistas, que temían que el proyecto causara una grave división dentro del biotopo. Al final, Ebertsch pudo convencer con su propuesta.
Protección de la naturaleza más allá de la frontera
Hoy, la Grünes Band es también símbolo de una colaboración internacional en lugares donde antes la Cortina de Hierro imponía una separación. Por ejemplo, Baviera trabaja de modo estrecho junto con el vecino país de la República Checa en la protección de la naturaleza. “Para nosotros, la Grünes Band es un lugar de la memoria y de la esperanza”, dice el ministro de medio ambiente de Baviera, Thorsten Glauber. “Nos da una oportunidad única para conservar la diversidad biológica de Europa.” Una frontera de 364 kilómetros conecta a Baviera con la República Checa. En los próximos seis años, ambas partes cooperarán bajo la dirección del Parque Nacional de Šumava en la protección de las turberas y el clima, explica Vladimir Mana, viceministro de la administración checa.
Hubert Weiger participó desde el comienzo: el 9 de diciembre de 1989, en la localidad de Hof, en Oberfranken, tuvo lugar el primer encuentro de ambientalistas provenientes de Alemania Occidental y Alemania Oriental. Allí nació la iniciativa de conservar la "Grünes Band" (de izq. a der.: Walter Hiekel, Kai Frobel, Werner Westhus, Nanne Wienands, Udo Benker-Wienands, Hubert Weiger, Rainer Haupt). | Foto: © Ernst Sammer