Alfabetización mediática contra la manipulación
¿Qué pueden hacer las bibliotecas contra las noticias falsas?

El futuro de las bibliotecas
El futuro de las bibliotecas | © raumlaborberlin por encargo de Kulturprojekte Berlin

La crítica opina que las bibliotecas no están bien preparadas para la lucha contra las noticias falsas o fake news. Quizá se las elogió prematuramente como baluartes de esa lucha. Sin embargo, si aprovechan las redes e internet, las bibliotecas podrían actuar contra la la información manipulada.

De Samira Lazarovic

Y con ustedes, el póster de “How To Spot Fake News”, editado por la IFLA (International Federation of Library Associations and Institutions), traducido a casi cuarenta idiomas y, a menudo, citado como ejemplo de la nueva alfabetización mediática que llevan a cabo las bibliotecas, aunque también pirateado... Eso es al menos lo que piensa el bibliotecólogo M. Connor Sullivan.

En su ensayo Why Librarians Can’t Fight Fake News (Por qué las bibliotecas no pueden luchar contra las noticias falsas), publicado en marzo de 2018 en el Journal of Librarianship and Information Science, Sullivan deja clara su postura, justo los bibliotecarios no son las personas indicadas para tal tarea, tal y como se esperaba en los últimos años. Según Sullivan, el problema no radica en que la mencionada infografía de la IFLA derive de un artículo de FactCheck.org del año 2016, sino en que el saber de las bibliotecas respecto a la desinformación y las noticias falsas se queda en la superficie.

Los algoritmos como adversarios y aliados

Es decir, las bibliotecas siempre se quedarán rezagadas, si siguen pensando que solo las páginas web de diseño poco profesional y descuidado pueden identificarse como falsificaciones. De esta manera, se pasa por alto uno de los mayores problemas que presentan las noticias falsas en la actualidad, la capacidad de copiar de forma fraudulenta fuente oficiales a la perfección, dice Sullivan.

En efecto, durante las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de 2016 quedó patente que las posibilidades  tecnológicas de manipulación han alcanzado nuevas dimensiones, sobre todo en las redes sociales. Ergo, la forma de solucionar el problema deberá de ser en gran parte también tecnológicamente. A grandes figuras del sector como Ryan Holmes, fundador de la plataforma de gestión de redes sociales Hootsuite, les gustaría garantizar que en el futuro las redes sociales controlasen mejor sus contendidos.

¿Qué efecto tienen las noticias falsas?

Según Sullivan, las bibliotecas además carecen de una comprensión consecuente sobre qué es exactamente la información manipulada y cómo influye en la actividad cerebral. Hasta ahora, las bibliotecas habían presupuesto que la mejor herramienta para combatir las noticias falsas era la difusión de información verdadera. Pero “la información buena” no llega de nuevas a un espacio limpio y en blanco, sino que deben imponerse a las noticias falsas ya arraigadas en el cerebro. Los investigadores han descubierto que tamaña empresa es una tarea sumamente difícil. Si la información manipulada ha fortalecido convicciones preestablecidas, un intento de corrección puede producir el llamado efecto backfire, porque los hechos que no se corresponden con nuestras opiniones terminan por afianzarlas.

Otro obstáculo lo constituye el hecho de que el término “noticia falsa” está de moda, cuando se refiere a fenómenos distintos: reúne tanto noticias completamente inventadas como aquellas que, por motivos políticos, distorsionan una información veraz. A lo que se le suma las supuestas opiniones basadas en hechos supuestamente reales, y la clásica “metedura de pata” periodística, informaciones erróneas causadas por una simple equivocación o descuido.

De nuevo entra en juego el factor humano y con él las bibliotecas y los bibliotecarios. La información es un producto basado en la confianza, especialmente cuando se trata de cuestionar convicciones preexistentes. Sin subestimar el hecho de que en las bibliotecas se dispone del conocimiento básico sobre cómo procesar y verificar la información.

que el conocimiento circule en la red

Por supuesto, antes de difundir cualquier alfabetización mediática, los mismos  bibliotecarios deberían adquirirla. Pero tampoco se trata de una tarea individual, sino de toda la red: “Necesitamos diferentes tipos de bibliotecarios”, dice Nate Hill del Metropolitan New York Library Council, a raiz de una entrevista con el Goethe-Institut. Al mismo tiempo, otras disciplinas, como el periodismo, podrían sacar provecho del conocimiento de las bibliotecas. En este sentido, según la visión de Hill, la conservación y el cuidado de cualquier archivo es una herramienta indispensable en la lucha contra las noticias falsas.

El International Research & Exchange Board, IREX, ha demostrado, gracias a un impresionante proyecto llevado a cabo en Ucrania, cómo funcionaría el intercambio de saber de forma efectiva. Como reacción a la propaganda financiada por Rusia, esta organización internacional sin fines de lucro instruyó primero a las bibliotecas y, en última instancia, a un total de quince mil ucranianos de qué manera se puede neutralizar la manipulación corroborando fuentes y reconocer opiniones y difamaciones pagadas, y fotos y videos falsos.

Es cierto, las bibliotecas no están equipadas de por sí para combatir las noticias falsas, pero las condiciones para que en dicha batalla se puedan utilizar medios cada vez más eficaces sí que están dadas.

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