CO2lonialismo
¿Qué tiene que ver el colonialismo con la justicia climática?
La primera vez que me puse a considerar los efectos de la crisis climática, mi visión del problema era muy limitada. Tenía la impresión de encontrarme ante un gigantesco problema de cálculo: cómo –mediante la reducción de emisiones– evitar, en cualquier circunstancia, que en 2100 la temperatura se haya incrementado en 1,5 grados centígrados. Pero no tardé en darme cuenta de que un problema de matemáticas de clase no es equiparable ni comparable con la crisis climática. Porque si queremos salvar nuestro planeta, tenemos que afrontar también cuestiones de justicia social y derogar estructuras co2loniales e imperialistas.
De Matilde Alvim
Tras el término “justicia climática” se encuentra la idea de que tal cosa tiene una responsabilidad esencial en la crisis climática global que estamos viviendo. Se trata, por una parte, de grandes corporaciones multinacionales que explotan combustibles fósiles y, por otra, de bancos y gobiernos que toman parte en dichos procesos. El único interés de estos global players, procedentes mayormente de Europa y los EE. UU., es una economía orientada al beneficio que genere riqueza y poder sin guardar consideraciones a las personas ni al medio ambiente. El asunto, así descrito, ¿te suena extrañamente familiar? El capitalismo tiene sus raíces en el colonialismo, gracias al cual los estados europeos lograron conseguir la hegemonía territorial y económica y acumular riqueza. Puede que el colonialismo haya dejado de existir formalmente, pero en la realidad simplemente encontró vías para camuflarse con destreza.
Cómo una campaña llamó la atención
Utilizamos el término “CO2lonialismo” para referirnos al colonialismo fósil. A muy grandes rasgos, con esta denominación se designa la explotación de combustibles fósiles en el Sur Global, practicada por empresas del Norte Global. Son actividades que favorecen la catástrofe climática y mantienen en marcha el modelo extractivo colonial. Un ejemplo al respecto es Cabo Delgado, en Mozambique. La región, que posee gas natural de origen fósil, se ha visto asolada los últimos años por medidas extremas de militarización, ataques terroristas y catástrofes climáticas. Además de ello, las comunidades asentadas allí han sido obligadas a abandonar su territorio. Según el gráfico publicado por el colectivo internacional de activistas Gastivists, los principales culpables de este caos político son aseguradoras, empresas y bancos europeos en el ejercicio de sus pretensiones sobre esta reserva de gas, la novena mayor del mundo. Entre los causantes aparece en ocasiones la empresa portuguesa de combustibles fósiles Galp, el banco portugués Millennium BCP y la constructora portuguesa Mota-Engil.Los medios de comunicación portugueses informaron exhaustivamente –tras los ataques terroristas de marzo– sobre la situación en Cabo Delgado. Sin embargo, el debate público resultante dispensó poca atención a la responsabilidad de Galp en el asunto. Poco tiempo después –corría ya abril de 2020–, Climáximo emprendió junto con otras organizaciones la acción Galp Must Fall. La iniciativa sacaba a plena luz las actuaciones colonialistas de Galp tanto en Mozambique como en otras antiguas colonias portuguesas. Participando en esta acción me di cuenta de lo importante que era el enfoque anticolonial a la hora de congregar a muchas personas distintas para una “tormenta en Twitter” e increíbles directos en Instagram con artistas procedentes de los países PALOP (estados africanos cuya lengua oficial es el portugués, ed.). El llamamiento a la Huelga Digital fue un vídeo movilizador realizado por FFF en colaboración con Justiça Ambiental Mozambique. En el vídeo, la activista Kate explica: “En Mozambique, las comunidades de Cabo Delgado se enfrentan a la empresa Galp, que quiere explotar el gas de su país. Este proyecto extractivo y colonial no puede seguir adelante. JA! Reclama la restitución de los derechos de estas colectividades y de la naturaleza”. El 1 de abril de 2021 aparecieron en Lisboa carteles falsificados de Galp con el rótulo “Nuestro futuro es el Co2lonalimus”. Formaban parte de la campaña Clean Gas is a Dirty Lie de los Gastivists, en la que participaban también organizaciones de Mozambique como JA!, que dejaban patente qué papel asume Galp en la crisis climática.
Solidaridad con el Sur Global
Pero no solo en Mozambique puede percibirse el colonialismo del C02. Las estructuras de este colonialismo tiene que pulverizarlas la población del Sur Global contando con toda la solidaridad de la del Norte Global. En el Foro Social Mundial de enero de 2021, presenté el Acuerdo de Glasgow junto con Jawad Moustakbal de ATTAC/CTDM Marruecos. En la presentación, mi compañero dijo: “Nuestra misión como personas del Sur Global no consiste solamente en alcanzar el mismo nivel que la denominada ‘sociedad occidental moderna’, sino, sobre todo, subsanar y superar los problemas creados por la civilización occidental. Es tarea nuestra prestar apoyo a otras personas del Sur Global (...) y transmitirles nuestros conocimientos tradicionales acerca de la convivencia de unas personas con otras y con otros seres vivos de la tierra”.Y así fue cómo, a medida que iba avanzando en el activismo, fui comprendiendo cada vez con más claridad la estrecha interdependencia entre las estructuras del capitalismo y del colonialismo. Siendo una activista del Norte Global, considero nuestro deber demostrar solidaridad con las organizaciones que luchan por lograr justicia para sus comunidades.
En el siguiente artículo del blog, Belén y Carmen examinarán más de cerca el tema “refugiados climáticos del Sur Global”. Se trata asimismo de cuestiones que no es posible considerar sin referirse al colonialismo.
En la tercera entrega de Blog, Engage, Act!, nuestr*s bloguer*s se esfuerzan por dirigir su atención a los movimientos. ¿Qué se necesita para que haya diferencias y puntos en común? ¿Cómo puedo concienciar de las injusticias de nuestro mundo? Y antes que nada: en un mundo dominado por desigualdades, ¿cómo pueden tomar la palabra las personas afectadas?