Entre el racismo y las expectativas más absurdas: varias películas de la sección “Panorama” indagan en las miradas postmigrantes sobre Alemania
De Philipp Bühler
Alemania es un país de inmigrantes. A esto y no a otra cosa alude el aparentemente complicado concepto de la “postmigración”, que justamente no se refiere sólo a las personas con antecedentes migratorios, sino la inmigración como un hecho consumado que concierne a la sociedad en su conjunto. En el cine, el teatro y la literatura se reflexiona tan poco acerca de esta obviedad como en la política. Por eso, en 2020 se ha enfocado de manera particular el tema de las “miradas postmigrantes” en toda la Berlinale y, especialmente, en la sección Panorama. ¿Qué se siente haber nacido en Alemania, pero sin pertenecer del todo aún? ¿O seguir sintiéndose así, a pesar de haber superado ya hace mucho esta etapa de no-pertenencia?
¿sólo PARANOIA?
Es precisamente ese sentimiento difuso el que Visa Moina escenifica en
Exil (Exilio). Xhafer, encarnado por el actor alemán Mišel Matičević, nació en el Kosovo, igual que el director, pero hace mucho que se ha arraigado en Alemania: trabajo, familia, hogar. No obstante, sigue sintiendo que sus colegas lo evaden. Lo ignoran, al mismo tiempo que parecen no quitarle los ojos de encima. Al parecer, incluso lo excluyeron de importantes listas de distribución por correo electrónico. ¿Es racismo? Nora, su esposa alemana, interpretada por Sanda Hüller, cree que son meras alucinaciones. Quizá Xhafer simplemente no le resulte tan simpático a la gente. Y el brillante concepto de la película radica en que Nora realmente podría tener razón. Xhafer no es ningún santo. Pero incluso en su paranoia es posible reconocer la profunda semilla de un problema social. En sus mejores momentos, el thriller que Moina escenificó de manera opresivamente claustrofóbica pareciera una versión alemana de la película
Caché, de Michael Haneke.
joven, gay y hedonista
La imagen decididamente más alegre de una nueva generación nos la proporciona Faraz Shariat con
Futur Drei (Futuro Tres). Su héroe Parvis (Benjamin Radjaipour) es joven, gay y refrescantemente hedonista. Sin embargo, en todas partes, sea en fiestas o en citas de Grindr, una y otra vez se ve confrontado con su origen iraní. Parvis nació en Hildesheim pero, ¡who cares! En conversaciones que sostiene con su primer amor Amon y con Banafshe, la hermana, reflexiona, a veces lleno de dudas, a veces con sorna, sobre el origen, la lengua y la identidad, pero también sobre las absurdas expectativas de los nativos. En la película, ágilmente editada, están montadas viejas escenas de los padres de Parvis, que cuentan una historia que vale por si misma de inmigración iraní a Alemania. Los actores del video son los propios padres de Shariat: una idea fabulosa, y la mejor declaración posible sobre el tema integración.