Dedicada a los que salimos de la norma
"El Prófugo" por Natalia Meta
El prófugo, la película México-Argentina que se presenta en la Berlinale 2020, es un thriller. Si nos aventuramos más podemos incluso decir que se trata de un thriller de sentimientos.
De Erick Estrada
Las razones son varias: En primer lugar es la historia de Inés, una actriz de doblaje, alguien que debe entregar algo de su alma a los personajes a los que presta voz. En segundo lugar es la historia de la misma Inés, también una mujer que tratando de dar sentido a su vida, a lo que le han dicho que es lo “normal” y después de una tragedia que la parte en dos, tiene la posibilidad de rehacerla saliendo de “las reglas”.
Estamos frente a una historia que aplaude justo a alguien que para vivir está obligada a transitar entre realidades y ficciones y que es la misma persona que tras el trauma que la golpea, busca cumplir su sueño de amor, de felicidad y de tranquilidad explorando las fronteras entre las pesadillas y los sueños. En la grieta de todo la directora Natalia Meta, que es también la autora del guión, elabora esta búsqueda de la felicidad con apenas los elementos visuales suficientes para sumergirnos en la intriga sin inyectar desesperación.
Pero no todo es miel sobre hojuelas
En esa casi humildad narrativa buena parte de la prensa mundial que la vio en el mediodía de este viernes en la Berlinale se dejó sentir un poco perdida. “¿Vimos la historia de una mujer que enloquece sin que los medicamentos legales puedan hacer nada por ayudarla?” “¿Vimos la historia de una mujer que tras un evento traumático se deja caer en su propio abismo, quizá luminoso, quizá cariñoso, pero abismo al final?” Esas eran algunas de las preguntas que se escucharon al final de una función en la que algunos desertaron y otros salieron con dudas serias sobre la postura de la película.
La protagonista de "El Prófugo" transita entre realidades y ficciones | © Rei Cine SRL, Picnic Producciones SRL Una postura visual más atrevida habría ayudado mucho a la película a entregar más claramente un mensaje, como también se escuchó en los pasillos del Berlinale Palast al término de la función. Pero si esa hubiese sido la decisión de la directora Natalia Meta es también muy probable que la película nos hubiese dejado con pocas preguntas, ya sean sobre la salud mental de Inés, sobre su salud emocional o sobre si estamos todavía reacios a ver mujeres liberadas en las historias y llamarlas enloquecidas solamente por haberse quitado los grilletes.