Sobre la historia, el tiempo y Berlín
"Undine" de Christian Petzold
Christian Petzold se acerca a la leyenda de las damas en el agua y la dota de un amor trágico y al mismo tiempo iluminador.
De Erick Estrada
En su versión de Undine (esos entes femeninos que están condenados a volver al agua tan pronto como completan su trágico destino), ella es una chica a la que la traición la separa de quien ella creía era su verdadero amor. El agua, sin embargo, le entrega la liberación al conocer a un hombre acuático como ella, un buzo industrial enamorado de la inteligencia de esta mujer. Desde ahí parten todavía más capas de lectura en una historia de amor y desamor tan vital como centrada, tan emocional como espiritual y tan real como ensoñadora.
Undine está casi condenada a romper (de hecho, las fracturas y las grietas son lo suyo). Es historiadora y conoce a la perfección la historia de Berlín. Christoph, su nuevo enamorado, cura, alivia las grietas submarinas de la ciudad de Berlín que Undine conoce tan bien. Su destino parece sellado cuando se dan cuenta que su relación es casi perfecta, la de la rotura y la sanación en un círculo casi virtuoso.
La relación de los enamorados en "Undine" se transforma casi en una persecución.
| © Hans Fromm / Schramm Film
Pero la tragedia es parte de lo romántico
Y Petzold lo sabe. La relación de los enamorados poco a poco se traspasa a sí misma y se transforma casi en una persecución. ¿Ella es la historia que rompe y degrada? ¿Berlín como ciudad y como ente ha sido presa de esa historia? ¿Christoph es el tiempo que borra las cicatrices y entrega nuevas formas? ¿Él hace este trabajo con la siempre cambiante Berlín?
Al ver el discurso de Petzold podríamos decir que sí y es entonces cuando la película además de ser una declaración de amor al amor se convierte también en un pequeño canto a lo que Berlín ha vivido y sufrido. Pero es también un canto de esperanza a todo lo que está por llegar a ella.