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75. Berlinale 2025
Arte cinematográfico, cultura del debate y una jefa nueva

Elle Fanning y Timothée Chalamet en „A Complete Unknown“ (Like a Complete Unknown). Director James Mangold
A Complete Unknown (Un completo desconocido). Dirección: James Mangold | Foto (detalle): © 2024 Searchlight Pictures All Rights Reserved

Para el 75º aniversario de la Berlinale, Tricia Tuttle apuesta a una probada combinación de cine arte de autor y estrellas internacionales. Pero además de las películas, también los debates políticos están en el ADN del festival.

De Ula Brunner

Son altas las expectativas puestas en la nueva directora. A sus 54 años, Tricia Tuttle debe asegurar el futuro de la Berlinale y afirmar su papel en la liga de los festivales más importantes de Europa. No es una tarea fácil. En abril de 2024 recibió el cargo de manos de Mariette Rissenbeek y Carlo Chatrian, que todavía compartían la dirección artística y organizativa. Apenas si dispuso de un período de transición para preparar el 75 aniversario del -así reza el nombre oficial- Festival Internacional de Cine de Berlín. En todo caso, la estadounidense posee condiciones ideales: tiene conexiones internacionales, apuesta al trabajo en equipo y cuenta con una experiencia de decenios en festivales. El desafío es enorme, pero la expertise de Tuttle permite esperar que posicionará a la Berlinale como importante escenario de arte cinematográfico y de debates.

Lars Eidinger en la película inaugural de la Berlinale <i>Das Licht</i> (La luz). Dirección: Tom Tykwer

Lars Eidinger en la película inaugural de la Berlinale Das Licht (La luz). Dirección: Tom Tykwer | Foto (detalle): © Frederic Batier / X Verleih

En búsqueda del sentido y la normalidad

En la Competencia Internacional compiten por el Oso de Oro y el Oso de Plata 19 películas de 26 países. En el plano temático, muchas producciones giran en torno a la vida cotidiana y privada, en torno a la pregunta por el sentido y la pertenencia. Películas como Hot Milk (Leche caliente) de Rebecca Lenkiewicz o la producción austríaca Mother’s Baby (El bebé de mamá) de Johanna Moder, ilustran complejas relaciones de madre-hijo. En la roadmovie francesa Ari, Léonor Serraille envía a un joven maestro en busca de sí mismo. Dos mujeres y una chica secuestrada ocupan el centro del thriller chino Girls on Wire (Chicas en alambre) de Vivian Qu. Una de las pocas contribuciones que trata sobre conflictos políticos actuales viene de Ucrania: Timestamp (Marca horaria) de Kateryna Gornostai. Único documental de la competencia, muestra con mirada penetrante la vida cotidiana de maestros y alumnos durante la guerra.
Strichka chasu (Timestamp). Dirección: Kateryna Gornostai

Strichka chasu (Timestamp). Dirección: Kateryna Gornostai | Foto (detalle): © Oleksandr Roshchyn

Programa principal con mucho cine de autor

Dos producciones alemanas podrán ofrecer un consistente cine de autor: Yunan, del ucraniano Ukrainers Ameer Fakher Eldin se enfoca en un resignado exiliado árabe. Was Marielle weiß (Lo que Marielle sabe), la segunda película de ficción de Frédéric Hambalek, es una historia familiar tragicómica con Julia Jentsch y Felix Kramer en los papeles principales.
Georges Khabbaz y Hanna Schygulla en <i>Yunan</i>. Dirección: Ameer Fakher Eldi

Georges Khabbaz y Hanna Schygulla en Yunan. Dirección: Ameer Fakher Eldi | Foto (detalle): © 2025 Red Balloon Film, Productions Microclimat, Intramovies

Se recibieron más de 400 películas para participar en la competencia, pero están ausentes las grandes producciones de Hollywood. Los festivales de Cannes y Venecia parecen ser más atractivos para los estudios cinematográficos que la invernal Berlinale. También por esa razón Tuttle apuesta a una estrategia probada: el programa principal ofrece una fuerte presencia de cine de autor así como una equilibrada mezcla de nuevos descubrimientos y directores consagrados. Nombres como el del rumano Radu Jude, tan amigo de lo experimental, el estadounidense Richard Linklater o el coreano Hong Sang-soo (What Does That Nature Say to You (Lo que te dice esta naturaleza)) provocan la atención internacional. Jude, que recibió en 2021 el Oso de Oro por su ácida sátira social Bad Luck Banging or Loony Porn (Sexo desafortunado o porno loco), aborda en Kontinental '25 (Continental ‘25) conflictos morales. Blue Moon (Luna azul) de Richard Linklater, una película sobre el letrista Lorenz Hart, trae además a Berlín a estrellas mundiales como Ethan Hawke y Margaret Qualley.
Margaret Qualley y Ethan Hawke en <i>Blue Moon</i>. Dirección: Richard Linklate

Margaret Qualley y Ethan Hawke en Blue Moon. Dirección: Richard Linklate | Foto (detalle): © Sabrina Lantos / Sony Pictures Classics

De Tilda Swinton a Benedict Cumberbatch: estrellas visitan Berlín

Experimentada hacedora de festivales, Tuttle conoce la fuerza de atracción de las estrellas internacionales. Los fans y los cazadores de autógrafos pueden, pues, alegrarse: Jessica Chastain llega con la contribución mexicana Dreams (Sueños) (dirección: Michel Franco), que participa en la Competencia Internacional. Tilda Swinton estará en la apertura, ya que recibirá por su carrera el Oso de Oro de Honor. Timothée Chalamet vendrá con su retrato de Bob-Dylan, Like A Complete Unknown (dirección: James Mangold), y aportará glamour fuera de la sección Competencia. También Robert Pattinson (Mickey 17, dirección: Bong Joon-ho) y Benedict Cumberbatch (The Thing with Feathers (La cosa con plumas), dirigida por Dylan Southern) vendrán a Berlín para las funciones de gala.

La recién introducida Sección Perspectivas

Este año se exhibirán en el festival unas 200 películas y así Tuttle sigue con un programa de volumen moderado. Gran interés genera la nueva sección competitiva “Perspectives”, para óperas primas, en la que participan 14 producciones. Tuttle eliminó la sección “Encounters”, para producciones innovadoras, introducida por Carlo Chatrian. Es verdad que el estímulo a los nuevos talentos forma parte del festival, pero se plantea la pregunta: ¿es necesaria una sección especial?
Anton Franke en <i>Mit der Faust in die Welt schlagen</i> (Golpear el mundo con el puño). Ópera prima de la directora Constanze Klaue

Anton Franke en Mit der Faust in die Welt schlagen (Golpear el mundo con el puño). Ópera prima de la directora Constanze Klaue | Foto (detalle): © Flare Film / Chromosom Film

Desde siempre escenario de debates

La Berlinale, fundada en 1951 como “ventana al mundo libre”, fue desde el comienzo más que un festival de cine: resultó una señal política en medio de la Guerra Fría, un puente cultural. Hasta el día de hoy la Berlinale se concibe a sí misma como escenario de debates sociales y espejo de conflictos globales. Esa pretensión siempre entraña desafíos.

A lo largo de sus 75 años de historia, el Festival fue a menudo lugar de discusiones políticas, desde el revuelo en torno a o.k. de Michael Verhoeven, que llevó en 1970 a la primera y única cancelación del festival, hasta las controversias de la edición más reciente, la de 2024, cuando declaraciones sobre la guerra de Israel y Gaza desencadenaron una discusión sobre antisemitismo. Esas tensiones demuestran que ser un festival implica encontrar un equilibrio entre libertad de expresión y discurso respetuoso.
Marion Cotillard en la película de competencia <i>La Tour de Glace</i> (La torre de hielo). Dirección: Lucile Hadžihalilović

Marion Cotillard en la película de competencia La Tour de Glace (La torre de hielo). Dirección: Lucile Hadžihalilović | Foto (detalle): © 3B-Davis-Sutor Kolonko-Arte

En primer lugar: las películas

En la presentación del programa de este año, Tricia Tuttle enfatizó que su equipo consagró mucha energía para calmar las aguas sin poner en peligro el carácter abierto del festival: “La Berlinale tiene que seguir siendo un lugar en el que puedan discutirse diferentes perspectivas sobre los conflictos políticos”. Al mismo tiempo, advirtió que no se perdiera de vista lo esencial: las películas. Pues son las películas las que captan las realidades sociales, inauguran nuevas miradas y hacen de la Berlinale lo que es. En los próximos días se mostrará si el festival es capaz de realizar ese acto de equilibro: en la pantalla, en los debates y en el modo en que concilie arte, política y libertad de expresión.

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