Series alemanas en México
Oktoberfest: cerveza y sangre
La mentalidad tosca de los bávaros no le ha dado una reputación precisamente halagüeña a su estado frente al resto de Alemania. En su propia tierra tienen fama de ser un pueblo obstinado (y un poco testarudo); en el extranjero, son la caricatura plagada de clichés del "alemán" estereotípico. Sin embargo, tampoco es ningún secreto que muchos amantes de la cerveza en Estados Unidos y el resto del mundo le guardan un cariño particular a esta región de Alemania, conocida por sus tarros rebosantes. En Estados Unidos no disminuye la demanda de cervezas locales, en todos lados se celebran Oktoberfests como odas vulgares a Bavaria y los Biergärten brotan como hongos en la industria restaurantera, siempre en busca de la receta secreta de la hospitalidad bávara y esforzándose por reunir a propios y extraños en torno a este hogar común y convertirlos en una sola comunidad cervecera por medio de juergas. Sin embargo, los creadores de la cerveza negra fuerte no tienen ninguna competencia que temer. Junto con su arte cervecera, Baviera tiene una reserva casi inagotable de historias que contar, como demuestra con creces la obra cinematográfica de su enfant terrible, Rainer Werner Fassbinder.
De André Lavoie
Opulencia bávara en una atmósfera de ímpetu shakespeareano
El heredero más joven de esta tradición cinematográfica, Ronny Schalk, llega a enriquecer el paisaje de las series. Como uno de los autores de Dark, el titán del streaming transmitido por Netflix entre 2017 y 2020, Schalk reveló el potencial comercial de las producciones extranjeras en la plataforma estadounidense de streaming. Y Netflix tomó nota. Con Oktoberfest: cerveza y sangre, Schalk da el salto de la ciencia ficción distópica al drama histórico (aunque los tonos macabros se mantengan). El alto valor de producción de la miniserie en seis partes garantiza un entretenimiento sobrecogedor que mantendrá a los espectadores encadenados al sillón.El lúpulo de la ira
Pocas veces ha habido títulos tan reveladores. Lo contiene todo: escenario (Múnich), tema (cerveza) y género (Tarantino sin duda trazaría paralelos con su propia obra). Aunque no quiera ser una lección de historia de la cultura alemana, la ambientación de principios del siglo xx demuestra ser una fórmula atractiva, pues se sabe que esa época fue un capítulo turbulento de la historia de Alemania. Entre la industrialización que avanzaba a pasos agigantados; la apertura de las costumbres anquilosadas y un orden social estático; la menguante influencia de la alta burguesía ante el surgimiento de empresarios ambiciosos y de la creciente resistencia de los trabajadores contra la opresión capitalista, en Oktoberfest: cerveza y sangre no solo corre la cerveza.Los barriles empiezan a rodar con el elemento disruptor de un cervecero de Franconia, cuya llegada sacude la estructura del cártel de las grandes cerveceras muniquesas existente desde la fundación del Wiesn, el prado del alcohol, en 1810. ¿Qué se le perdió en Baviera a "El Prusiano"? La sociedad burguesa de Múnich solo siente desdén por Curt Prank (con una actuación sólida de Misel Maticevic), su extraordinaria confianza en sí mismo, su dinero y su preciosa hija Clara (Mercedes Müller), cuya mano incluso le ofrece a un competidor para llevar a cabo sus planes. Pues ese hombre tiene una visión: una ciudad cervecera que les ofrezca refugio a los 6000 asistentes al Wiesn y atraiga miradas curiosas mientras la cerveza corre a borbotones al ritmo de la música popular.
Su sueño no tarda en ser asediado desde todos los flancos por los caciques de las grandes cerveceras; por las pequeñas cervecerías tradicionales y sus familias trabajadoras (encarnadas de manera impresionante por la familia Hoflinger, cuyos personajes, con una mezcla de fuerza y locura, bien pudieron haber salido de la shakespeareana Romeo y Julieta), y por su hija Clara, que tiene un carácter rebelde y trae el diablo en el cuerpo. Gracias al apoyo de su institutriz, Colina (Brigitte Hobmeier, quien parece predestinada para representar a Hanna Schygulla en una biografía de Fassbinder) la joven sobreprotegida se convierte en una mujer fuerte, cuyo romance con el impetuoso Roman Hoflinger (Klaus Steinbacher) desemboca en una mezcla explosiva de sexo, embarazo, asesinato y mentiras (en su primer encuentro, no saben que pertenecen a familias rivales).
Tarros de cerveza y lucha de clases
Al igual que en cualquier obra de ficción que se preocupe por la autenticidad histórica al viajar al pasado, la trama aprovecha sucesos reales. De hecho, el personaje de Carl Prank está muy inspirado en el legendario posadero Georg Lang, quien logró la fama en Núremberg como el "Posadero Cocodrilo", mientras que el retrato de la época representa los cambios sociales y económicos correspondientes.Olvidemos por un momento que a causa de la pandemia de coronavirus no se bebe en Múnich. Normalmente, el festival atrae hasta 6 millones de personas en septiembre; en 2018 se despacharon 7.5 millones de litros de cerveza. El concepto de este evento espectacular fue moldeado por los imperios comerciales, cuyos fundamentos se describen de manera brillante en Oktoberfest: cerveza y sangre: el nepotismo de las poderosas cerveceras, la exclusión de los posaderxs molestos del Wiesn, la búsqueda de ganancias a costa de los pequeños puestos de cerveza. La serie parece en algunas partes una versión alemana de la comedia griega Lisístrata, de Aristófanes, pero en este caso las meseras no entran en huelga sexual, sino cervecera, para conseguir un mejor salario. Incluso la dueña del burdel, Gerdi, quien tiene que cargar con su difícil pasado, se convierte durante un instante en Rosa Luxemburgo.
La sangre es más densa que la cerveza
La madre del clan Hoflinger, representada por Martina Gedeck (La vida de los otros, El complejo de Baader-Meinhof) con su particular e intensa presencia en pantalla, sigue los pasos de Madre Coraje, pero pierde todo el equilibrio en la lucha contra la injusticia que la aqueja. Sus dos hijos, el audaz Roman y el tímido Ludwig (con la increíble actuación de Markus Krojer), se mueven en el punto crítico entre la ambición emprendedora y la artística. Ludwig nos guía por el mundo paralelo de la infame bohemia muniquesa, que se considera precursora del Berlín de los años veinte, una ciudad con cuya conquista sueñan los muniqueses libres de complejos.Sin embargo, la esencia de Oktoberfest: cerveza y sangre consiste en el conflicto entre las tradiciones ancestrales y las promesas de un futuro construido a base de intrigas, violencia, traición y crimen. La agobiante representación de la despiadada lucha por la supervivencia de las dinastías cerveceras de Baviera impresiona con una ejecución fílmica maestra, con su opulencia (4000 extras) y con la pura monstruosidad de los poderosos de una época pasada, cuyo espíritu resuena en nuestros tiempos.
"Oktoberfest: cerveza y sangre" es una producción de Zeitsprung Pictures, en colaboración con Violet Pictures y Maya Production, en coproducción con BR (responsable), ARD Degeto, MDR y WDR para ARD, con el apoyo de FFF Bayern, la Film- und Medienstiftung NRW, el German Motion Picture Fund y el Czech Film Fund. Los productores son Michael Souvignier y Till Derenbach (Zeitsprung Pictures), Alexis von Wittgenstein (Violet Pictures) y Felix von Poser.
Dirigida por Hannu Salonen. Los principales autores de la serie son Ronny Schalk y Christian Limmer, a partir del concepto de Alexis von Wittgenstein. En los papeles principales de Oktoberfest: cerveza y sangre están Misel Maticevic, Martina Gedeck, Francis Fulton-Smith, Klaus Steinbacher, Mercedes Müller, Brigitte Hobmeier, Maximilian Brückner, Markus Krojer, Martin Feifel, Michael Kranz y Vladimir Burlakov.
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