Falso recuerdo
El Efecto Mandela
Ya se trate de supuestos difuntos que gozan de muy buena salud, o de las letras de las canciones interpretadas erróneamente… cuando muchas personas se acuerdan conjuntamente de algo de manera equivocada, se habla de El Efecto Mandela. ¿No les ha pasado? Una mirada a nuestros ejemplos podría rebatir a cualquiera.
De Hinnerk Köhn
¿A poco, todavía está vivo? Se escucha esta frase en una reunión familiar o alguna tarde en un restaurante. Entonces, usualmente uno asiente y sorbe aburrido el insípido café. Sucede siempre: alguien cree recordar algún suceso que no tuvo lugar de la manera en que es relatado. De hecho, existen los falsos recuerdos, pero no sólo de manera individual. También una masa completa de personas puede recordar colectivamente de manera incorrecta, es el llamado Efecto Mandela.
Nombrado así después de que muchas personas pensaran que Nelson Mandela había muerto en la cárcel. No era cierto. En 1990 Mandela fue liberado y fue presidente de Sudáfrica de 1994 a 1999; hasta que el 5 de diciembre de 2013 murió de neumonía, acompañado por su familia. A las lectoras y lectores quisquillosos les resultará llamativo que haya 23 años de diferencia entre la fecha de defunción adoptada y la verdadera. Cuando la muerte de Mandela recorrió los medios de comunicación, muchas personas se sorprendieron, pues muchas de ellas incluso creían que se acordaban de la transmisión televisiva de su entierro.
Los incontables estados de los Estados Unidos de América
Suena increíble que tantas personas se acuerden conjunta y erróneamente de ciertos acontecimientos, sin embargo es un fenómeno muy extendido. Hay ejemplos en todos los países y culturas. Ya se trate de música, de películas o de personalidades de la vida pública… nada se salva de El Efecto Mandela.
Sería el caso de la gran balada We are the champions, de la banda de opera rock Queen. ¿Quién no conoce la letra, la ha cantado o la ha berreado en el fútbol o en la cantina? Y qué alegría cuando al final, el ambiente se pone bueno y hombro con hombro uno se prepara para terminar cantando: “We are the champions… of the world!“ ¿O no?
Pues no, es incorrecto: “…of the world!“ se pierde la mayoría de veces en el vacío de los escenarios, pues en la versión original todo termina después de “We are the champions“. El cantante Freddie Mercury se compadeció siempre de sus fans e hizo el performance de la canción durante sus presentaciones con el agregado, por ello los fans nunca se sintieron solos durante la interpretación falsificada. Tampoco Darth Vader dice en el 5° episodio de Stars Wars “Luke, soy tu padre“, como muchos piensan. Responde a la afirmación del joven Skywalker, de que Darth Vader asesinó a su padre con un: ”No, yo soy tu padre”.
“Luke, soy tu padre”, hmmm, no: también ahí resbalan los fans de hueso colorado de Star Wars. Darth Vader refuta a Luke, “No, yo soy tu padre“.
| Foto (Detail): © picture-alliance/Mary Evans Picture Library
Ocurre de manera parecida con la falsa muerte, antes de la atribuida a Mandela, del actor David Soul, el personaje Hutch de la serie policiaca Starsky & Hutch. Pues David Soul está vivito y coleando. Bueno, tiene 77 años y se paró por última vez frente a una cámara en el 2013.
O también algo muy común: ¿cuántos estados tienen los Estados Unidos de América?
A. 50 B. 51 C. 52
¿Jurarían que son 52? Pero la respuesta correcta es A. Los Estados Unidos de América constan de 50 estados. Anteriormente eran 48, Hawái y Alaska fueron los últimos en ser admitidos. Un equivoco muy común, que se puede hacer notar en la próxima ronda de la trivia de Maratón con l@s colegas. Si bien no se sabe si la confusión sólo está en que muchos cuentan a Puerto Rico y a Washington D.C. entre los estados de la unión americana (pero el primero sólo es territorio americano y el segundo sólo un distrito), o también a que las personas han visto mucho Star Trek (en el capítulo The Royale sale una bandera con 52 estrellas), quién sabe.
Aristócrata con monóculo
Hablando de Trivial Pursuit. Un maravilloso juego para fanfarronear con la familia de la pareja; aunque se debe tener en cuenta que esto puede ser desagradable para los parientes. Entonces, mejor ganar un poco de lana y sacar de la jugada a la futura suegra durante una partida de Monopoly, tres casillas antes de llegar a la avenida del castillo, ahí dónde espera el hombrecillo del Monopoly con monóculo. Además del sombrero de copa, el frac, el bastón de paseo y del impecable bigote, este hombre no posee ninguna otra característica aristocrática. En otra imagen carga también un saco lleno de dinero. Pero todos conocemos el Monopoly, y por desgracia la riqueza es siempre pasajera. Desde luego que el hombrecillo del Monopoly trae puesto un monóculo, ¿o no? | Foto (Detail): © picture alliance/The Advertising Archives También hay un buen ejemplo, a propósito, para los millennials: ¿Quién no goza con la nostalgia de las grandes épocas de Pokémon? La cantidad de dinero que derrochamos en tarjetas coleccionables, animales de peluche y video juegos. Y en primera línea estaba sin duda Pikachu. ¿Pero, de hecho, cuál es la apariencia exacta de Pikachu? Mejillas rojas, una cola veloz con rayas negras en la punta. No, lástima, tampoco; Pikachu sólo tiene acabados negros en las orejas. Pero la mayoría lo recuerda con la imagen de una cola con la punta negra. Las puntas de las orejas son negras, pero la cola amarilla: también con frecuencia se recuerda a Pikachu de manera errónea. | Foto (Detail): © picture alliance/United Archives/IFTN
El cerebro no es un disco duro
Ejemplos de El Efecto Mandela los hay a montones y en todo el mundo. ¿De dónde proviene éste y cómo surge? No se ha investigado lo suficiente. La mayoría de los planteamientos sobre la explicación del fenómeno son pseudoteorías conspirativas que se ocupan de universos paralelos.
El hecho es, sin embargo, que el cerebro humano se deja engañar con facilidad. Nuestra cabeza no funciona como un disco de memoria externo. No podemos a cada momento aprehender los recuerdos que necesitamos de inmediato, por no hablar de acordarse de todo. Con cuánta facilidad surgen y desaparecen entonces los hechos y los datos. Y con qué facilidad uno siembra falsos recuerdos en la cabeza, mientras se plantea preguntas sugestivas o se tergiversan las historias. Pero cómo es que millones de personas han podido llegar a una y a la misma falsa idea, eso es otra cuestión.