2016/17 | 98 min
MI MARAVILLOSO BERLÍN OCCIDENTAL (Mein wunderbares West-Berlin)

De Wieland Speck

Constituyó un sorpresivo éxito en el verano fílmico berlinés en 2018 y despertó un gran interés a nivel internacional: la segunda parte de la trilogía Este-Oeste de Jochen Hick MEIN WUNDERBARES WEST-BERLIN (MI MARAVILLOSO BERLÍN OCCIDENTAL). La primera parte estuvo dedicada a Berlín Oriental (véase abajo), la tercera parte le echa un mirada al Berlín reunificado y está en preparación. Acompañé la película muchas veces como protagonista, por ejemplo, en 2018 para la inauguración de la Pride Week en Bucarest, con apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores alemán. El numeroso público interesado discutió durante aproximadamente una hora: esto es lo que logra la película, sobre todo en lugares que presentan una cierta afinidad con Berlín. Uno se entera de cosas hasta entonces desconocidas de los inicios del movimiento gay: acerca de la HAW (Homosexuelle Aktion Westberlin, Acción Homosexual de Berlín Occidental), las luchas entre distintas corrientes, la construcción de una comunidad y después la irrupción de la epidemia del SIDA, que le costó la vida a tantos… hasta llegar a la caída del Muro.
 
Jochen Hick, quien en 1989 filmó el primer largometraje sobre el tema del SIDA, puede considerarse como el cronista del movimiento gay en Alemania y en Europa Oriental: con la película “Out in Ost-Berlin” (“Fuera del clóset en Berlín Oriental”), que codirigió con Andreas Strohfeldt, creó una obra fundamental acerca de la situación de gays y lesbianas en el Estado de los Obreros y Campesinos, la RDA, que, a diferencia de la República Federal de Alemania, descriminalizó la homosexualidad ya en 1968, lo que de ninguna manera condujo a la igualdad de derechos. Tres días después de la proyección de No es perverso el homosexual, sino la situación en la que vive, de Rosa von Praunheim, en la prohibida televisión alemana occidental en 1973, se fundó la HIB (Homosexuelle Interessengemeinschaft Berlin, Comunidad Homosexual de Intereses de Berlín). Trece testigos de la época pusieron de manifiesto los procesos privados y políticos de la Iglesia en relación con la seguridad estatal, mismos que acabaron por desembocar en una fuerte oposición contra el aparato estatal.
 
“Dream Boat”, de Tristan Ferland Milewski, tiene por tema la realidad virtual, pero no en relación con una mirada de 360° con lentes 3D, sino como creación de una sociedad mayoritaria para una minoría, gracias a la delimitación del espacio. Los sensores de alarma que advierten frente al desprecio y las intrusiones en la cotidianidad pueden desconectarse; ninguna mirada –sin importar dónde caiga– puede ser malinterpretada ni provocar peligro. Claro que esto lleva también a un horrible turismo de masas, pero mientras que en esta sociedad paralela sin mujeres se desfoga la vida del crucero en los pasillos, en los camarotes lo que importa son los problemas con el mundo en tierra firme. Una mirada a fondo al tema.
 
Todos conocen a las dragqueens, pero sólo pocos saben cómo son sus vidas 24/7. En “Überleben in Neukölln” (“Sobrevivir en Neukölln”) Rosa von Praunheim presenta, en su forma inigualablemente íntima que revela que lo privado siempre es político, a una serie de personas inadaptadas y que pertenecen sin excepción al mundo queer del barrio berlinés de Neukölln. El personaje central es la galerista Juwelia. La película descubre un cuerno de la abundancia de proyectos de vida y muestra que la vida fuera del ámbito urbano es posible, pero ¿por qué? (Los cuatro títulos sugeridos en este punto son documentales.)