Cada cierto tiempo reaparecen en la gran pantalla: desde hace ciento veinte años, las ideas de Marx afloran una y otra vez en nuevas películas.
Desde los inicios de la producción cinematográfica, los directores y realizadores hicieron uso del medio para difundir las teorías e ideas de Marx. Sobre todo, y no es de sorprender, en las películas soviéticas de los años veinte que tratan la Revolución de Octubre y la Guerra civil rusa. La finalidad de estas películas era convencer a los espectadores de los objetivos de la revolución y de la filosofía del joven gobierno soviético, basada en el marxismo: quien no pudiese leer el Manifiesto del Partido Comunista,gracias a la gran pantalla entendería la revolución.
Sin embargo, la influencia de las ideas marxistas sigue vigente en el arte cinematográfico. No sólo hay toda una serie de películas sobre Karl Marx como personaje histórico,la última, la de El joven Karl Marx de Raoul Peck, sino que en todo el repertorio cinematográfico abundan las historias sobre la lucha de clases, los movimientos de liberación, el anticolonialismo, la alienación, las guerras y las revoluciones. Es decir, películas que no se refieren directamente a Marx como persona sino que retoman sus ideas y las recrean en distintas épocas. A continuación, doce películas extraídas de los ciento veinte años del cine, que habrían sido diferentes sin Marx y sus ideas.
Intolerancia de David Wark Griffith (1916) El director estadounidense David Wark Griffith cuenta sobre la naturaleza intolerante y violenta del ser humano en cuatro momentos diferentes: la caída de Babilonia, la pelea de Jesús con los Fariseos, la Matanza de San Bartolomé y, por último, un episodio actual. Griffith alterna continuamente entre los diferentes planos del argumento para compararlos entre sí. Traza el cuadro de una eterna lucha (de clases), por ejemplo, entre los molineros en huelga y el poder estatal.
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Foto (detalle): © picture alliance / United Archives/WHA
El acorazado Potemkin de Sergei Eisenstein (1925) Algunas obras maestras de la temprana historia del cine fueron producidas por la propaganda estatal comunista. Entre otros, los directores rusos Dziga Vertov y Sergei Eisenstein se sintieron entusiasmados por el nuevo medio y vieron en el cine una herramienta de la revolución. La película muda El acorazado Potemkin retrata a través de un motín los acontecimientos de la Revolución de 1905. La tripulación de un barco de guerra se alza contra los oficiales, leales al zar. A continuación, el conflicto se extiende de ese lugar germinal a tierra firme. En líneas generales, la historia sigue los acontecimientos reales del barco de guerra Potemkin, ocurridos en junio de 1905, en los que, sin embargo, los amotinados debieron rendirse cuando se les acabaron las reservas de carbón.
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Foto (detalle): © picture alliance / United Archives
El hombre de la cámara de Dziga Vertov (1929) A menudo se vincula el arte de países comunistas con la doctrina del realismo socialista que por motivos ideológicos prohibía cualquier abstracción o estetización. El vertiginoso, poético documental El hombre de la cámara ensambla en una sinfonía tomas cotidianas del trabajo y el tiempo de ocio. En un flujo de imágenes avasallador , Dziga Vertov muestra una combinación de la realidad y los ideales de la sociedad socialista. La velocidad de la película refleja los cambios y transformaciones, igualmente veloces, producidos gracias a la revolución de octubre de 1917 que con la expropiación de los latifundios, la estatización de la industria y la introducción del marxismo como filosofía de estado modificó completamente la vida cotidiana.
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Foto (detalle) „El hombre de la cámara“ / © Dziga Vertov
Tiempos modernos de Charles Chaplin (1936) La infancia de Chaplin estuvo marcada por la extrema pobreza. En sus comedias slapstick el director y actor estadounidense siempre toma partido por los pobres y desfavorecidos. Continuamente pone de manifiesto los males sociales que surgieron debido a la producción capitalista. Tiempos modernos, de 1936, muestra la penosa vida del conocido personaje del vagabundo durante los años posteriores a la crisis de 1929 marcados por la falta de empleo y el capitalismo fordista. Pocas veces se ilustró de modo tan lúdico y entretenido el concepto de Marx de "trabajo alienado" como en la secuencia en la que el vagabundo es metido dentro de una máquina enorme por una cinta transportadora.
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Foto (detalle): © picture alliance / Everett Collection
Ladrón de bicicletas de Vittorio de Sica (1948) Como reacción a la dictadura fascista de Benito Mussolini, a mediados de los años cuarenta se inició en Italia la época del neorrealismo. Inspirados por el realismo poético y el marxismo, los escritores y directores buscaron una representación auténtica de la vida real en una Europa destrozada por la guerra. Ladrón de bicicletas de Vittorio de Sica es un buen ejemplo de este movimiento: un padre trabaja como jornalero para alimentarse a sí mismo y a su familia. Cuando por fin consigue el trabajo de fijador de carteles, le roban la bicicleta. A continuación, él mismo se vuelve un ladrón... con consecuencias severas. De Sica cuestiona una impiadosasociedad de clases capitalista que enfrenta a los pobres entre sí, y aboga por la solidaridad entre los hombres.
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Foto (detalle): © picture alliance / Everett Collection
La sal de la tierra de Herbert Biberman (1954) En medio del rígido anticomunismo de la era McCarthy, cualquier expresión crítica de los Estados Unidos despertaba desconfianza. El guionista y director estadounidense Herbert Biberman pertenecía a los Hollywood Ten, el grupo que se negó a declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas y cuyos integrantes fueron castigados. La sal de la vida ficcionaliza los episodios acontecidos en torno a una huelga de la firma Empire Zinc en Nuevo México en 1951. Estilísticamente deudora del neorrealismo italiano, la película critica no sólo las condiciones de vida de los empleados, en su mayoría provenientes de México, sino también la doble moral de su movimiento: el protagonista, Ramón, lucha a favor de la igualdad de los hombres pero trata a su esposa como a un ciudadano de segunda clase. Biberman subraya lo que Marx dice en el Manifiesto comunista: la revolución también está en manos de las mujeres.
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Foto (detalle) „Das Salz der Erde“ © Herbert Biberman
La batalla de Argel de Gillo Pontecorvo (1966) La crítica estadounidense Pauline Kael llamó al director italiano Gillo Pontecorvo "poeta marxista". En La batalla de Argel se tematiza la guerra de independencia de Argelia contra los señores coloniales franceses de 1954 a 1962. Pontercorvo narra la lucha del Frente de Liberación, de tendencia marxista-nacionalista, contra el ejército francés, y es sumamente cuidadoso en ilustrar la violencia de ambos lados. Este empeño por dar una representación objetiva de los hechos está inspirada en el neorrealismo italiano.
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Foto (detalle): © picture alliance / Everett Collection
Pocilga de Pier Paolo Pasolini (1969) El director italiano Pier Paolo Pasolini era la paradoja en persona: marxista, católico y homosexual. En sus provocadores textos y películas atacó a la Iglesia, al capitalismo y a la moral contemporánea. Y lo hizo de modo tan impiadosoque a menudo sus aliados se volvieron contra él. En Pocilga, alternan dos historias: un joven funda un grupo revolucionario de caníbales en un desierto de reminiscencias bíblicas; por otro lado, la película muestra los crímenes del nazismo y sus efectos en la Alemania de los años sesenta. Pasolini pone a funcionar de modo radical todas las fuerzas disponibles contra la sociedad burguesa, para después sólo hacerlas fracasar. La máxima es: la revolución fracasa en la pantalla para que sea el espectador quien la ponga en marcha.
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Foto (Zuschnitt): Filmstill „Der Schweinestall“ © Pier Paolo Pasolini
Todo va bien de Jean-Luc Godard (1972) El año de de los movimientos estudiantiles y la lucha por los derechos civiles, el director y guionista francés-suizo Jean-Luc Godard fundó con el militante Pierre Gorin el colectivo artístico Groupe Dziga Vertov. Su objetivo era poner el propio trabajo cinematográfico al servicio de la lucha de clases. Así, entre 1968 y 1972 vieron la luz nueve películas. Godard ya había retratado la vida de la joven generación del '68 en películas como Masculino, femenino. En Todo va bien una periodista estadounidense y su esposo francés asisten a una huelga en una fábrica de embutidos, con la que los empleados quieren cambiar las malas condiciones de trabajo. Así experimentan cómo el capitalismo destruye la convivencia social. Según el principio experimental que rige la película, inspirado en Bertolt Brecht, a los espectadores no les tiene que resultar fácil sumergirse en la historia, pero a la vez se transmite un mensaje claro: sólo una revolución puede corregir la situación.
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Foto (detalle): © picture alliance
Las hermanas alemanas de Margarethe von Trotta (1981) Por su película sobre las hermanas Christiane y Gudrun Ensslin, la directora alemana Margarethe von Trotta fue la primera mujer en recibir el León de Oro en el Festival de Venecia. Las hermanas Ensslin participaron activamente del movimiento estudiantil y luchaban por la transformación de la sociedad, pero tomaron caminos diferentes. La película aborda de modo ejemplar los límites y el potencial del movimiento de 1968. Plantea la cuestión de cómo una hermana llega a radicalizarse y formar parte del grupo terrorista Fracción del Ejército Rojo mientras la otra insiste con los medios democráticos, se hace periodista y de esa manera continúa su compromiso político.
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Foto (detalle): © picture alliance / United Archives
Che de Steven Soderbergh (2008) Una película en dos partes y con dos revoluciones: dos formatos, dos gamas de colores, dos formas y velocidades narrativas. El director estadounidense Steven Soderbergh cuenta sobre la persona y el símbolo Che Guevara, dirigente guerrillero latinoamericano y marxista convencido. En Che Soderbergh define la dialéctica de Marx como el principio formal superior. En secuencias serenas muestra encuentros conspirativos, el ascenso del Che a comandante y, finalmente, la toma del poder en Cuba. Con las dos partes –la primera muestra la revolución en Cuba; la segunda, la lucha en Bolivia– la impresionante epopeya llega casi a las cuatro horas de duración.
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Foto (detalle): © picture alliance / Everett Collection
El joven Karl Marx de Raoul Peck (2017) Karl Marx apareció muchas veces como personaje en películas, por ejemplo en el film biográfico soviético Un año como una vida, en el film para televisión en once partes de la RDA: Marx und Engels – Stationen ihres Lebens (Marx y Engels: estaciones de sus vidas) o en Weekend de Jean-Luc Godard. Recientemente, en El joven Karl Marx, August Diehl lo interpretó como joven revolucionario sediento de vida. Este drama dirigido por el realizador haitiano Raoul Peck tematiza la decisiva época de Marx entre 1843 y 1848. Aunque la película resulta menos revolucionaria que su protagonista es interesante ver qué vitales son Marx y sus ideas a ciento treinta años de la muerte del pensador.
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Foto (detalle): © picture alliance / Jens Trenkler / dpa
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