Reciclaje en Mumbai
Los ayudantes esforzados de la megaciudad
Recolectan, clasifican y juntan desechos reciclables. Sin sus 300 mil pepenadores, la metrópolis de Mumbai se hundiría en la inmundicia.
De Natalie Mayroth
Al alba, Meenal sale a trabajar. Carga unos enormes costales blancos, más grandes que ella misma. Desde las seis hasta las doce, ella y su hermana Rani llenan los sacos con todo lo reciclable que encuentren en las calles de Santacruz, a las afueras de Mumbai. Están equipadas con un pico recolector y una mascada sobre la boca.
Meenal trae el cabello cano en una trenza, y usa joyería en forma de flores en nariz y orejas. A pesar del trabajo duro, sonríe de corazón cuando habla de lo que hace. "No todos aprecian lo que hacemos, pero hasta antes de la pandemia ganaba bien", dice. Hace veinte años, Meenal y su familia se mudaron a Mumbai desde el sur de India, en busca de un mejor futuro. Desde entonces, su oficio es lo que ahí llaman una "wastepicker".
Ella y su hermana son solo dos de los alrededor de 300 mil pepenadores que recorren Mumbai. Buscan y clasifican lo que otros desechan. Y sin ellos, la ciudad se hundiría en la inmundicia. Eso se entrevé con un paseo por la orilla del mar: el agua escupe regularmente toda clase de basura, desde bolsas de plástico hasta chanclas.
La basura que encalla en la playa de Mumbai es un gran problema.
| © Natalie Mayroth
Como el clima se torna caliente y húmedo muy pronto, Meenal termina la primera parte de su trabajo por la mañana. Después de la comida pasa a la clasificación. En una plaza junto a un parquecito, mete botellas y contenedores de plástico en el costal blanco. Por la noche pasarán un par de hombres en un camión a recoger su botín.
Rani con un costal casi lleno de plástico.
| © Natalie Mayroth
A pesar de que el uso masivo de plástico supuestamente facilitó la vida en India, Mumbai genera en promedio ocho mil toneladas de basura al día, de las cuales 408 son de plástico (cifras anteriores a la pandemia). No todo se puede reutilizar y reciclar, pero una parte sí. Gran parte sigue acabando en el barrio marginado más grande de India: Dharavi, a un par de kilómetros de Santacruz. Ahí trabaja Laxmi.
La lucha por el reconocimiento
De hija de pepenadora a trabajadora social: Laxmi Kamble. | © Natalie Mayroth Desde tiempos de la colonia británica, Dharavi, en ese entonces un pueblo de pescadores, creció por el desplazamiento de fábricas y obreros del centro de la ciudad. Atrajo a gente de todo el país que buscaba trabajo en la relativamente próspera Mumbai. En el laberinto de techos de lámina, puestos de comida, mezquitas, mercados, pequeños templos y canales, la gente hace alfarería, lava cosas y comercia. Uno de los negocios es el reciclaje.Cerca del conocido cruce en T, una puerta en la parte antigua de Dharavi, están las oficinas de la Fundación Acorn. Desde hace 15 años, Laxmi Kamble, de 41, es una parte fundamental de la organización. "Les enseñamos a los niños cómo funciona el reciclaje", dice.
"Normalmente tiramos las botellas de agua o los tubos de plástico, pero aquí los convertimos en cosas nuevas", dice. Con una impresora en 3D, sacan "lo mejor de la basura". Laxmi se acerca a un estante y señala una lámpara hecha a partir de un tubo de PVC. Ese enfoque lúdico es más que una terapia ocupacional para los hijos de los pepenadores: hacen instrumentos musicales, por ejemplo, y aprenden más sobre la materia prima. Además, la Fundación Acorn apoya a los padres con trámites burocráticos, como conseguir documentos para votar o tarjetas de racionamiento.
Es una manera de darles a los pepenadores el respeto que se han ganado. Laxmi sabe por experiencia propia lo difícil que puede ser esa vida. Después de divorciarse de su esposo, la madre de Laxmi se convirtió en intermediaria de la industria del reciclaje. Su hija lo sintió en la escuela, donde le decían la "parienta de la pepenadora". Pero ahora, Laxmi transmite su sabiduría a la siguiente generación.
Ella tuvo una formación escolar muy corta, pero sabe mucho de plásticos. Nos dice que las botellas vacías que tiene en la mano son de tres calidades de plástico, y que no cualquiera es apropiada para la impresora en 3D ni puede reciclarse tan fácil.
Se buscan ideas nuevas para el problema de la basura
Según Tamanna Sharma, consultora de sustentabilidad, en ciudades como Mumbai, hay muy poca separación de desechos. Si no ha habido una crisis de basura aún, es gracias a los "wastepickers". "En Dharavi se puede ver cuánto plástico reciclable hay en circulación y cómo hay infrarreciclaje todo el tiempo". "Infrarreciclaje" significa que una pieza no solo se recicla una vez, sino varias. "La industria del reciclaje tiene potencial, India usa menos materiales nuevos que los países que producen plástico prístino constantemente", dice Sharma, y pide una colaboración público-privada.Cerca de la Fundación Acorn, un hombre jala su carreta con plástico viejo y metal mientras cae la tarde. | © Natalie Mayroth Pues sigue habiendo un problema: los "wastepickers" no reciben paga del municipio ni están reconocidos como parte de su fuerza laboral. En general, el sector basurero en India está muy desorganizado, no hay contratos ni seguridad social, al igual que en el 80% o 90% de los empleos en el país.
La empresa social Sampurn(e)arth, de Mumbai, quiere cambiar esa situación, al menos en parte. Desde 2012, se concentran en la gestión de residuos urbanos. Así fortalecen a los pepenadores y la eliminación ecológica de material no reciclable. Su fundador, Debartha Banerjee, dice que mandan las cosas hechas de lámina de aluminio, como las bolsas de papas, a las fábricas de cemento.
"Creemos que el mercado informal y su fomento por medio de la legalización son fundamentales para resolver el problema de la basura. Además, eso nos presenta una oportunidad de negocios", dice Banerjee. "Así trabajamos con distintos actores del gobierno de la ciudad, de asociaciones vecinales, escuelas, grandes empresas y el mercado informal de la basura", añade el ingeniero. Contratan a pepenadores en Mumbai, Goa, Calcuta y otras ciudades, les dan un sueldo fijo, equipo de trabajo y una formación formal como gestores de residuos.
Trabajar en el sector informal durante la pandemia implica grandes dificultades. Meenal y Ranis dicen que sus ingresos se redujeron a la mitad. Por eso es importante que no se deje de reciclar, sino que las mujeres y hombres reciban apoyo para seguirlo haciendo.
¿Cómo podemos reducir las pilas de basura?
Si hacemos el cálculo, cada persona genera 0.74 kg de basura al día en promedio. En el Norte Global son más, en el llamado Sur Global son mucho menos. Quienes menos aportan al nivel catastrófico de desechos —a la chatarra electrónica o a los remolinos de plástico en el océano— son los más afectados: pierden sus hogares —y en el peor de los casos, sus vidas— por deslaves de depósitos de basura, recolectan desechos en condiciones inseguras y sufren secuelas sanitarias graves. Según el Banco Mundial si no se hace nada al respecto, para 2050 la cantidad de residuos aumentará alrededor de 70%. En nuestros tres reportajes sobre el tema "Pilas de basura", los autores comentan tres propuestas de reducción de desechos y se preguntan cómo hacer más productivo y seguro el reciclaje.