Ex Nihilo Nihil Fit (De la nada, nada adviene) decían los antiguos griegos. Mi abuelo paterno Demóstenes era lector del periódico aprista La Tribuna y de la Biblia protestante. Mi padre Leonidas era geógrafo y, además, profesor, habiendo egresado de la Universidad de San Marcos; por él conocí a Ludwig Van Beethoven y la música erudita, además de leer sus libros de ciencia que eran nuestra biblioteca familiar. Años después, mi hermano mayor, Leo, también sanmarquino, abogado, me dio a conocer la existencia del Goethe-Institut, que empecé a frecuentar en 1993, luego de acabar el Colegio (Santa Angela, católico, particular, donde también estudió nuestra amiga Iliana Revoredo). Entonces, frecuentaba la cultura underground y me gustaba la música de X-Mal Deutschland, Malaria y Einstürzende Neubauten. En aquella época, compré mis primeros ejemplares de la revista Humboldt, a la que luego, como miembro de la Biblioteca, me suscribí.
Más adelante, conocí el cine expresionista alemán, la pintura expresionista, la llamada Nueva Objetividad, así como la escuela Bauhaus de arquitectura y el cine de Wim Wenders, Werner Herzog y Rainer W. Fassbinder.
Posteriormente, al acercarme a mis raíces judías (sefardíes) priorice la lectura de autores judío-alemanes: Hannah Arendt, Theodor Wiesengrund Adorno, Walter Benjamin, Max Horkheimer, Herbert Marcuse, Erich Fromm, Sigmund Freud, Edmund Husserl, Franz Kafka, Paul Celan (el mejor poeta en lengua alemana de la segunda mitad del siglo XX, según la crítica) Marcel Reich-Ranicki, Peter Weiss, Martin Buber, etc. Estos son mis excelentes recuerdos del Goethe-Institut. ¡Debo además agradecer la correcta y amable atención por parte de su personal, durante estos treinta años! ¡Muchas gracias, amigos!
Ph. Mg. Leonel Patricio Silva Montellanos
Universidad Nacional Mayor de San Marcos