Antes de la Reunificación en 1990, los alemanes vivían en un país dividido. Un muro separaba el país en la República Federal (RFA) al oeste y la República Democrática Alemana (RDA) al este. Y el panorama de las emisoras de radio también se dividió en Oriente y Occidente. Tras la caída del Muro de Berlín y la reunificación, la radio de la RDA se fusionó con emisoras de la República Federal de Alemania para formar una emisora para toda Alemania. Esta es hoy en día Deutschlandfunk. Eva Sudrow trabajó en Berlín Oriental en el departamento de radioteatro de la Radiodifusora de la RDA y más tarde en Deutschlandfunk. Hizo radio para medio país y luego para todo el país. Verena Hütter habló con ella.
Sra. Sudrow, ¿cuál era su trabajo en la Radiodifusora de la RDA?Eva Sudrow: Era asistente, trabajadora administrativa, secretaria, una fuerza técnica, por así decirlo.
¿Cuándo empezo a trabajar allí?
El 1 de abril de 1976. En ese entonces –aún estábamos en la era de la RDA– nos llamábamos Comité Estatal de Radiodifusión de la RDA. Yo estaba en el departamento principal de radioteatro. Y entonces llegó el punto de inflexión en 1990. Muchos compañeros fueron despedidos y sólo unos pocos se quedaron. En aquel entonces nos llamábamos Funkhaus Berlin. Luego, las estaciones de la RDA se combinaron en una sola estación, la Deutschlandsender Kultur. Existió durante dos años bajo el cuidado de ZDF y ARD. Y por último, en 1994 se fundó Deutschlandradio Berlín. Esta última emisora surgió de la fusión de la RDA con la RIAS.
La RIAS era la emisora del sector estadounidense, establecido por ellos en Berlín Occidental después de la Segunda Guerra Mundial. ¿Y también había una estación desde Colonia?
Deutschlandfunk vino de Colonia. Era responsable de la información política. Nuestra emisora, en cambio, se centraba principalmente en la cultura. Me jubilé en noviembre de 2015. Después de casi 39 años en la radio.
En términos de esfuerzo, una obra de radioteatro puede considerarse como una producción cinematográfica.
No fue nada aburrido. Describiré para usted el lugar de trabajo en la que entonces era la emisora de radio de la RDA en la calle Nalepastraße de Berlín. En ese momento yo formaba parte del equipo de dirección de producción y retransmisión. Éramos responsables de la producción y transmisión de obras radiofónicas o de radioteatro. En términos de esfuerzo, una obra de radioteatro puede considerarse como una producción cinematográfica, simplemente sin cámara. En lugar del camarógrafo, para nosotros era importante el ingeniero de sonido. Los costos administrativos eran altos. Y las muchas tareas organizativas necesarias eran mi área de responsabilidad.
Mi redacción, Funk-Dramatik, era responsable de todo el programa de radioteatro. No estábamos asignados a un canal específico. Teníamos diferentes estaciones a las que servíamos. Nos daban un espacio de transmisión y teníamos que ocuparlo. También produjimos radioteatros internacionales, radioteatro para niños y series familiares como Neumann 2x klingeln.
¿Quiénes eran los Neumann?
Esta fue una serie familiar divertida sobre la vida de la familia Neumann. Se emitía una vez por semana con una duración de unos 20 minutos.
¿Era su sueño dedicarse a la radio?
Para nada. Primero trabajé en el Banco de Comercio Exterior de Berlín. Pero no tenían plazas en el jardín infantil. Por casualidad me enteré de que estaban buscando a alguien en la Funkhaus Berlin y que tenían plazas para la guardería. Por eso llegué a la radiodifusión, por mis hijos.
¿Su formación es entonces de empleada bancaria?
No, comencé como mecanógrafa y completé mi formación de secretariado. Posteriormente me desarrollé más con otras calificaciones certificadas.
Fueron tiempos muy emocionante. Hubo investigaciones. Se trataba de la seguridad del Estado. Querían saber si uno había estado involucrado de alguna manera. Hubo controles. No fue nada fácil. Era estresante esperar hasta que finalmente llegara la confirmación. Tengo por escrito que yo no era un IM (soplón). [risas]
La época de la caída del Muro de Berlín fue bastante peliaguda.
Para nosotros, la caída del Muro de Berlín fue una sorpresa. Sin embargo, hubo algunas señales. Hubo la gran manifestación del 4 de noviembre de 1989, donde el pueblo se levantó una vez más. Y antes de eso, los primeros cambios políticos comenzaron con la perestroika. Hubo mucha discusión en el equipo editorial. En Funk-Dramatik estábamos constantemente en contacto con artistas y actores que llegaban a la producción desde fuera. Tenían sus propias perspectivas y trajeron información consigo. Era un tiempo peliagudo.
E inmediatamente después de la caída del Muro de Berlín comenzó el control de los empleados. Hacia donde uno mirara: ¿quién tiene las manos limpias y puede quedarse?
Éramos alrededor de 3.000 empleados. Como un pueblo pequeño y bien organizado. Incluso había un policlínico y varios médicos. Todo estaba en su sitio. Y después de la caída del Muro de Berlín, las cosas se volvieron cada vez más vacías. Cada vez más cosas fueron desapareciendo. Fue triste.
¿Cuánto duró esta etapa? ¿Un año?
Fue más largo. El miedo y la esperanza comenzaron ya en 1990: ¿Quién se queda? ¿Qué será de nosotros? ¿Qué nos espera? Ahora éramos solo una estación, por lo que ya no necesitábamos tanta gente. Muchos también dimitieron por iniciativa propia. Yo pensé: espera. O funciona o no funciona.
Y después de unos años se acabó esa fase. Estaba claro que podías quedarte. Y luego, en 1994 hubo otro cambio...
... la fusión con la RIAS. Durante la época de la RDA, las emisoras de la RDA y RIAS eran polos opuestos. Se peleaban políticamente entre sí. La RIAS hizo posible que los ciudadanos de la RDA también pudieran escucharlo. Lo cual, por supuesto, hice cuando era adolescente La RIAS era una emisora interesante y me gustó su programación.
No estaban tan interesados en nosotros.
Había fricciones. Tomó un tiempo trabajar bien juntos. Al principio, las y los colegas de RIAS estaban tristes porque su estación ya no existía. Pero los verdaderos perdedores éramos nosotros.
¿Ustedes eran los perdedores?
Así lo planteamos entonces. Habíamos tenido una enorme emisora de radio en Nalepastraße donde cabíamos todos. Y tuvimos que trasladarnos al otro lado de la ciudad, al Hans-Rosenthal-Platz en Schöneberg, donde se encontraba RIAS. Esa fue una decisión política.
¿Recuerda cuál era la mayor diferencia entre sus colegas de RIAS y ustedes?
Eso es difícil de responder. En realidad, eran amables. De vez en cuando se decía una frase y nos dábamos cuenta: no estaban muy bien informados sobre nosotros. En Occidente tenían su mundo ideal, allí todo estaba bien. No estaban tan interesados en nosotros. Esa fue mi sensación.
Las antiguas producciones de radioteatro aún siguen sonando.
Yo diría que no. El radioteatro es radioteatro. Depende simplemente del contenido. De lo que escribieron las autoras y los autores y lo que hacen las editoras y los editores con ello. Sobre algunas otras de radioteatro de la RDA, después de la reunificación, la gente decía: ya no podemos emitirlas. Pero después de la caída del Muro se siguieron transmitiendo muchas otras obras del archiv de la RDA. Se ha fijado una fecha de emisión adicional. Eso ha funcionado bien.
¿Sigue escuchando radio hoy en día?
Todavía escucho mucho la radio. Radio regional y Deutschlandfunk.
¿Todavía encuentra en el Deutschlandfunk actual algún fragmento de su emisora de entonces en la RDA?
Sí, claro. Lo compruebo todos los días. [risas] Recibo por correo la guía del programa. Y miro qué obras de radio se siguen emitiendo y cuándo se produjeron. Siempre hay algunas del pasado, en las que estuve involucrada.
Agradecemos a Eva Sudrow por compartir sus recuerdos y a Nathalie Singer por la idea y la mediación.
noviembre 2024