Nikolaus Heidelbach tiene una carrera de más de cuarenta años como escritor y dibujante. Ilustró libros de escritores de literatura infantil famosos, por ejemplo, Christine Nöstlinger, y cuentos de los hermanos Grimm y de H.C. Andersen, pero también publicó numerosos libros con ilustraciones y textos propios, la mayoría dirigidos a los niños.
Sin el gesto pedagógico
La particularidad de Heidelbach reside en un abordaje sensible de “las emociones, las percepciones y vivencias infantiles”, según lo formuló el jurado del Premio Alemán de Literatura Juvenil cuando en 2000 le concedió una distinción especial por la obra publicada hasta entonces. En sus textos e ilustraciones, se argumentó, Heidelbach no sólo lograba captar las conductas y necesidades infantiles sino que era capaz de renunciar a “cualquier impulso pedagógico” incluso cuando trataba temas delicados como la sexualidad, la muerte, los celos y la agresión.
El horror y el humor van de la mano
Los pequeños héroes de sus libros no viven únicamente experiencias buenas... y ellos mismos no tienen siempre las mejores intenciones o las más inocentes. Por ejemplo, en el libro Königin Gisela (Reina Gisela), que obtuvo en 2007 el Premio Alemán de Literatura Juvenil, una niña llega a una isla y convierte a las suricatas que viven allí en sus súbditos. Pero un día las suricatas se rebelan. También en Rosel von Melaten, aparecido en 2015, se tematiza la violencia contra los niños bajo la forma de un cuento popular y lo conmovedor se combina estrechamente con lo cruel. Este es un principio narrativo que Heidelbach elige de modo plenamente consciente: en los libros infantiles se puede y se debe tematizar el horror, dijo alguna vez a la radio Deutschlandfunk, aunque, por supuesto, es preciso “andar con cuidado” cuando se ilustran temas que pueden resultar problemáticos.
Surrealismo y colores apagados
El lenguaje pictórico de Heidelbach es particular: el artista usa elementos de diferentes períodos artísticos, por ejemplo, el surrealismo, pero los combina con hallazgos propios. También aquí le otorga valor a no pintar a los niños color de rosa: los colores de sus historietas a veces son tan apagados, sostienen algunos críticos, que hasta se podría decir que reflejan el lado oscuro de la cotidianidad de los niños. Heidelbach dijo alguna vez: “Creo que en los niños pueden observarse cosas fascinantes, pero también fascinantes bajezas.“