El artista y escritor brasilero Wagner Schwartz relaciona el Manifiesto de Walter Gropius con “Construcción”, la legendaria canción de Chico Buarque de 1971, y construye un puente simbólico entre los dos documentos y la realidad actual.
El Manifiesto Bauhaus, de Walter Gropius, 1919,aparece, en 2018, al lado de la canción Construcción,
de Chico Buarque, 1971. La diferencia de edad
entre los dos acontecimientos es de
52 años para el manifiesto y la canción,
47 años para la canción y este texto,
99 años para este texto y el manifiesto.
La Historia reivindica su lugar cuando
se pone un manifiesto en el mundo.
Honestamente, la edad no importa.
Y como si la experiencia de mirar
dos momentos específicos
actualizara,
esta mañana, el manifiesto y la canción.
Como si fuera un comienzo.
En 2018, “el fin último de toda actividad plástica”
es Construcción. Como si fuera necesario
esperar 52 años para que tal formulación exista.
En 1919, Gropius considera imprescindible
el reencuentro entre arquitectos, pintores y escultores.
En 2018, acompañado de Construcción,
se une a este encuentro,
la figura del peón –“ese espíritu arquitectónico
que se perdió en el salón”–.
Sea bienvenido.
“Este mundo de diseñadores y artistas debe,
por fin, volver a orientarse a”
Construcción.
En 1919, el peón actual, imperceptible,
retenido en la fuerza bruta y viril.
En 1971, toma cuerpo en la cuarta pista
de un disco de vinilo.
En 2018, exige su participación
en las reuniones internas.
Por lo general, son extranjeros.
Transitan
de un barrio a otro,
de una ciudad a otra,
de un país a otro,
de un idioma a otro, pero
no circulan entre los rubros.
La mano de obra permanece fija
en su oficio.
En 1919, Gropius visualiza
la nueva Construcción del futuro,
sin la arrogancia exclusivista
creada por un muro de orgullo
entre artesanos y artistas.
Mientras tanto,
un peón cae de arriba del muro,
en la Construcción de su futuro.