Para comprender ese bloque parlamentario heterogéneo y flexible, es necesario diferenciarlo del concepto clásico de centro, ya que hoy, ese grupo no es sinónimo de moderación política. De todos modos, los gobernantes brasileños deben ganarse su simpatía si quieren mantener la estabilidad en sus respectivos mandatos.
El término “centrão” surgió en la política brasileña durante la Asamblea Nacional Constituyente entre 1987 y 1988. El contexto histórico era el del fin del régimen militar (1964-1985) y el inicio del proceso de redemocratización, que incluía la elaboración de una nueva constitución democrática para Brasil después de 21 años de dictadura.“El mayor opositor al régimen militar de entonces era el Movimiento Democrático brasileño (MDB)”, señala la politóloga Andréa Marcondes de Freitas, del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Campinas (Unicamp). En consecuencia, los puestos clave de la Constituyente terminaron en manos de parlsamentarios de ese partido, identificados con el campo progresista y tendencias, considerado el contexto de época, más izquierdistas. Los políticos de la Alianza Renovadora Nacional, partido que había dado apoyo a los militares, se dispersaron en otras agrupaciones menores: “A causa de la demonización del régimen de aquel momento, no podían admitir abiertamente que eran de derecha”, agrega Freitas.
Origen del término
Ante un clima parlamentario de orientación más progresista y la existencia de organizaciones de defensa de derechos sociales, los diputados que habían apoyado la dictadura terminaron organizándose contra el enfoque más izquierdista que prevaleció durante la votación del texto de la Constitución. “Ese grupo que se rebeló se autodenominó centro”. Después, se convirtió en Centrão. Todo el mundo sabía que ellos se posicionaban como centro porque en aquella época no era posible decir que uno era de derecha. Fue entonces que surgió el término”, explica Freitas.El texto constitucional, pues, no se habría aprobado sin el apoyo de este Centrão: reforma agraria, implementación del Sistema Único de Salud (SUS) y derechos laborales eran algunos de los temas en discusión. De todos modos, las ideas originalmente debatidas en la Constituyente eran mucho más progresistas que el texto finalmente aprobado. Es decir que el freno impuesto por aquel Centrão estuvo, en el fondo, identificado con enfoques de centro derecha y de derecha.
Actuación clientelista que busca el propio beneficio
“Ahora bien, el Centrão que surgió en la Constituyente no tiene nada que ver con el actual”, aclara el politólogo Bruno Bolognesi, de la Universidad Federal do Paraná (UFPR). Aquel Centrão de finales de la década del ochenta “planteó en la Constituyente una posición, aunque no muy clara, de centro derecha”, observa Bolognesi. El término no volvería a utilizarse en la política brasileña durante casi tres décadas, hasta su resurgimiento en 2016, a partir de la organización política liderada por el ex presidente de la cámara de diputados Eduardo Cunha, durante el segundo mandato presidencial de Dilma Rousseff.Este Centrão más reciente, a diferencia del que surgió en la época de la asamblea constituyente, “no es un grupo de parlamentarios de posición centrista en la política”, resalta el catedrático. “Son parlamentarios que por lo general asumen posiciones de centro derecha o de derecha y tienen como principal característica una conducta parlamentaria clientelista y que busca solo el propio beneficio. En verdad, en el actual momento de la historia, el Centrão es un modo de organizar un bloque parlamentario interpartidario o suprapartidario, de diputados y senadores que buscan el el propio beneficio. Ese grupo creció tanto que adquirió una organicidad informal, y no hay consenso sobre quién está adentro y quién está afuera”, explica Bolognesi. El Centrão de hoy, agrega el politólogo, es “un grupo amorfo clientelista que busca el beneficio propio y no tiene nada de centro ideológico”.
El concepto de centro en la política, explica Bolognesi, incluye una posición política genuina que oscila y transita diferentes visiones entre el centro derecha y el centro izquierda. Por lo general [el concepto] está asociado a clases medias más progresistas. Por ejemplo: los partidos demócrata-cristianos de Europa pueden ser de centro derecha y a veces de centro izquierda, más o menos como la izquierda tradicional brasileña: progresista a favor de los trabajadores, pero conservadora en las costumbres”, explica.
Disolución de poder
Para ubicar dentro de la política brasileña ese nuevo perfil de lo que se llama Centrão es necesario, además, entender los efectos de fragmentación política en la dinámica del poder legislativo, señala Freitas. En los gobiernos de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) y, sobre todo, de Dilma Rousseff (2011-2016), se observó una disolución del poder de los líderes partidarios y la creación de varios partidos políticos. Para aprobar una enmienda constitucional se necesita el apoyo de 308 diputados federales, pero hoy hay muchos partidos medianos y pequeños con bancadas de apenas 20, 30 o 40 diputados. Eso significa, en consecuencia, que para aprobar leyes vinculadas a temas polémicos se debe negociar mucho.La habilidad de Eduardo Cunha –que resucitó el término Centrão–, explica Freitas, fue atraer como un imán a todos los parlamentarios del llamado “bajo clero”, convenciéndolos de que los líderes partidarios tenían demasiado poder y los excluían de los procesos de decisión. “Bajo clero” es el nombre que se le da al grupo de parlamentarios que no tienen una actuación legislativa destacada, no ejercen un liderazgo político fuerte en el congreso. “Cunha hace revivir el Centrão con la idea de una acción coordinada en la que él pasa a ser el controlador y ya no los líderes de cada partido. Y también eso se va reformulando: en un momento tienen más peso los partidos; en otro, el presidente de la cámara”, dice Freitas.
Agendas flexibles
A partir de ese momento, con el correr de los años se fue formando en el Congreso Nacional un bloque dúctil y heterogéneo que heredó el título de Centrão y hoy está compuesto por parlamentarios de tres bancadas: la ruralista, la “de la bala” (que defiende la ampliación del derecho de posesión y portación de armas) y la evangélica. Sin embargo, no se puede pensar en este Centrão meramente como un grupo que actúa o sólo por ideología o sólo por beneficio propio. Pues cuando negocian cargos y recursos financieros actúan de modo más interesado, pero cuando en el Congreso se discuten leyes que involucran temas específicos de estas bancada, como la liberación de las portación de armas, siempre prevalece la postura ideológica. “La agenda de este grupo es muy flexible. Se fragmenta en cada negociación”, analiza Freitas.Para Bolognesi, el Centrão actual “no ejerce el poder moderador, reflexivo, que tenía el Centrão de la época de la Constituyente. En realidad, no es un Centrão que baje el tono de los debates sino que radicaliza el clientelismo y hoy es una barrera para la gobernabilidad, porque es muy grande [numéricamente]”, señala el politólogo. Según estimaciones de Freitas, en la Cámara de Diputados el Centrão actual está compuesto por entre 200 y 250 parlamentarios.
Menos margen de maniobra para la presidencia
En 2018, antes de la elección de Jair Bolsonaro como presidente (2019-2022), el filósofo Marcos Nobre ya alertaba sobre la existencia de un nuevo período político en Brasil, que con la desarticulación del centro izquierda a partir de 2013 y el consecuente fortalecimiento de la derecha recordaba la época de la democratización.Según la visión de Nobre, el sistema político brasileño que emergió durante la redemocratización entró en colapso en 2013 y ahora se está reformulando con el Novo Centrão como protagonista. De acuerdo con el filósofo, la propuesta de este Novo Centrão es constituir, incluso antes de cada elección presidencial, el bloque parlamentario que de hecho gobernará. “Es decir, dividir previamente el botín, y disminuir al máximo el margen de maniobra de quien sea elegido”. Al mismo tiempo que limita el margen de acción del presidente, ese grupo político ofrece, a cambio, un descenso de la inestabilidad política al inicio del mandato.
Es decir, esto significa un escenario de fragmentación política que exigió de gobiernos pasados y exige del actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva la formación de una coalición amplia, señala Freitas. Aunque la última reforma electoral, de 2017, llevó a cierta reducción de los partidos que actuaban en la Cámara, todavía hay muchos partidos. “Alrededor de Bolsonaro hay una agenda de derecha relativamente clara; y hay una agenda de izquierda alrededor de Lula. Eso es lo que pone al Centrão como fiel de la balanza”, concluye la investigadora.