A través de canales que cuentan con miles de seguidoras, las influencers digitales logran poner en la agenda temas que diariamente pasan desapercibidos y actitudes inaceptables que antes estaban normalizadas o encubiertas.
El crecimiento exponencial del uso de los teléfonos inteligentes y las redes sociales derivó en el surgimiento de lo que se dio en llamar influencers digitales –formadoras y difusoras de opinión, que aparecieron con mucho impulso a partir de la popularización de Internet y contribuyeron a que se le diera más visibilidad (y poder) a causas vinculadas a las mujeres–. Una parte de la población que antes no disponía de espacios para expresar sus narrativas fue tomando los antiguos lugares de la televisión, de los periódicos, de las revistas, del cine y de todo tipo de producción de contenido audiovisual, antes ocupados mayoritariamente por hombres blancos, cis y heterosexuales. Con un teléfono inteligente en la mano y una idea en la cabeza, en los últimos años las redes vieron surgir toda una producción de discursos más diversos, inclusivos y representativos.Pero ¿de dónde surgió ese fenómeno? Según las representantes del colectivo brasileño Blogueras Negras (que cuenta con 34 mil seguidoras y seguidores en Instagram), es probable que “el movimiento haya comenzado cuando los blogs eran la modalidad principal de intercambio de diversos contenidos y opiniones. Las blogueras escribían e interactuaban en las cajas de comentarios y así crearon mecanismos de relevancia y alcance a partir de diferentes estrategias:“blogueos”, campañas, sellos de blog, número de comentarios. A partir de allí se consolidó la importancia de los “internautas”, de los posts patrocinados y de una construcción de marca más direccionada. Si las influencers son la evolución de las blogueras, es probable que, al igual que estas, esos personajes pierdan relevancia con el correr del tiempo”.
Contenido autoral y popular
De acuerdo con Maristela Rosa, investigadora y magíster en Comunicación Social de la Universidad Federal de Juiz de Fora, además de administradora de la página @papodepreta de Instagram, que tiene 46 mil seguidoras y seguidores, “por primera vez en el mundo audiovisual brasileño, nosotras, mujeres negras, tenemos la oportunidad de producir un contenido verdaderamente autoral y popular. Vemos a mujeres como Camilla de Lucas, que llega a los millones de seguidores con una narrativa propia que ella construye. Hace pocos años, esa construcción estaba en manos de hombres blancos. Hasta los personajes femeninos negros partían de una óptica blanca y masculina. Hoy tenemos la oportunidad de consumir una representación femenina negra hecha por mujeres negras”, analiza. “Igual que los hombres blancos, que hablan en Internet de fútbol, videogames, películas y series, nosotras tenemos el derecho. Así, hay influencers negras que se han hecho fuertes”, completa Rosa.Ese intercambio de información en el medio digital genera un espacio para la creación de nuevas narrativas –lo que resulta en nuevas formas de poder que producen a corto, mediano y largo plazo cambios fundamentales en las formas y modelos de comportamiento–. La paulista Luiza Junqueira se formó en radio y televisión en la Universidad Federal de Río de Janeiro y es youtuber desde 2015. “Creo que el poder es, en última instancia, el poder de influir sea en términos de estilo de vida, consumo, estética o lo que fuere. Para mí, las influencers asumirán un papel importante en el sentido de que les señalan opciones a las seguidoras. Pero esto puede ser usado tanto para el bien como para el mal. Hay muchos influencers que generan hábitos malos”, dice.
En el contexto del empoderamiento de mujeres LGBTQIAP+, Junqueira, que tiene más de 220 mil seguidoras y seguidores en Instagram, enfatiza: “Al exponer mis vivencias tanto de dificultades como de superaciones en cuanto mujer gorda LGBTQIAP+, terminé inspirando a quien se identifica con esas vivencias, de modo que perciba sus propios procesos y, a partir de eso, comience a actuar generando sus propios cambios. ¡Imagínese lo grandioso que es ver a mujeres que antes no se aceptaban,y que ahora pasan a reconocerse y a partir de ahí inventan herramientas de cambio! La toma de consciencia es un paso que no tiene retorno”.
Blogueiras Negras | Maristela Rosa | Luiza Junqueira | Janaína Costa | Maco Muskus | Georgia Rothe | Fotos: Archivo particular
Voz de las trabajadoras domésticas
Ahora bien, las influencias en el ámbito digital sobrepasan los asuntos de género y comportamiento, y producen también cuestionamientos que involucran la raza y la clase. Janaína Costa, natural de la Comunidade Quilombola do Macuco, Minas Gerais, es historiadora, niñera, feminista y militante. A través de la página Ela é só a babá [No es más que una niñera], que tiene más de 15 mil seguidoras y seguidores, Costa aborda la historia del trabajo doméstico en Brasil y comparte sus propias experiencias.“Pienso que las redes son una buena forma de democratizar esas discusiones, incluso reconociendo que gran parte de la población no tiene acceso a esos medios. Estar en las redes sociales adoptando esa perspectiva es en cierto modo un desafío, pues todos los días tengo que lidiar con ataques de los tipos más variados, aunque todos tienen la mecánica de siempre: el racismo”. Costa resalta que la categoría de las empleadas domésticas no tiene prácticamente visibilidad en el debate social. Cuando eso ocurre es, según Costa, gracias al relato de mujeres que “vivencian la realidad de opresión desde dentro, por eso es necesario escuchar y valorizas más esas experiencias”, señala.
Las migrantes y sus derechos
Otra cuestión que sale a relucir a través del espacio conquistado por las influencers digitales es la situación de las mujeres migrantes, en diferentes países y contextos. La venezolana (Maco) Muskuz es abogada, feminista, migrante (vive actualmente en México), cofundadora y directora de la red Venezolanas Globales, que se dedica a la defensa de las mujeres venezolanas en el exterior. Por medio del Instagram @mcmuskuz, Maco aborda temáticas vinculadas al empoderamiento femenino. “Ser disruptiva no es fácil, especialmente en el mundo de las redes sociales. Pero invito a las mujeres jóvenes y adultas a que se atrevan. El mundo tiene que oírnos. No estamos solas,cada vez somos más las mujeres incómodas”, agrega.Georgia Rothe, también venezolana, reside actualmente en Buenos Aires y, al igual que Maco Muskuz, integra la red Venezolanas Globales. “Para mí, las redes sociales son una ventana a partir de la cual puedo plantear demandas, hacer visibles las desigualdades y protestar contra las estructuras del sistema, pero también son un espacio donde me puedo expresar. Personalmente, he usado Internet y las redes sociales como una herramienta para reivindicar el derecho al goce, al placer y al cuidado de sí; también son el canal que permite conectarme con las redes de mujeres las que formo parte, para construir unidas y colocar sobre la mesa las realidades de debate que pasan desapercibidas o están normalizadas o encubiertas”, relata.
Intercambio entre militancias de diversos países
Por otra parte, Rothe resalta el modo en qué el activismo digital consolida la resistencia que comparten mujeres de orígenes diversos. Según ella, Internet “nos permite conocer las estrategias de defensa política que practican diversas redes de mujeres en América Latina y hemos visto cómo eso ayuda a posicionarse en la agenda pública. Aprendimos con la campaña por el aborto legal en la Argentina y con Las Tesis de Chile y comenzamos a replicar esas cosas en cada uno de nuestros países y nuestras ciudades. La militancia feminista digital nos está dando esa gran riqueza”.Ahora bien, no se sabe cuánto tiempo resistirá el fenómeno y qué cambios efectivos traerá consigo. El poder de las voces y de las herramientas de las redes sociales es un poder simbólico. Es un poder que tiene “el carácter efímero de una reputación que puede destruirse con un clic”, recuerdan las Blogueras Negras. Lo que queda es apostar al poder transformador que tiene ese espacio recién conquistado.