¿Cómo están las cosas en Alemania respecto a la igualdad entre hombres y mujeres? Una conversación con el escritor Nils Pickert sobre cómo liberarse de los clichés de género, sobre lenguaje inclusivo y el “voluntariado de pañales“.
¿Cómo están las cosas en Alemania respecto a la igualdad entre hombres y mujeres? Las mujeres todavía siguen padeciendo los resabios del “rol de ama de casa”: en el ámbito laboral las oportunidades y el salario son desiguales, y el trabajo de educar y cuidar a los hijos, que no se paga, lo hacen todavía en su mayor parte las mujeres. Una conversación con el escritor y especialista en igualdad de género Nils Pickert sobre cómo liberarse de los clichés de género, sobre lenguaje inclusivo y el “voluntariado de pañales “.Alemania tiene una de las mayores brechas salariales entre hombres y mujeres de Europa. Las mujeres ganan en promedio 19% menos que los hombres. Podría decirse que las mujeres trabajan hasta el 10 de marzo sin salario. ¿Por qué es tan marcada la diferencia salarial en nuestro país?
Se debe a una infeliz combinación de resabios del rol tradicional de ama de casa con la defensa de derechos adquiridos, la segregación en el mercado laboral y visiones estereotipadas de los géneros. Todo esto hace que a las mujeres se las haga amplia y principalmente responsables de la administración del hogar y del trabajo de educar y cuidar. En segundo lugar, hay quienes piensan que todo debe quedar como está. En tercer lugar, solemos otorgar menos reputación y salario a profesiones vinculadas con el cuidado de personas y quienes hacen estos trabajos son predominantemente mujeres, por ejemplo como maestras o enfermeras. Y en cuarto lugar, la discusión sobre las oportunidades desiguales en la carrera y en la profesión se recarga con expectativas y frases como estas: “¡Pero eres mujer, tienes que ocuparte de los niños! ¡Si alguien tiene que trabajar medio tiempo esa eres tú! Y cuando tengas que discutir el salario o en las entrevistas de trabajo no te muestres demasiado impertinente o exigente, te hace ver poco femenina.”
¿Hay cosas vinculadas a la igualdad de género que funcionen bien en Alemania?
En 2020 Alemania ocupó el puesto 10 en el Global Gender Gap Report. Eso muestra que hay muchas cosas que marchan bien. En muchos otros países, por ejemplo, el permiso de maternidad o paternidad con opción de volver al trabajo es sólo una utopía. Pero todavía hay cosas que mejorar, especialmente si se concibe la igualdad de género como una tarea de la sociedad toda. Alemania hace muy bien las cosas en relación con la educación. Los problemas aparecen cuando se intenta hacer de la formación una carrera. De todos modos, el acceso a la educación sigue muy atado al origen y los ingresos, y si tomamos en serio la igualdad, debemos pensar la educación desde una perspectiva interseccional.
A propósito de la licencia por maternidad o paternidad: en Alemania, si ambos padres se toman el permiso o si el padre o la madre cría solo o sola al niño, pueden recibir el subsidio parental hasta 14 meses, es decir, por más tiempo que en muchos otros países europeos. ¿El subsidio parental es una conquista en el camino a la igualdad de géneros?
En cualquier caso es un pilar importante. Pero en este caso también digamos: el subsidio parental se creó ante todo para que académicas bien posicionadas tuvieran un estímulo para tener hijos. A la madre soltera que recibe el subsidio de desocupados Hartz IV se le otorga por maternidad una suma básica mensual de 300 Euro que se añade al subsidio. ¿Dónde está la igualdad ahí? Además todavía no tenemos instrumentos para sacar a los padres de los usuales dos meses de permiso parental, también conocidos como “voluntariado de pañales”. El instrumento en sí es bueno, su implementación se puede mejorar mucho. Y lo mismo vale para muchas medidas de política igualitaria en Alemania.
Cada vez más periodistas usan el lenguaje inclusivo, ahora incluso lo hacen presentadores de noticieros importantes como el Tagesschau o el Heute Journal. ¿Por qué la inclusión lingüística es importante? ¿Y por qué choca aún con cierta resistencia?
La inclusión es importante en todos los ámbitos, también en el lingüístico. La lengua es parte de nuestra identidad. Por eso los grupos marginalizados insisten en ser reflejados en la lengua, y precisamente por eso hay tanta resistencia por parte de personas que consideran que su identidad está amenazada. Debemos preguntarnos por qué tantos de nosotros estamos dispuestos a defender con tanta intransigencia la lengua y al mismo tiempo tenemos la voluntad de denegar o incluso despreciar la demanda de inclusión de nuestros semejantes. La lengua no necesita defensa. Son las personas las que necesitan intercesión y reconocimiento.
En sus textos aborda a menudo el tema de la educación igualitaria en cuanto al género y es autor del libro Prinzessinnenjungs [Chicos princesas]. ¿Por qué es tan importante liberar de los clichés de género no sólo a las niñas sino también a los niños? Y sobre todo: ¿cuál es la mejor manera de hacerlo?
Es importante porque con los clichés de género también arruinamos a los chicos. Desvalorizamos sus sentimientos, su deseo de embellecimiento y su necesidad de consuelo. No hay nada malo en un chico que sea tierno, compasivo, que le guste cuidar a los otros y disfrazarse. Permítame decirlo una vez más: no hay nada malo en un chico así. Debemos dejar de proyectar en nuestros chicos nuestras propias experiencias y demandas estereotipadas. Si los varoncitos quieren jugar al fútbol, hacer ruido y competir está bien. Si se quieren pintar y bailar y hacerse caricias entre sí también está bien. Ninguna de estas cosas tiene género. También está bien que los chicos lloren, que necesiten consuelo, busquen cercanía, puedan tener miedo, permitirse la inseguridad. No hay nada de malo en eso. Una sociedad que se aparta con malestar o repulsión frente a dos varones púberes que se toman la mano en el patio de la escuela tiene un problema enorme. Y el problema no son los dos varones.