Las nuevas condiciones de trabajo y de vida impuestas por la pandemia de Coronavirus ejercen una presión agobiante sobre todos nosotros, pero las mujeres sufren la situación de modo especialmente duro, ya que los roles de género tradicionales dicen de nuevo “¡presente!”. En esta entrevista, la psiquiatra y psicoterapeuta Sabine Köhler explica cómo pueden protegerse las mujeres.
Las medidas de aislamiento trajeron consigo desde el comienzo de la pandemia de Coronavirus el trabajo y la escuela en casa, y de pronto las familias tuvieron que pasar juntas días y semanas en un espacio reducido. Si creemos lo que dicen los grandes medios alemanes, la pandemia nos devolvió de golpe a una distribución de roles de genero propia de los años cincuenta. Pues igual que entonces el trabajo de administración de la familia corresponde otra vez sobre todo a las mujeres, es decir: además del trabajo (en muchos casos de tiempo completo) deben ocuparse constantemente de cuidar y asistir al esposo y los hijos. Y en el peor de los casos, en el hogar también hay un pariente que necesita cuidados especiales. La consecuencia de esta carga doble o triple se manifiesta en depresiones, dolores psicosomáticos y otros síntomas de estrés. En esta entrevista, Sabine Köhler, doctora especialista en psiquiatría y psicoterapia, explica cómo las mujeres pueden enfrentar la situación y protegerse de los efectos negativos.La crisis del coronavirus es para todos nosotros un gran desafío. Hay estudios que muestran que las más afectadas son las mujeres. ¿Es verdad?
La experiencia cotidiana con mis pacientes muestra que en la actualidad las mujeres están claramente afectadas por las cargas múltiples que deben sobrellevar. Escolarizar a los niños en casa es, en la mayoría de los casos, asunto de las mujeres. Eso lo hacen al mismo tiempo que trabajan desde casa. Hemos retrocedido mucho de lo que habíamos avanzado en los últimos años. El rol tradicional está de regreso y muchas mujeres padecen bastante por eso. Y además, todo esto ocurre muchas veces en espacios habitacionales reducidos.
En última instancia todo esto afecta también a los hombres. Pero ¿ellos sufren menos?
Esta situación, evidentemente, es agobiante también para los varones. Pero ellos pueden tomar distancia con mayor facilidad que las mujeres, que se sienten responsables del cuidado familiar. Ahora bien, en las relaciones que ya tenían una división igualitaria de los roles, por supuesto el trabajo se distribuía y se distribuye ahora mejor.
¿La educación juega un papel en el modo en que se reparten las tareas?
Alemania es un país con un elevado porcentaje de académicos y académicas. Pero una vez acabados los estudios, la igualdad social no tarda en desaparecer. Las mujeres ganan en promedio nueve por ciento menos que los hombres. Pero apenas hay hijos, es un veintiocho por ciento menos. Esto ya quiere decir algo y el coronavirus funciona como una lupa sobre la sociedad.
¿Cómo se manifiesta en sus pacientes la sobrecarga psíquica?
De muchas maneras: las más usuales y las que más aparecen ahora son la depresión y el miedo al futuro y al fracaso. Pero también hay trastornos psicosomáticos, dolencias en los hombros y en el cuello, problemas gástricos e intestinales. Se puede observar claramente un aumento de esos síntomas. Y quien ya estaba enfermo, visita el médico con mayor frecuencia que antes.
¿A quién golpea más esta situación?
En principio la crisis es extrema para todos. Cada uno se enfrenta a la pregunta: ¿sobreviviré? Pero hay dos grupos que son especialmente propensos a colapsar psíquicamente: primero las personas entre 25 y 45 años, que viven con la doble carga de familia y trabajo y ya de por sí estaban muy exigidos. Otro grupo son las personas, sobre todo mujeres, que están al final de su vida laboral. Muchas se sienten sobreexigidas por las nuevas condiciones laborales que impone el trabajo desde la casa y los nuevos desafíos tecnológicos. Y a esa edad también se suma muchas veces el cuidado de los propios padres, y en la mayoría de los casos está muy claro quién lo hace: las mujeres
¿Qué sucede con los desfavorecidos más allá de la crisis global, como padres o madres de familias monoparentales o las personas de origen inmigrante?
Las madres de familias monoparentales están desfavorecidas como siempre, porque soportan todo solas y no pueden repartir las tareas. En el caso de mis pacientes de origen inmigrante, el coronavirus no tiene tanta importancia comparado con los problemas que suelen tener. Naturalmente, los niños resultan sumamente desfavorecidos. En este tiempo necesitan que alguien los defienda y es una gran responsabilidad de toda la sociedad.
¿Qué podemos esperar? ¿Las personas saldrán fortalecidas de esta experiencia extrema o colapsarán apenas el peligro esté en cierto modo conjurado?
Dependerá de cada individuo. Algunos ya reconocen ahora sus fortalezas. Para otros, es demasiado. Hay estudios que muestran que después de tiempos como estos el personal de enfermería tiende a sufrir más enfermedades. Algunos metaanálisis de pandemias anteriores muestran, de modo general, un aumento de la enfermedad psíquica como reacción al peligro extremo: “¿Moriré? ¿Sobreviviré?” Las consecuencias económicas de la cuarentena ya son visibles, los bares cierran, la clase media sufre. Con esto se conectan muchos problemas sociales y estos a su vez tienen una relación estrecha con la enfermedad psíquica. Ya ahora vemos un aumento de enfermedades. Hay más pacientes y estos están parcialmente más enfermos. Pues muchos pasaron por experiencias terribles, perdieron seres queridos y no se pudieron despedir correctamente o son personal esencial y están constantemente expuestos a experiencias traumáticas.
Las mujeres son “esenciales” más allá de la pandemia, y no sólo para el sistema familiar. ¿Qué les aconseja para atravesar del mejor modo estos tiempos difíciles?
A todas las mujeres les recomiendo no perderse de vista a sí mismas. La mirada sistémica que tienen las mujeres en la familia es algo magnífico, su capacidad de realizar múltiples tareas es algo que no deben abandonar. Es imprescindible que se tomen un tiempo para cargar la batería, tomar distancia, estar a veces solas en la casa, hacer paseos, encontrarse con una amiga y, si es necesario, luchar por esos tiempos de descanso. Tenemos ese derecho porque nuestra producción es enorme. Y por cada trabajo tiene que haber una compensación, incluso aunque se trate de trabajo sin salario.
Para el estudio Salud Mental en la Crisis, la aseguradora de salud pronova BKK realizó en octubre y noviembre de 2020 una encuesta online entre 154 psiquiatras y psicoterapeutas de consultorios y clínicas de Alemania. El resultado principal fue que la pandemia de coronavirus, con sus limitaciones y cargas, afecta especialmente a mujeres y familias con hijos. Cuatro de cada cinco médicos observaron que en esos grupos las dolencias psíquicas aumentaron en 202. Sobre todo las familias monoparentales estuvieron bajo presión durante la crisis.
De los/as expertos/as consultados/as, el 86 por ciento observó un aumento de las dolencias psíquicas en mujeres. En varones, sólo el 70 por ciento. En el caso de las familias con hijos, el 84 por ciento de los/las psiquiatras mencionó problemas psíquicos agudizados. En el caso de familias sin hijos, sólo el 49 por ciento de los especialistas y en el caso de las familias monoparentales, el 92 por ciento.
marzo 2021