Monika Treut es considerada una de las precursoras del cine cuir. En entrevista, la directora y productora habla de sucesos positivos en las sociedades occidentales, de corrientes represoras y de lo que todavía no funciona bien en general.
Monika Treut es autora, cineasta y gerente de Hyena Films en Hamburgo. Sus películas y documentales atraen la atención internacional y han ganado premios en Italia, Brasil, Inglaterra y Grecia, entre otros países.
| Foto: © Monika Treut / Salzgeber
Sra. Treut, usted es considerada una de las precursoras del cine cuir. ¿Qué significa "cuir"?
El término "cuir" abarca todo lo que queda fuera de la sociedad heteronormativa. Cuando inició a principios de los años noventa con el cine cuir, la palabra todavía se usaba peyorativamente. Pero la comunidad lésbica-marica reivindicó la palabra y ahora la usa conscientemente para autonombrarse, algo que hoy en día se acepta en la mayoría de los países occidentales.
¿Acaso esta aceptación del término refleja también una aceptación general de otros proyectos de vida?
La parte liberal de la sociedad alemana se acostumbró muy bien a lo cuir, muestra cada vez más interés en sus formas de vida y reconoce que son enriquecedoras. En ese sentido, la atmósfera básica en la sociedad alemana es buena. Pero naturalmente también hay una suerte de conflicto cultural. En los círculos conservadores y nacionalistas, donde sacralizan a la familia, siguen denunciándose las identidades divergentes: por ejemplo, el partido alemán Alternative für Deutschland (AFD), el francés Front National y algunos círculos políticos influyentes en Hungría y Polonia no aceptan en absoluto los estilos de vida cuir y creen que son un ataque a la sociedad burguesa. Naturalmente, la Iglesia católica también tiene algo que ver con esto.
¿Entonces qué países lo ven de forma positiva?
Argentina está a la vanguardia en cuanto a los derechos de lesbianas, maricas y transgénero, también en cuanto a la inseminación artificial y la adopción. En Estados Unidos depende mucho de en dónde estés: en Nueva York la cosa es muy distinta que, por ejemplo, en Arkansas.
¿Cómo andan las cosas en Alemania para los derechos de las personas cuir?
En Alemania, el clima social para la comunidad cuir está bien en general, aunque, obviamente, también hay sitios donde hay menos comprensión. Pero también faltan cosas que hacer en el plano legal. Las adopciones para parejas homosexuales, por ejemplo, son muy complicadas y costosas, y para las personas trans, cambiar su estado civil puede ser un proceso degradante. Te hacen preguntas que más bien son golpes bajos.
Después de tres meses en el cine del pueblo se disiparon las reservas: la película Von Mädchen und Pferden se presenta en una zona en la que los temas cuir antes casi no se trataban.
| Foto (detalle): © Edition Salzgeber
¿Qué papel tiene en todo esto el cine? ¿Pueden las películas influir de manera positiva en la opinión pública?
Por supuesto. Le pongo un bello ejemplo que lo ilustra: hicimos una película —Von Mädchen und Pferden— sobre unas muchachas lesbianas en la frontera entre Alemania y Dinamarca. Es una zona en la que las empresas familiares dependen del apoyo de los hijos para trabajar y cuidar de los animales. Al principio, el tema fue un gran escándalo. Y luego la película pasó tres meses en el cine del pueblo y poco a poco lo vieron todos, y quedaron encantados. Antes, los temas cuir simplemente les eran ajenos, y por eso los rechazaban de inicio. Pero cuando los conocieron, eso cambió por completo: solo les faltaba tener contacto y acceso a personas con otra identidad sexual. Fue genial ver ese cambio. Ahora, nuestro equipo de filmación es muy bienvenido ahí y hasta nos acogen las familias.
"Brokeback Mountain", ganadora de un Óscar, logró un parteaguas para el cine cuir.
| Foto (detalle): © picture-alliance / Mary Evans Picture Library
Antes, las películas cuir tenían preocupaciones políticas. A principios de los años setenta, por ejemplo, Rosa von Praunheim hizo un llamado a la sociedad para que se ocupara de las identidades sexuales y estilos de vida distintos al heterosexual.
Sí, eso fue un reto. Y un llamado a los maricas y las lesbianas, para que se volvieran políticamente activos. En ese entonces, la homosexualidad era un tema sucio y de nicho. El parteaguas fue apenas en 2005, con la película Brokeback Mountain, que incluso ganó un Óscar. Desde entonces, el tema está muy aceptado en la sociedad... sobre todo porque un renombrado director hetero hizo la película. Ahora, en las sociedades occidentales, el cine cuir es parte del mainstream. Ha ayudado que los servicios de streaming como Netflix incluyan esas películas. Incluso en una cadena pública como la RBB hay películas cuir bastante seguido; eso es relativamente nuevo. En 1985, cuando Elfi Mikesch y yo proyectamos nuestra película Verführung: Die grausame Frau en la Berlinale, nos atacaron bastante. Tuvimos que defendernos como minoría oprimida. En los últimos 35 años, eso ha cambiado mucho.
Si en principio todas las puertas están abiertas, ¿qué quiere lograr políticamente ahora el cine cuir?
Qué buena pregunta. Aquí hay mucha tolerancia, liberalización, comprensión. Vivimos en el lujo en cuanto a posibilidades liberales. Pero el movimiento cuir es internacional. La comunidad mira muy de cerca dónde se persigue a las personas LGBTQI+ y dónde sufren represalias. También en la Berlinale se vigila eso. Reivindicamos a los cineastas de esos países. Este año, por ejemplo, hubo una película cuir libanesa.
Elfi Mikesch y Monika Treut presentaron su película "Verführung: Die grausame Frau" en la Berlinale de 1985.
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septiembre 2021