Igualdad de género  ¿Qué se necesita para ser un varón feminista?

Igualdad de género Foto (detalle): © mauritius images / Jozef Polc / Alamy / Alamy Stock Photos

El profesor Austin Bukenya habla sobre el camino que recorrió hasta referirse a sí mismo como feminista y sobre los desafíos y oportunidades de los varones feministas. Explica por qué es importante que los varones internalicen la conciencia de género, en lugar de fingirla de modo oportunista, y cómo deberían practicarla de modo consecuente como forma de vida.

¿Cuándo y por qué comenzó a usar la palabra feminista para referirse a sí mismo? ¿Y qué significa “feminista” para usted?

Diría que fue a mediados o a fines de los años noventa. No puedo dar una fecha exacta porque mi relación con el feminismo fue evolucionando. Adopté el feminismo a partir de la observación de las realidades sociales a mi alrededor, y específicamente a partir de la sensibilización directa y el entrenamiento en relaciones de género.

El feminismo es un sistema de creencias y prácticas que pone a la mujer en el centro de todas las actividades. Cuando digo que soy feminista me refiero a que intento observar las situaciones a partir del punto de vista de la mujer y actuar según los intereses de la mujer.

No se necesita ser mujer para ser feminista. Cualquiera que se oponga a la discriminación de la mujer por su género y a los privilegios de los varones por su género puede reivindicarse como feminista.

Entre otras cosas, usted es poeta, académico, escritor y actor. ¿De qué modo influye en su trabajo el feminismo en cuanto práctica y pensamiento crítico?

Trato de incorporar la causa de las mujeres en mi trabajo creativo, académico y docente. En la escritura creativa busco crear personajes femeninos convincentes, fuertes, inteligentes y asertivos, que puedan inspirar a los lectores y al público para imitar su batalla por la emancipación y el empoderamiento de las mujeres.

La escritura periodística me da una buena oportunidad para hacer avanzar la agenda feminista. Uso mis columnas en importantes periódicos de África Oriental no sólo para difundir las luchas y triunfos de las mujeres y exponer y denunciar las injusticias contra ellas sino también para instruir a mis colegas varones sobre la necesidad de comprender y empoderar a las mujeres.

En mis clases de idioma y de literatura intento sensibilizar a los estudiantes acerca de la necesidad de evitar la sexualización y la estereotipación del lenguaje (cuando se dice, por ejemplo, “sexo débil”) y acerca de las implicaciones que eso tiene. También los animo a leer y estudiar obras, de ficción y no ficción, que implícita o explícitamente promuevan la lucha por la igualdad de géneros. También criticamos de modo constructivo obras que manifiestan el machismo y sus consecuencias.

Usted ha promovido la participación de mujeres en la literatura y ha contribuido con el libro Women Writing Africa. The Eastern Region, publicado por Feminist Press New York. También es miembro honorario de FEMRITE, la asociación de escritoras de Uganda. ¿Puede hablarnos un poco sobre ese compromiso?

Me comprometí activa y conscientemente con la militancia feminista después de un programa de sensibilización y entrenamiento en investigación, estudio y publicación con perspectiva de género. Fue a mediados de los ochenta, bajo el auspicio de KOLA, Kenya Oral Literature Association, de la cual soy miembro.

Comencé mis estudios en la Universidad de Makerere, y más tarde, a mediados de los noventa, me encontré allí con Mary Karooro Okurut, una ex estudiante mía, que estaba tratando de formar una organización para promover la escritura y publicación de autoras ugandesas. Me consultó y yo la aconsejé a ellas y a sus colegas.

En 1996, cuando se fundó FEMRITE, la asociación de escritoras ugandesas, Okurut me invitó a participar de sus actividades como miembro fundador honorario. FEMRITE sigue fortaleciéndose, y sus actividades de tutoría, entrenamiento, recaudación de fondos y publicación estimularon de modo singular la escritura ugandesa, dentro y fuera del país. Las escritoras y críticas literarias ugandesas más reconocidas en el plano internacional crecieron gracias o tuvieron relación con FEMRITE.

FEMRITE me conectó con Feminist Press of New York allá por el 2000. La profesora Florence Howe, que había fundado Press at the City University of New York (CUNY) en 1971, quería publicar antologías de textos escritos por autoras africanas a lo largo de los siglos. Le pidieron a FEMRITE que recomendara a colaboradores de África Oriental y FEMRITE me recomendó a mí. Howe, considerada por muchos una de las madres fundadoras de los estudios feministas, ya había admitido hacía tiempo los beneficios de trabajar con varones que creyeran en la causa de las mujeres y de buena gana aceptó la recomendación de FEMRITE.

¿Cómo define su papel en estos campos de trabajo? ¿Sintió alguna vez una tensión por su género en los espacios femeninos? Y si es así, ¿en qué, piensa usted, se fundaba esa tensión?

No siento ninguna tensión o inquietud al trabajar con mis amigas y mis colegas mujeres. Si uno está adecuadamente sensibilizado y entrenado respecto al género, comprenderá y sentirá que todos somos simples seres humanos, iguales, embarcados en proyectos comunes. Las tensiones que sufren los varones aún no liberados, aún ignorantes, cuando trabajan con mujeres o en espacios femeninos, provienen de la suposición errónea, machista, de que es imposible que los hombres y las mujeres se relacionen en un contexto de no manipulación o no explotación. Superar esos complejos propios de la desinformación es un gran paso hacia la tan necesaria emancipación masculina.

¿Cuáles son, para usted, las oportunidades y desafíos que aparecen cuando los varones participan de la militancia feminista o de otras formas de feminismo?

Los varones que eligen participar en actividades feministas tienen garantizada la oportunidad de hacer avanzar una causa evidentemente justa. En segundo lugar, seguramente mejorarán las relaciones con sus familiares mujeres, con sus amigas y colegas, ya que adquirirán conocimientos verdaderos y genuinos y descartarán las distorsiones alimentadas por el machismo. Y veo tres desafíos principales con los que los varones se enfrentarán. En primer lugar, deberán aceptar que mujeres y hombres expertos los entrenen y sensibilicen respecto al género. En segundo lugar, deberán internalizar la conciencia de género, sentirla, en lugar de fingirla de modo oportunista. En tercer lugar, deberán practicarla como forma de vida de modo consecuente.

¿Qué piensa del papel de los feministas masculinos? ¿Pueden desafiar los sistemas de pensamiento patriarcales?

Los feministas masculinos deben reconocer su convicción y profesarla de modo abierto, confiado y sincero. Deben mantenerse informados e informar a los colegas sobre los últimos desarrollos en estudios feministas y de equidad de género, y sobre la implementación de la justicia de género en todas las áreas de acción social. Deben exponer y denunciar todos los casos de injusticia de género que llegan a su conocimiento. Deben desafiar el patriarcado demostrando en su propio estilo de vida que trabajan de modo consecuente por la emancipación y empoderamiento de las mujeres en todos los frentes.

¿Cuáles son los logros recientes más grandes en términos de igualdad de género? ¿Y qué espera del futuro, especialmente en relación con África Oriental?

Hay muchos desarrollos positivos en la lucha por la igualdad de género en África Oriental. El número creciente de feministas varones es uno de ellos. Otro es el aumento de los departamentos y escuelas de estudios feministas y de género en las universidades, incluido el departamento de la Universidad de Makerere, el más antiguo de todos. Estamos acercándonos a la paridad de género en la matrícula estudiantil. En la mayoría de los países hay evidentes conquistas políticas femeninas. Pero hay también muchos obstáculos. Kenia todavía está luchando para implementar el requisito institucional de que al menos un tercio de los integrantes de los órganos gubernamentales superiores debe ser del género opuesto al de la mayoría.

Por otra parte, en el plano comunitario, muchos problemas subsisten: la violencia doméstica, la diferencia en los derechos de propiedad, herencia y de acceso a la tierra, la desigualdad en el matrimonio, la mutilación genital femenina. Queda mucho por hacer.

Las preguntas las hizo Antonie Habermas, editora online de Zeitgeister magazine.

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