Además de la guerra civil, otro conflicto azota actualmente a Yemen: el conflicto entre el café y el qat. Mientras los árboles de qat intentan conquistan tierra, mar y autoridades, el café, cultivo profundamente arraigado en el suelo y la historia del país, resiste a esa destrucción y apuesta todo por seguir siendo un acompañante fiel de los yemeníes.
Es casi mediodía cuando ascendemos por las pendientes entre los pueblos de Manakha y Al-Hatib, y nos topamos con terrazas de cultivo de café que se extienden hasta nosotros desde los pies de las montañas. A diferencia de otras regiones vecinas, el qat está desapareciendo de los campos y está siendo reemplazando por el café. Después de una época en que el qat se propagó por los zonas más fértiles de Yemen y sus altas ganancias hicieron que los campesinos abandonaran los frutales en favor del qat, estos campesinos han decidido volver a grano de café yemení, cuya calidad y sabor extraordinarios hicieron famoso al país. En el centro de la localidad de Al-Hatib, cerca del conocido santuario, conocemos a un septuagenario que ha encontrado un mensaje en el café. Nos cuenta cómo despertaron las personas cuando decidieron volver a sembrar juntos las semillas y eliminar las raíces de qat. La asociación del pueblo apoyó a los campesinos a dar ese paso y puso a disposición de ellos herramientas de producción y comercialización para superar eventuales barreras. Poco tiempo después se alcanzaron buenas ganancias y las plantas de café han vuelto a prosperar en sus terrazas.La experiencia de la localidad de Al-Hatib y de la región de Haraz, al oeste de Saná, capital del país, sirve como modelo para muchas regiones yemeníes que ya han adoptado el mismo principio. En la gobernación de Taiz, en el sur del país, hay numerosas iniciativas para reemplazar por café los árboles de qat. La más conocida es la cooperativa agrícola Bani Sinan del distrito de Bani Hammad en la región de Al-Mawaset. El café Hammad es considerado una de las mejores variedades de café yamaní. La cooperativa se propuso plantar hasta 2025, en colaboración con otras asociaciones y organismos de ayuda, un millón de árboles en la gobernación de Taiz. El plan prevé el cultivo de café en escuelas e instituciones de salud, y la cooperativa ya hizo varias actividades en festivales para apoyar el cultivo de café.
Plantación de qat cerca de Saná, la capiltal yemení. | © Canva
El conquistador verde
En las últimas décadas, el cultivo de qat se extendió a muchas regiones de Yemen, sobre todo las zonas montañosas del norte y el oeste. El cultivo de qat se considera problemático por sus consecuencias sanitarias, económicas y sociales. Los expertos observan diferentes factores para el crecimiento del cultivo de qat. Por un lado, su creciente popularidad entre la generación joven y el hecho de que su consumo ya es parte establecida en muchos eventos sociales como bodas, funerales, resolución de litigios y otras ocasiones. A esto se agrega que apenas si hay restricciones oficiales y el estado yemení parece tolerar la cultura del qat.La economía del qat cuenta con muchos distribuidores, de modo que los campesinos no deben preocuparse ellos mismos por la comercialización de su cosecha. Por el contrario, los socios se trasladan de los mercados y ciudades al campo y les compran el qat en el lugar. Eso les ahorra a los campesinos trabajo, transporte y mucho dinero. Esta fue una de las muchas razones de la propagación del cultivo de qat, ya que con poco esfuerzo se pueden lograr buenas ganancias.
Según la OMS, el qat es una planta narcótica. Los consumidores la mastican para obtener un efecto estimulante. Se cultiva en Yemen y otros países de África oriental y se exporta ilegalmente a muchos países árabes y no árabes bajo la forma de hojas verdes, o secadas y molidas como té. Para acelerar el crecimiento, los campesinos usan diferentes venenos, pesticidas y fertilizantes. Las leyes de Yemen no prohíben el cultivo ni el comercio de qat. Más bien, la ley impositiva yemení número 42 del año 2001 carga al qat, entre otros productos, con una imposición del 20 por ciento. En 2002 el parlamento yemení debatió una ley para prohibir el cultivo de qat, pero dado que la mayoría de los parlamentarios lo consume, el proyecto de ley no prosperó.
Las hojas de qat –Catha edulis– comúnmente se mastican como tabaco, se retienen en la boca y se mascan de modo intermitente para liberar la sustancias estimulantes. | © Canva
Según la certificación de país de origen, mecanismo al que Yemen se sumó en 2011, el país exporta 4 000 toneladas de café por año. La producción cayó de alrededor de 22 000 toneladas anuales en 2018 a 18 000 toneladas en 2019. La superficie cubierta por plantas de café pasó de 35 984 a 30 544 hectáreas. A causa de ese retroceso se iniciaron numerosas campañas de sensibilización para proteger la herencia agrícola de Yemen.
La riqueza del café
Oh, café de Yemen, preciosa perla de los árboles,quien te cultive no sufrirá pobreza ni humillación.
La cita proviene de la canción “Amor y café”, que inspiró a la juventud yemení para comenzar iniciativas que inviten a volver al cultivo del café, en lugar de qat. Cuando un yemení escucha esa canción, siente nostalgia y añoranza del cultivo de café de antaño. Casi todos los yemeníes conocen esa canción del poeta Mutaher al-Eryani, musicalizada y cantada décadas atrás por Ali bin Ali al-Ans. Con el surgimiento de esas iniciativas, la canción revivió como obra de arte.
El café se cosecha de un árbol, donde crece como pequeños granos verdes, que luego adquieren un color rojizo. Entonces se los recoge, se los seca y se los tuesta y luego se los muele y quedan listos para su consumo. Se discute si es una planta originaria de Yemen o del Cuerno de África, pero todas las historias concuerdan en el hecho de que los primero que usaron el café como bebida fueron los yemenitas. Así, por ejemplo, Yemen tiene un puerto llamado Moka, antiguo centro comercial del café, a partir del cual surgió la denominación de la variedad “café mocha”.
Según la tesis de maestría El comercio de café yemení de la investigadora Arwa Al-Khatabi, los otomanos, tras expulsar en 1538 a los portugueses de las costas del Mar Rojo, iniciaron una nueva era en el comercio. Esto fue posible gracias a los puertos del Mar Rojo como el de la ciudad de Moca, cuyo nombre se convirtió en una marca registrada, Mocka Coffee, que apareció por primera vez en lengua inglesa cuarenta años después que el toponímico yemení, en 1598. Según el historiador Ibn Razi, el café yemení se menciona por primera vez en manuscritos del año 900. Manuscritos antiguos indican que Ali bin Omar al-Shadhli, fallecido en Moka en 1418, fue el primero en traer granos de café del sudoeste de Abisinia a Yemen y en usarlos como bebida.
El café se siembra en numerosas regiones de Yemen, que su vez dan nombre a las diferentes variedades: al-Hammadi, al-Fadhli, al-Barai, al-Yafei, al-Rimi, al-Matari, al-Khoulani, al-Anisi, al-Ismaili, al-Harazi, al-Saafani entre otras. Gracias a la diversidad topográfica la producción tiene lugar durante todas las estaciones del año. Según un estudio de la agencia Bloomberg, en relación con la calidad, el café yemení ocupa el primer lugar mundial. Un kilo de café yemení puede costar hasta 500 dólares, una tonelada hasta un millón de dólares. Es decir que un kilo de café yemení cuesta tanto como diez barriles de petróleo. Después del yemení, en segundo lugar, está el café brasileño. Brasil exporta tres millones de toneladas de café por año.
El café yemení es uno de los mejores del mundo. | © Canva
Iniciativas de rehabilitación
En las redes sociales están muy activos muchos yemeníes que hacen un trabajo de esclarecimiento y sensibilización en favor del retorno a la cultura del café. A través de iniciativas juveniles, apoyadas por instituciones comerciales, organizan diferentes eventos y actividades. Bajo el hashtag #Aywa_Ban, en marzo pasado, los activistas exhortaron a los propietarios de café yemení de todo el mundo a ofrecer café de modo gratuito para celebrar el día nacional del café.Este retorno al café viene unido a una reconexión con la identidad nacional yemení, perturbada por el conflicto prolongado que azotó al país. Numerosos activistas, hombres y mujeres, ven en el interés por la cultura del café un elemento crucial de la identidad histórica de Yemen.
El 3 de marzo de cada año, los yemeníes celebran el Día del Café, una festividad para promover la cultura del café. Para esa ocasión, la Agencia de Cultura de Taiz organizó recientemente un carnaval artístico y creativo. Este evento incluía la cata de café y la siembra de 10 000 plantas de café y contó con la participación de famosos cantantes, músicos y comediantes yemeníes.
El Ministerio de Agricultura de Sanaa (no reconocido internacionalmente) declaró el 3 de marzo Día Nacional de Celebración del Café Yemení. Esta decisión obligó a las agencias de agricultura e irrigación de las diferentes gobernaciones a celebrar ese día. Los festejos agrícolas se desarrollaron del 1 al 10 de marzo.
Amin, comerciante de café y participante de la campaña para promover la cultura del café, dice: “Esto nos invita a prestar más atención al comercio del café y a decir que el futuro es promisorio. Sin embargo, los agricultores necesitan el apoyo de organismos de ayuda para recuperar la alta calidad y la alta estima del café yemení”.
En relación con la declaración del 3 de marzo como Día del Café por parte del gobierno de Sanaa, Amin agrega: “Es gracias al involucramiento de los jóvenes en las redes sociales. Esperamos que esto se convierta en un evento anual para promover el café y obtener apoyo y facilidades para la exportación.”
Plantación tradicional de café cerca de un pueblo en la sierra de Haraz, Yemen. | © Canva
Un grupo de jóvenes comenzó la iniciativa “Tu amor es oro”, un festival que tiene como objetivo divulgar la larga historia del café (llamado “oro yemení”). Sirvieron en la calle tazas de café a los peatones y en la región de Haraz, al oeste de Sanaa, la capital, según los organizadores, se logró destruir 450000 plantas y reemplazarlas por plantas de café.
Ahora bien, los campesinos están ante numerosos desafíos, aclara Mohammed, un productor de café: “Está el cambio climático y la lluvia ya no se produce en las épocas habituales. Teníamos la costumbre de irrigar los cultivos a comienzos de marzo pero los últimos años fue imposible, lo que llevó a una reducción de los rendimientos. Además lo comerciantes presionan a los campesinos para obtener precios bajos”.
En cuanto a las soluciones, Mohammed agrega: “Espero que el gobierno y las organizaciones activen los mecanismos de apoyo a la construcción de diques, para que podamos regar los árboles en el momento correcto y facilitar diferentes cadenas de exportación para alcanzar un precio adecuada. La mayoría de los campesinos necesitan el asesoramiento de ingenieros agrónomos en temas como cultivo, secado y almacenamiento de la cosecha”.
A pesar del predominio del cultivo de qat, las iniciativas sociales por el regreso al café yemení son un signo de la creciente consciencia de que es necesario proteger ese cultivo y no descuidarlo. Esos llamados se producen justamente cuando Yemen sufre los devastadores efectos ecológicos, sanitarios y económicos del cultivo de qat. El retorno al café incluye también soluciones para los problemas ocasionados por la propagación masiva del cultivo de qat. Ante las terribles consecuencias de la guerra que padece actualmente el país, los yemenís luchan por su café y sueñan con un triunfo de los granos de café sobre las hojas de qat.
Este texto fue publicado originalmente por Revista Ruya.
noviembre 2023