Pina Bausch
LA PERSONIFICACIÓN DEL ESPÍRITU COSMOPOLITA

Pina Bausch
Pina Bausch | © Ursula Kaufmann

A primera vista, la biografía de Pina Bauschs podría ser calificada de sedentaria. En su trabajo artístico, sin embargo, la interculturalidad tuvo un protagonismo que nadie antes le había dado en la danza.

En realidad, podría decirse que la vida de Pina Bausch (1940–2009) tuvo poco de espectacular. Con excepción de una pasantía en EEUU, entre 1959 y 1961, la bailarina y coreógrafa nacida en Solingen vivió toda su vida en la Cuenca del Ruhr: primero en su ciudad natal; luego en Essen, donde estudió en la Folkwangschule: y por último en Wuppertal, donde en 1973 se hizo cargo del departamento de danza del teatro municipal.

Sin embargo, Pina Bausch es la personificación del espíritu cosmopolita, no solo porque los miembros de su compañía Tanztheater Wuppertal provenían de todas las regiones del mundo, sino también por el principio del viaje que dio vida a muchas de sus obras. Desde los años 80, la base de parte importante de su trabajo la constituyó precisamente el viaje, la realización de largas estadías de investigación en países, ciudades y lugares lejanos, donde buscaba absorber con su compañía lo específico y local, para luego volver a Wuppertal a transformar ese material coreográficamente.

Trabajos legendarios como Palermo, Palermo (1989), Masurca Fogo (1998) y Nefés (2003) son el resultado de esta metodología de trabajo, en Sicilia, Portugal y Turquía, respectivamente. No faltaron las críticas que calificaron el trabajo de Pina Bausch como un arte de postal, pero lo concreto es que la idea del viaje global había contagiado a la danza teatro y Bausch era parte del viaje.

Difícil calcular cuántas presentaciones dio el Tanztheater Wuppertal como compañía invitada en numerosos países del mundo, lo que sí está claro es que la presencia mundial de la compañía transformó a la danza teatro probablemente en el primer producto global del área de las artes escénicas, en un género apreciado y aplaudido con una unanimidad intercultural pocas veces vista, de la que dan testimonio las más importantes distinciones en Japón, EEUU y toda Europa. Podría decirse que Pina Bausch compensó su sedentarismo de manera espectacular, transformando el desplazamiento y la experiencia intercultural en una de sus fundamentales herramientas artísticas, en nombre de la danza teatro.