La soledad es vista como la epidemia oculta que siguió a la pandemia. La gente joven también se ve afectada: de acuerdo con un estudio, aproximadamente uno de cada tres alemanes entre 18 y 53 años se sienten solos y, en algunos casos, excluidos. En esta entrevista, Lena Frembs, autora del estudio, explica las razones de esto y propone algunas soluciones.
Además del impacto que tuvo en la salud y el daño económico que causó, la pandemia de coronavirus también tuvo algunas consecuencias invisibles: las restricciones de contacto provocó que más y más personas se sintieran solas. Aunque la crisis ha pasado, el sentimiento permanece — especialmente entre la gente joven. Esto quedó claro en una investigación realizada por el Instituto Federal Federal de Investigación Demográfica de Alemania (Bundesinstitut für Bevölkerungsforschung, BiB) entre 2005 y 2022. Estudios en otros países occidentales como Estados Unidos normalmente tienen conclusiones similares. Una persona que está sola tiende a sentirse incomprendida y excluida, incluso cuando están con otras personas. Si bien las personas solitarias no están solas necesariamente, buscan diferentes relaciones sociales.Sra. Frembs, la soledad se está volviendo un desafío social. ¿Por qué la situación no se ha normalizado de nuevo ya que se han levantado todas las restricciones de contacto de la pandemia?
Muchas personas adoptaron patrones de comportamiento poco favorables durante la pandemia. Se acostumbraron a estar solas, mantuvieron contacto solo con los más cercanos o se recluyeron en sus familias. Ahora les resulta más difícil regresar a su comportamiento anterior, a pesar de que saben que esto las deja sin individuos clave a su alrededor. Es difícil modificar los hábitos, no sólo en estos casos.
El sentimiento de soledad se hace cada vez más generalizado incluso entre la gente joven. ¿Por qué tantas personas entre 18 y 29 años carecen de contactos personales comunes?
Éste es un grupo de edad en el que ocurren mucho cambios: es un momento en el que las personas terminan la escuela, dejan la casa de sus padres o se mudan a otra ciudad. Normalmente, esto crea nuevos contactos y amistades automáticamente. La pandemia cambió eso. La gente joven se retrajo u optó cada vez más por la comunicación digital, aunque estos contactos no producen la misma profundidad ni los mismos vínculos que los encuentros personales.
¿Son estas tendencias un fenómeno alemán o pueden observarse también en otros países?
La soledad es un problema en muchos países. Desde Estados Unidos hasta Japón y Australia se observan desarrollos similares, y cada vez son más los gobiernos que reconocen que la soledad es un problema social. El Reino Unido tiene incluso un Ministro dedicado a la soledad.
Usted distingue entre soledad emocional y soledad social. ¿Qué se entiende por estos términos?
Cuando decimos que una persona sufre soledad emocional, nos referimos a que carece de relaciones íntimas y significativas con personas como su cónyuge o pareja, o incluso no tiene amigos íntimos. Hablamos de soledad social cuando una persona carece de redes de apoyo social.
¿Qué sectores de la población se ven especialmente afectados?
La soledad está muy extendida entre la generación de más edad, aunque cada vez más también entre los adultos jóvenes. Además, las personas con bajo nivel educativo y bajos ingresos, o con problemas de salud, corren un riesgo especialmente alto de sentirse solas. Aquellas personas que viven solas y las familias monoparentales también se ven afectadas con frecuencia. También hemos descubierto algunas diferencias de género: las mujeres tienden a sufrir soledad emocional, mientras que los hombres se ven más afectados por la soledad social.
¿Cómo se explica esta diferencia?
Sólo tenemos una idea rudimentaria de por qué ocurre esto. La socialización y nuestra cultura de género probablemente desempeñan un papel, ya que las mujeres son más propensas a admitir sentimientos de soledad emocional. Conceden más importancia a la creación de vínculos que los hombres, y también son más críticas a la hora de examinar sus relaciones. Como las mujeres suelen seguir siendo responsables de los cuidados y las tareas domésticas, también suelen tener más a menudo la sensación de que se han quedado solas con estas tareas. A su vez, a los hombres se les enseña a no mostrar ninguna debilidad, lo que hace que sean menos capaces de admitir su soledad. También dan más importancia a las relaciones funcionales. No obstante, como digo, se trata sólo de intentos de explicación: es necesario investigar más en este campo.
Yo no hablaría de fracaso. La soledad surge de la discrepancia percibida entre las relaciones deseadas y las reales. También puede afectar a personas que socializan mucho. Tampoco es fácil para los afectados reaccionar ante ella. La soledad puede ser dolorosa y causar estrés social, lo que lleva al retraimiento. Es difícil volver a salir. Y las nuevas relaciones tardan en formarse.
El Gobierno alemán quiere hacer frente a la tendencia a la soledad con numerosas medidas y campañas. Además de las consecuencias para la salud, el aumento de la soledad también puede repercutir en la cohesión social: Las personas solitarias corren un mayor riesgo de aislarse y radicalizarse política o religiosamente. ¿Qué puede ayudar a los afectados?
En primer lugar, depende de cada uno. Si hay alguien a mi alrededor que se muestra cada vez más retraído, entonces puedo hacerle ofertas para realizar actividades conjuntas, por ejemplo. También se requiere mucha comprensión para una actitud inicialmente negativa. Al principio, la gente suele desconfiar de este tipo de ofertas. El Estado puede fomentar la participación social, por ejemplo reuniendo a la gente en redes vecinales. También hay que sensibilizar a la gente sobre el tema. Por último, también serían útiles programas adecuados para determinados grupos de riesgo, como familias monoparentales, adultos jóvenes o personas mayores.
Sobre el estudio:
La soledad aumenta en los adultos jóvenes y de mediana edad
Según los análisis del Instituto Federal de Investigación Demográfica (BiB), uno de cada tres alemanes de entre 18 y 53 años se sintió al menos parcialmente solo en el invierno de 2022/2023. Con el inicio de la pandemia de coronavirus en 2020, la cifra había aumentado considerablemente y un año después afectaba a casi la mitad de los encuestados (47%). Desde entonces, ha vuelto a descender ligeramente, pero sigue siendo elevada, sobre todo entre los menores de 30 años.Las personas con un estatus socioeconómico bajo, las que no tienen la nacionalidad alemana, las familias monoparentales o separadas y las que llevan mucho tiempo en paro o tienen problemas de salud de larga duración tienen un mayor riesgo de soledad. La soledad crónica puede tener numerosas consecuencias para la salud de los afectados. Además, las personas solitarias tienen un mayor riesgo de aislarse y, posiblemente, radicalizarse política o religiosamente: "El aumento de la soledad en la población puede, por tanto, suponer también un riesgo para la democracia, ya que puede poner en peligro la cohesión social interna".
Aquí puede consultar el estudio (en alemán).
agosto 2024