La «crisis» no es tanto de migración como de mentalidad, argumenta Mark Terkessidis.
Es un panorama extraño el que presenta Alemania estos días. Aunque se necesitan trabajadores en todas partes y la aceptación de refugiados en el mercado laboral es un éxito, la «migración irregular» parece ser el tema más controvertido.
Los habitantes de zonas cuya población disminuye desde hace años temen especialmente la inmigración. ¿Cómo se explican estas contradicciones? Alemania es de facto, hasta hace muy poco, un país de inmigración, y es evidente que las actitudes no están a la altura de la realidad.