Microtendencias  Una "dolce vita" para llevar

Glückliche Frau mit Cocktail in der Hand © Shutterstock

En las redes sociales, las tendencias de estilo de vida llegan y se van a una velocidad cada vez más vertiginosa. Para algunas personas, el consumo, incluso, se ha convertido en una forma de expresar su identidad. Pero, ¿es esto algo real o efímero? Clara Seyler nos habla de un fenómeno que en algunos años quizá solo nos haga sacudir la cabeza con desaprobación.

La tendencia de TikTok del verano de 2023 es "Tomato-Girl". ¿No les suena? Al parecer es tendencia sobre todo entre la generación Z, aunque el tema ya haya salido de las redes sociales y aparecido en revistas especializadas como Vogue, Forbes y Stern. "Tomato-Girl" no es más que una forma de nombrar un estado de ánimo que supuestamente se genera a través de ciertas prendas de vestir, música o alimentos. El subtexto: si no puedes viajar al sur de Europa ahora mismo, con los productos adecuados al menos puedes llevarte un pedacito del sur de Europa a casa. Y el sur de Europa tal como existe en nuestros recuerdos, con temperaturas acogedoras de veintitantos, sin incendios forestales y con hoteles costeables.

Hay otra tendencia de TikTok que encaja en el mismo modelo: el "Eurosummer". Con ese hashtag, los turistas estadounidenses están compartiendo sus experiencias de verano en Europa en TikTok e Instagram. También están fascinados por el Mediterráneo, y la ligereza y el disfrute están en primer plano, incluso una buena medida de "dolce vita" y escapismo. Por muy abstractas y falsas que suenen estas tendencias en un primer momento, tienen una gran resonancia: en TikTok, el hashtag #tomatogirl tiene 11.8 millones de vistas, y #eurosummer, 882.7, divididas entre recetas (con platillos llenos de jitomate, obviamente), tips de maquillaje y bitácoras de viajes. Hasta ahora, todo muy inofensivo.

EL PODER DE LAS COMPARACIONES


Por muy inocuos que parezcan estos fenómenos, no hay que subestimar sus efectos. Tomato-Girl y Eurosummer son ejemplos emblemáticos del bello mundo de apariencias con el que las redes sociales seducen a sus usuarios. ¿Quién no se perdería con gusto en un par de fotos de playas de ensueño y noches de verano románticas? Sin embargo, el bombardeo perpetuo de videos de una copita de vino mientras ven el atardecer en Capri o de un tour en barco por la Côte d'Azur puede hacer que nuestra propia vida nos parezca muy triste. Tarde o temprano, llega el punto en el que uno se compara con lo que ve en redes. Y da lo mismo si se trata de las cuentas de amigos o de influencers profesionales.

La comparación constante nos produce inseguridad y genera presión para mantenernos a la altura. Es todo un desafío, pues a fin de cuentas en las plataformas solo se muestra un fragmento muy curado de la realidad. Los aspectos negativos (por ejemplo, el costo de un producto), quedan fuera. Entonces, cumplir con un ideal inexistente se convierte  en nuestro objetivo. ¿Quién puede pasar todo el verano en la playa de Portofino? Y también hay que cuestionar si un labial un tanto más rojo, un vestido de verano largo o una bolsa de mimbre bastan para acallar nuestras ganas de escaparnos a la playa.

La confrontación diaria con esta forma embellecida de la realidad no deja sin marcas a los usuarios de redes sociales, sino que genera insatisfacción. Las investigaciones de la Universidad de Ruhr en Bochum, por ejemplo, muestran que las personas que también tienden a compararse con los demás fuera de internet pueden sentir un efecto negativo en su autoestima al usar tales plataformas. Un estudio de largo plazo de la Universidad de Montreal, en el cual se observó a casi 4 mil jóvenes y su uso de redes sociales durante 4 años, también demostró una correlación entre el uso de redes sociales y el desarrollo de síntomas depresivos.

AUTORREALIZACIÓN POR MEDIO DEL CONSUMO


Lo efímero de las tendencias en redes sociales no lleva a la satisfacción y el bienestar. Con videos de máximo 60 segundos y un algoritmo difícil de comprender, TikTok es el epicentro de las famosas microtendencias. Estas se caracterizan por alcanzar tal nivel de popularidad en un tiempo tan corto que no tardan en causar empacho. La siguiente microtendencia llega de inmediato. Cottagecore, Dark Academia, Barbie-Core (sí, la reacción a la película homónima) y por último Tomato-Girl son solo una fracción de las tendencias que se han impuesto en TikTok en los últimos meses y años.

Pero ¿por qué funcionan tan bien estas tendencias? Cada una tiene sus colores propios, su música propia, sus productos propios. En redes sociales, el conjunto de esos aspectos se llama "aesthetic" ("estética", en español), y se supone que expresa un estado de ánimo. El "Cottagecore", por ejemplo, está inspirado en la romantización de la vida campirana, mientras que "Dark Academia" se refiere a la idealización de las universidades de élite llenas de historia, como Harvard y Oxford. Por lo tanto, cada tendencia es más que solo la suma de sus aspectos materiales. Encarnan a la vez toda una perspectiva de vida y ofrecen la posibilidad de autorrealización. Gracias al lema de "compro, luego existo", los usuarios pueden expresar su pertenencia a estos movimientos consiguiendo productos que se publiciten dentro de su "aesthetic". Esto no es poca cosa, sobre todo si pensamos en la velocidad con la que estas tendencias se relevan unas a otras. Quien quiera mantener el ritmo, cae en una espiral de consumo; un círculo vicioso que exige cada vez más tiempo y dinero, y que tiene una alta probabilidad de acabar en frustración.



 

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