Franz Kafka no sólo fue escritor, también tuvo que trabajar durante toda su vida en una oficina para llegar a fin de mes. No fue el único. Diez ejemplos de mentes creativas con trabajos monótonos y absurdos.
Franz Kafka (1883-1924), autor de La metaformósis, El proceso y El castillo; el primer escritor moderno es quizá la descripción más común de la labor del artista praguense. Otro sería Kafka: el empleado del Instituto de Seguros contra Accidentes para Trabajadores. Alejado de su pasión como escritor, aquí encontraba un lugar en el que hacer funciones de lo más aburridas durante un turno fijo. Todos los días entre 1908 y 1922, desde las 8 de la mañana hasta las 14 horas de la tarde, allí que iba para ganarse un suplemento económico a las retribuciones que ya percibía como escritor. Pero no era su único negociado, pues Kafka también llegó a vivir como empresario debido a su gestión de la compañía familiar Prager Asbestwerke Hermann & Co.Encontrar la inspiración artística en el trabajo
Aunque Mark Twain (1835-1910) es conocido mundialmente por ser el autor de novelas inmortales como Las Aventuras de Tom Sawyer o Las Aventuras de Huckleberry Finn, sus inicios se fraguaron en diferentes profesiones del todo alejadas a la de escritor. Samuel Langhorne Clemens, como se llamaba realmente el literato estadounidense, fue piloto en un barco de vapor, soldado en la Guerra de Secesión de EEUU, minero en Nevada, comerciante de maderas y, por último, periodista.Stella Remington (*1935) escribió su primera novela en 2004. Tiempo atrás, esta londinense llegó a ser la primera mujer en ostentar el cargo de directora de los servicios de seguridad británicos , conocidos como el MI5, desde 1992 hasta 1996. Este pasado llevó a Stella Whitehouse, tal y como se llamaba antes de contraer matrimonio y perder su apellido, a escribir un primer y extenso relato basado en un ataque terrorista imposible de detectar. Lo tituló La Invisible. Más tarde, le siguieron diversas novelas policiales.
Los inicios nunca fueron fáciles
Primero secretaria del Pentágono y cantante de versiones, después actriz de éxito. Éstas son las experiencias que ha acumulado Taraji P. Henson (*1970). Por las tardes, cantaba y bailaba en un crucero, mientras que por las mañanas trabajaba para el gobierno, al igual que algunos miembros de su familia. Pero no fue hasta 2001 cuando saltó a la fama con su papel en la película Baby Boy.Henry Miller (1891-1980) fue una de esas personas que sufrió la censura de sus libros a lo largo del siglo XX. Antes de eso, llegó a ser jefe de personal de la Western Union Telegraph Company, es decir, la compañía de teléfonos y telégrafos. El autor de libros como Trópico de cáncer y Trópico de capricornio no encontraría su sitio en la literatura hasta llegada la cuarentena. Después, el contenido provocativo de sus creaciones chocaría con la censura, algo que influyó en la posterior Generación Beat.
Aburridos en sus oficinas de grandes empresas
El caso de Wallace Stevens (1879-1955) tampoco se distancia tanto del de nuestro protagonista, Kafka. Este poeta estadounidense también se decantó por la rama de los seguros en la Hartford Accident and Indemnity Company cumpliendo sus funciones como abogado que era. De hecho, trabajó ahí hasta su muerte, por lo que siempre compaginó su faceta poética con el desempeño de este trabajo de oficina.¿Y si Harper Lee (1926-2016) hubiera continuado con su trabajo como telefonista en una aerolínea donde cogía las reservas de los billetes? Pues nunca hubiéramos conocido, seguramente, obras como Matar a un ruiseñor. De hecho, dejó la Eastern Airlines porque un amigo le aconsejó tomarse un tiempo para centrarse en su carrera literaria. Le hizo caso y, al tiempo, publicó su obra más conocida.
La persona y el personaje se confunden
El nombre de Mayim Bialik (*1975) quizá no es tan conocido como el de Amy en la serie The Big Bang Theory. En realidad, son la misma persona, solo que la primera da vida a la segunda. De hecho, esta californiana estudió siete años hasta que se convirtió en neurocientífica. Actualmente, compagina sus actuaciones con la divulgación en torno a la neurociencia.Geoffrey Owens (*1961) se hizo famoso por su aparición en el aclamado The Cosby Show. Pocos sabían entonces que antes de todo eso trabajó en un supermercado de la cadena Trader Joe’s. Cuando lo hizo público, algunas personas se rieron de él en las redes sociales. La respuesta no se hizo esperar: personajes conocidos del mundo del espectáculo y otros tantos usuarios en las redes le apoyaron. “No hay trabajos que sean mejores que otros. Todo trabajo es importante y valioso”, comentó después el actor.
Más actual es Peter Hein (*1957), cantante del grupo de punk alemán Fehlfarben (colores falsos en castellano). En una entrevista para Spiegel, aseguró que nunca se podría ganar la vida únicamente de su música. “Quizás puedas irte de vacaciones, pero nada más”, enfatizó. Sin ir más lejos, el cantante afirmó que siempre formará parte de una plantilla: “Antes de los Fehlfarben, durante los Fehlfarben y después también”, dijo en referencia al éxito cosechado hace décadas por el grupo de punk.
La decisión que tomó este alemán se alineaba con el ideario punk: antes trabajador con una vida precaria que convertirse en una estrella del pop. Eso le hizo notar en sus propias carnes cómo los vaivenes empresariales se suelen cebar con los más débiles de la cadena, es decir, los empleados rasos.
Vivir del arte, ya sea cinematográfico, literario o musical, no es nada fácil, al menos al principio. Algunos por vocación y la mayoría por necesidad, muchos personajes de éxito a nivel mundial no siempre se dedicaron a lo que les haría populares años después. Otros tantos sí que compaginaron sus dos facetas y no dejaron que una se comiera a la otra. Que el trabajo no está reñido con la inspiración e imaginación es algo que dejó bien claro Kafka con su propia experiencia. ¿Cuánta gente que tiene un trabajo aparentemente sencillo y aburrido no esconderá un mundo nuevo en su interior?
enero 2024