Un panorama sobre la historia, el presente y el futuro de la comunidad latina, que ya desde hace tiempo es parte esencial de los Estados Unidos.
Hace algunos meses, el precandidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, inició su campaña al asegurar que construiría un muro entre la frontera de Estados Unidos y México para evitar que “criminales, vendedores de droga y violadores” entraran a los Estados Unidos. La declaraciones populistas de Trump crearon revuelo, produjeron emoción y mucha molestia. Y más allá de eso: dejaron en claro –sin duda de forma desafortunada– que los latinos son hoy un tema muy importante en los Estados Unidos.55 millones de latinos viven en los Estados Unidos. Esta cifra hace evidente que hablar de la inmigración latina es hablar mucho más complejo que aquella extravagante idea de construir un muro que evite que el sur entre en contacto con el norte. Hablar de latinos estadounidenses es hablar no solamente de una fuerza laboral inmensa y necesaria. Los latinoamericanos son también una comunidad que siempre ha estado presente en el país del norte, que enriquece su economía y cultura, y que es una influencia cada vez más relevante.
Terratenientes estadounidenses y trabajadores mexicanos: una larga historia
Si bien esta historia se remonta a los inicios mismos de los Estados Unidos, la influencia latina sobre la cultura y la sociedad estadounidense –pero también, por desgracia, su imagen negativa– han sido vigorosas ante todo en las últimas décadas. Las polémicas declaraciones de Trump no son originales. En 1954, el gobierno estadounidense implementó la infame “Operación Wetback”, que deportó a miles de trabajadores mexicanos y promovió propaganda racista hacia quienes llegaron a los Estados Unidos gracias al “Programa Bracero”, un programa conjunto de los gobiernos estadounidense y mexicano que buscaba satisfacer la altísima demanda de mano de obra, especialmente en el sector agropecuario, durante la Segunda Guerra Mundial.Desde 1942, casi cinco millones de campesinos mexicanos se enrolaron como “braceros” bajo la promesa de un buen salario. Constituyeron una enorme fuerza de trabajo que generó altísimas ganancias para los terratenientes de Texas, Nuevo México, California y Arizona, quienes muchas veces explotaron y discriminaron a los trabajadores. Ante el abuso de sus patrones, los braceros se organizaron para denunciar. La respuesta del gobierno estadounidense fue violenta. Sin embargo, esto no impidió que los latifundistas estadounidense siguieran contratando trabajadores que se establecieron en la costa oeste del país. Actualmente, los llamados “chicanos” (mexicanos estadounidenses) conforman una de las mayores comunidades de inmigrantes latinos, quienes han sabido adaptar su gastronomía, religión y lengua, creando una nueva y rica cultura.
Cubanos en busca de asilo
Entre abril y octubre de 1980 Fidel Castro abrió el puerto de Mariel, ubicado al oeste de La Habana, para que quienes quisieran salir de Cuba lo hicieran. Más de 125.000 cubanos que se oponían a su régimen se embarcaron hacia la Florida, entre los que se encontraba el escritor Reinaldo Arenas quien, a su llegada a los Estados Unidos escribió: “Toda dictadura es casta y anti vital; toda manifestación de vida es en sí un enemigo de cualquier régimen dogmático”. Y es que después de la Revolución en 1959, los inmigrantes cubanos pasaron de ser 71.000 en la década de los cincuenta a 163.000 en la década del sesenta después, y a 638.000 en los setenta.Actualmente, los cubanos componen el 7.2% de la población latina en Estados Unidos. Y entre los latinos, tiene los mayores niveles de éxito socioeconómico, ya que 25% de los cubanos y cubano americanos tienen como nivel mínimo de educación un pregrado. Un ejemplo contundente de esto: Marco Rubio y Ted Cruz, dos de los precandidatos republicanos a la presidencia de los Estados Unidos, son de origen cubano. Paradójicamente, también ellos han mostrado mano dura frente a los debates en torno a la amnistía hacia los trabajadores latinos indocumentados.
De Puerto Rico para el mundo
La economía puertorriqueña, dedicada al monocultivo del azúcar, ha entrado en recesión varias veces. Los hijos de esta isla del caribe –desde 1917 territorio no incorporado de Estados Unidos y un estado sujeto a las leyes del congreso del país– han echado mano de su ciudadanía estadounidense y han emigrado, principalmente, a Nueva York. Hoy se calcula que al menos unos 5 millones de puertorriqueños viven en los Estados Unidos, una cifra enorme si se tiene en cuenta que la población de la isla es de 3.6 millones.Uno de los mayores aportes culturales de la comunidad puertorriqueña de Nueva York ha sido la salsa. La unión de culturas y músicas de los diversos latinos en Estados Unidos dio resultado a un ritmo que combina sones caribeños, el jazz afrocubano y el mambo, entre otros. A principios de los años setenta Nueva York se convirtió en el cuartel general de leyendas de la salsa como los puertorriqueños Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, Richie Ray y Bobby Cruz.
Centroamérica en el ojo del huracán
En los ochenta, los violentos conflictos políticos de las naciones centroamericanas hicieron que el número de migrantes a los Estados Unidos se disparara. Sin embargo, con ellos también llegaron por desgracia organizaciones criminales como la “Mara Salvatrucha”, que considera Los Ángeles como uno de sus cuarteles centrales.Este es uno de los temas más polémicos a los que el gobierno del presidente Obama se ha enfrentado, pues el partido Republicano busca una política migratoria más dura. Sin embargo, en los últimos años cada vez es más común ver a niños de estos países que se entregan a la policía fronteriza, buscando huir de la violencia y lograr el asilo político. Si Obama cede a una reforma más fuerte, muchos de estos niños no podrían si quiera optar por el estatus de refugiados políticos y tendrán que volver a sus violentos países de origen.
El futuro de los Estados Unidos será latino
La década de los 2000 trajo consigo un número inmenso de inmigrantes de Suramérica, especialmente de Chile, Colombia y Venezuela, con un alto nivel educativo. La llamada “fuga de cerebros” ha duplicado los números de inmigrantes de estas nacionalidades. Esta demanda se debe a la expansión de diferentes negocios dirigidos al mercado hispano y a la necesidad de estos profesionales de buscar mejores oportunidades laborales fuera de su país de origen. Hoy, el 18% de la población de Estados Unidos es latina. Para el 2065 se espera que aumente a un 24%, una cifra mucho más alta que la de otras minorías como los afroamericanos (14% para 2065) o los asiáticos (13%), según cifras del PEW Research Center.Los latinos en Estados Unidos se han convertido en una fuerza laboral y cultural fundamental. Cada vez más, los inmigrantes tienen acceso a educación y a una mejor calidad de vida, lo que también los ha venido estableciendo como una fuerza política que será decisiva en las próximas décadas. Los hijos de estos inmigrantes serán quienes en, un futuro, conformen un electorado diverso y consciente de las políticas migratorias que funcionan en este país y buscarán hacer que su voz resuene con fuerza. Los hijos de los inmigrantes serán quienes, en un futuro, elijan a un líder que sepa entender todos los matices y diversidad de su comunidad. Un líder contundente que se oponga a la manera en la que políticos populistas quieren simplificar una relación económica y cultural compleja entre el sur y el norte del continente americano.
marzo 2016