Cine  La señal

¿Quién cree hoy en extraterrestres? La serie de Netfix La señal retoma esa pregunta y explora la posibilidad de vida no humana en el universo. Al mismo tiempo, el thriller cuenta la historia del lento desmoronamiento de Occidente. Si lo hace de modo logrado o no, es una cuestión de perspectiva.

El año de 1977 fue el año en el que murió Elvis Presley pero en Alemania, cuando se piensa en 1977, se recuerda ante todo cómo David Bowie e Iggy Pop hicieron temblar a Berlín Occidental mientras el terror de las RAF paralizaba al resto del país. Es el año de lo que se conoce como Otoño Alemán. Si hoy leemos la página de Wikipedia de ese año, encontramos, además de celebridades muertas, actos de violencia y otras catástrofes pero también el comienzo de las sondas espaciales interestelares Voyager 1 y 2. Fueron lanzadas al cosmos por la NASA para enviar un mensaje de paz a posibles culturas extraterrestres. Personas de cincuenta y cinco países grabaron saludos de paz con la esperanza de que extraterrestres amistosos recibieran en sus manos ese disco de oro, viajaran hasta nosotros y salvaran a los humanos de la miseria que nosotros mismos habíamos causado.
Charlie, una chica que sólo puede oír gracias a su implante coclear, un dispositivo auditivo altamente desarrollado, es una enamorada del disco de oro del Voyager. No es sorprendente, al fin y al cabo Paula, su mamá (Peri Baumeister), es astronauta. La señal, sin embargo, comienza con una catástrofe. Paula, que está regresando sana y salva junto con su colega Hadi (Hadi Khanjanpour) de la estación espacial ISS, desaparece del radar en algún lugar sobre el mar junto con el avión que la está trayendo de regreso a su familia. Ahora bien, en seguida queda claro que La señal no es una serie sobre la tristeza que provoca la desaparición de Paula en su hija y en su marido (Florian David Fitz). Las primeras inconsistencias no tardan en aparecer y padre e hija terminan actuando de detectives para averigüar qué pasó realmente.

No, La señal no inventa nada nuevo. Los giros, los personajes buenos que a lo largo de los episodios se vuelven malos (y viceversa), los agentes estatales siempre sospechosos, millonarios y millonarias aparentemente con las mejores intenciones: todo eso ya se vio alguna vez en algún otro lado, y en la mayoría de los casos se vio más de una vez . Esto no obstante, Fitz, Bennet y Baumeister, pero también Khanjanpour crean personajes a los cuales el espectador les desea lo mejor y con quienes se emociona. Además del hecho de que los cuatros interpretan de modo convincente a seres humanos que tiene fortalezas y debilidades, reúnen el bien y el mal (con la excepción de Bennett, cuya Paula, la verdadera heroína de la historia, se permite ser sencillamente eso, la heroína), La señal atrapa también porque la dirección salta de modo consistente entre diferentes planos temporales. Toda la empresa se inicia con una funesta escena del futuro, que se explica sólo poco antes del final. Para explicar el destino de Paula, se hacen una y otra vez cortes al pasado. Así, por un lado nos enteramos de los problemas psicológicos de la astronauta y, por otro, de un misterioso descubrimiento y una traición en la ISS. A su vez, un enigma persistente es la mencionada millonaria Benisha Mudhi (Seheeba Chaddha), durante mucho tiempo ignoramos qué la llevó a poner todo su capital en el espacio exterior. Al parecer, quiere ayudar a la humanidad. Pero en ese punto el guión podría haber recurrido a ideas concretas, sobre todo teniendo en cuenta que esa aparición espectral, naturalmente, a lo largo de la miniserie adquirirá suma importancia.

Otra presencia inquietante en La señal está a cargo de una actriz icónica: Katharina Thalbach interpreta a una misteriosa mujer llamada Agnieszka, que al principio resulta ligeramente aterradora y más tarde revela creer en teoría conspirativas y se prepara para el final de los tiempos. También parece que pertenece a un ambiente de extrema derecha. El hecho de que ese personaje, que por lo visto cree que los políticos y el gobierno quieren saltarnos al cuello, al final se vuelva de gran ayuda –¡atención, spoiler!– para Charlie y Sven despierta como mínimo suspicacia en el espectador.

Aun así, vale mucho la pena ver La señal hasta el final, que es efectivamente inesperado y admite varias lecturas. Vale la pena en primer lugar por los personajes, que están interpretados incluso en los papeles secundarios por excelentes actores (por ejemplo, Nilam Farooq y Meret Becker). Además, el abordaje de la enfermedad mental y la evidente voluntad de los creadores de escribir una serie que no sólo atrape sino que también elabore una crítica sustancial del presente a través de la metáfora del universo hacen que el espectador quede como hechizado las cuatro horas delante del televisor. Ciertas imperfecciones o una fotografía poco atractiva no llegan a molestar en absoluto. A quien crea que en cuestiones de universo y astronautas ya se ha dicho todo, La señal sin duda le dará una lección.

octubre 2024