La Bauhaus nos sale al encuentro en la vida cotidiana con más frecuencia de lo que pensamos... y no sólo en las casas de muebles. Algunas máximas de la escuela de diseño se convirtieron en sentencias de uso común.
“¡La meta de toda actividad plástica es la construcción!” Construir, construir y construir: Walter Gropius, fundador y primer director de la Bauhaus tenía muy clara la orientación que quería darle a la escuela. En el Manifiesto de 1919 escribió: “Creemos juntos la nueva construcción del futuro, que reunirá en una configuración todo: arquitectura, plástica y pintura.” Con este concepto interdisciplinario el arte visual debía unirse al de la construcción... con el foco puesto en... ¿dónde? En la construcción.
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Foto: © Tobias Schrank
“Necesidad del pueblo y no del lujo” ¡Vía libre para la arquitectura proletaria! El arquitecto suizo Hannes Meyer sucedió a Gropius en el puesto de director. Resultó ser crítico del trabajo de su predecesor y consideraba la primera fase, bajo la dirección de Gropius “sectaria y estética”. Para darle otra orientación a la escuela, proclamó nuevas líneas directrices: “La tendencia fundamental de mi enseñanza será absolutamente funcional, colectivista y constructiva”. Traducido, quiere decir que todos los objetos debían poder producirse en masa a costos bajos y ser accesibles a cualquiera.
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“form follows function” (“la forma sigue a la función”) Ningún ornamento, ningún aspaviento, ningún accesorio innecesario: si bien la tesis que reza “la forma sigue a la función” no proviene de los pensadores de la Bauhaus –aunque una y otra vez sigue siendo atribuida a ellos–, fue esa escuela la primera que la aplicó a conciencia en Alemania. Aunque todo el lenguaje de la Bauhaus haría suponer que esa máxima era la quintaesencia de la escuela, Vasili Kandinski se diferenció con su sentencia: “La necesidad crea la forma”.
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Foto: © Tobias Schrank
“Donde hay lana, hay una mujer tejiendo, aunque sea como pasatiempo” Aunque la Bauhaus puede parecer muy moderna para su época, Gropius rápidamente dejó en claro que no tendría consideración con las mujeres y que no le daba valor a la igualdad de género, que él mismo había postulado al principio. El consejo de maestros mostró hasta dónde quería llegarse con la emancipación cuando hizo la recomendación de “no hacer experimentos innecesarios”. A las mujeres había que enviarlas lo más rápido posible a la tejeduría y excluirlas de los cursos de arquitectura.
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“Una cosa está determinada por su esencia” ...constató Gropius en 1925. Así de simple. “Para configurar un objeto de modo que funcione correctamente, primero hay que investigar su esencia; pues tiene que servir enteramente a su propósito, es decir, cumplir de modo práctico con su función, ser durable, barato y 'bello'”. Investigar las cosas según su esencia... así pueden explicarse algunas clases de formato delirante en las que los alumnos tenían que ponerse en el lugar del objeto.
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Foto: © Tobias Schrank
"Muy poco acogedor" ¿Se supone que esto es arquitectura? En 1923, cuando la arquitectura fría, funcional se puso a prueba en la “Exposición Bauhaus” llovieron las críticas. Una construcción de hormigón armado pintada de blanco con elementos novedosos en el interior: las paredes del cuarto de los niños estaban pensadas para pintarrajearse, los muebles se podían unir para ahorrar espacio. “Una estación del polo norte”, “una sala de operaciones”, “una caricatura arquitectónica”. La impresión general: “muy poco acogedor”, “ortodoxo y puritano”. Esas fueron las ásperas palabras de algunos de los contemporáneos.
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Foto: © Tobias Schrank
septiembre 2018
NB
Nadine Berghausen
Nadine Berghausen es historiadora del arte, redactora freelance y periodista.
Traducción: Nicolás Gelormini
Copyright: Texto: Goethe-Institut, Nadine Berghausen . El texto se publica bajo licencia Creative Commons Atribución – Compartir Igual 3.0 Alemania .