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Poesía
Anuar Elías Pérez

Anuar Elías Pérez
Anuar Elías Pérez | Foto: © Anuar Elías Pérez Privat

Anuar Elías Pérez, México, D.F. 1983. Escritor y director autodidacta. Obtuvo el Premio Arte Joven 2010, el premio a Mejor cortometraje experimental en los concursos Amalia de Gallardo y Eduardo Abaroa 2017, obtuvo el Premio Nacional de Poesía 2018. Como actor participó en el Fitaz 2012, Festival Internacional de Teatro de Santa Cruz 2013 y “Santiago a mil” 2014. Co fundador del Laboratorio de Arte Contemporáneo Boliviano Replicante. Forma parte del Colectivo Lee.

En tu último poemario "Simulacro de Mudanza" abundan imágenes de deterioro y descomposición no solo de una casa, sino también de una pareja. ¿Qué desencadenó esa serie de tres poemas?
 

La soledad es una pérdida de tiempo y la higiene nuestro placebo. Habitamos lugares prestados, por una cantidad absurda de dinero al mes. Vivimos en la generación del arriendo y medimos el progreso en metros cuadrados. Nuestra idea de hogar es limitada, reducida al apartamento que nos alquila el dueño, alguien que por cierto también alquila. Porque habitar un lugar que te pertenece implica pagar un impuesto altísimo, y a la larga se vuelve un espacio insoportable si no lo limpias. La comodidad también nos enseñó a pagar por limpieza.
Piensa en las parejas intentando construir una relación a largo plazo, buscando un modo de pertenecer, pero forzadas a mudarse cada vez que vence el contrato. ¿Cuántos de nosotros sobreviviremos a los primeros traslados? Los espacios se vuelven el reflejo de sus habitantes, si es que de verdad llegaran a habitarlos. Las relaciones necesitan escenarios para ensayar la convivencia, desarrollamos métodos de supervivencia contra el viejo modelo que conocemos de pasar el tiempo –juntos-, si es que llegamos a sobrevivir o al menos a la idea de querer intentarlo.
Pensemos en la pareja que ahora mismo alquila un depósito para guardar todo lo que no usan, o lo que, a estas alturas de su relación, ya no cabe en su nuevo metraje. Entonces la convivencia consiste, no en mudarse cada tanto a un lugar nuevo, si no en reparar el deterioro que con cada traslado se hace evidente; en el mantenimiento de aquello que se descompone, lentamente, con el sedentarismo.
 
¿Qué potencial poético tiene para ti una mudanza?
 
“Acero Inoxidable” fue el primer conjunto de textos que posteriormente se despliegan en “Simulacro de Mudanza”. Esas mudanzas, repentinas, a veces planificadas y otras tantas determinadas por la fecha de vencimiento, desencadenan esta serie de observaciones y apuntes sobre aquello que seguimos viendo como nuestro, o como la parte de una historia que si no escribíamos juntos, no habrá sido propia, tanto como si no la hubiéramos vivido.
Imagínate pasar los últimos quince años de tu vida en el mismo lugar, en la misma residencia si quieres, ahora mismo te darías cuenta que las plantas que hay a tu alrededor, son las que lograron sobrevivir y te preguntas cuál es la utilidad de saber esto. Porque, no son las plantas que crecen ahora mismo en el jardín, sino la idea de jardinería o interiorismo a la que subsistieron. La nuestra, por supuesto.
Párate y arrima un mueble, empaca cualquier cosa, finge que ha sido accidental, lo suficiente como para descubrir el potencial que hay apenas en la intención de mudarse.
 
¿Cómo ves – a la luz de los últimos aconteceres políticos en Bolivia – el papel del poeta?
 
La poesía es un ejercicio de distancia, autocrítico. Nadie sabe cuándo estás haciendo el trabajo de campo, nadie te está mirando cuando escribes: la autodeterminación es su mayor aporte.
 
 
 

 
 

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