Industria de la música
El negocio de la música en vivo
Los festivales de música no sólo son un componente importante del acontecer cultural alemán, también son un considerable factor económico. Antes de la pandemia, la industria de los festivales estaba en su apogeo.
Con toda seguridad nadie conocería Wacken, pequeña localidad del norte de Alemania, si no existiera el festival homónimo que cada agosto atrae a más de 85.000 personas. Nacido en una cantera de grava de Schleswig-Holstein en 1990, se cuenta entre los festivales de música metálica más grandes del mundo. En aquella época la entrada para el recital de dos días de duración, con seis bandas regionales y 800 espectadores, costaba seis euros. Pero quienes quisieron celebrar en Wacken el primer fin de semana de agosto de 2019, tuvieron que poner 210 euros y ser veloces: las 75.000 entradas se agotaron en apenas veinticuatro horas.
El festival, al que se le dedicó un monumento fílmico con Full Metal Village, no sólo se ha convertido en un lugar de culto internacional, sino también, con sus dimensiones gigantescas, en un considerable factor económico para la región y los organizadores: ocho escenarios para alrededor de 150 bandas en 220 hectáreas, aseguradas con un cerco de árboles de 40 kilómetros de largo. Los encargados del merchandising, los espónsores y socios pudieron, hacer mucho dinero con la marca Wacken. Había camisetas de Wacken, cerveza Wacken, festivales Wacken complementarios y hasta cruceros Wacken o excursiones de esquí Wacken. Desde 2008 la Sparkasse Westtholstein estimuló el consumo con una tarjeta prepaga desarrollada especialmente para el festival. Según esa institución de crédito, en la semana del festival se retiró de los cajeros automáticos más de un millón de euros.
Más de 85.000 personas llegaron a Schleswig-Holstein en 2019 para asistir al trigésimo Wacken Open Air.
| Foto (detalle): © picture alliance/dpa/Axel Heimken
¿Quién gana con el negocio del festival?
Ante semejantes dimensiones se comprenderá rápida y claramente que la industria musical alemana es un mercado de miles de millones de euros. Y además, un mercado que está en crecimiento: sólo en 2019 los beneficios totales del rubro subieron un 18 por ciento, y llegaron a trece mil seiscientos millones de euros. Esto resulta de la segunda edición del estudio Musikwirtschaft in Deutschland (Industria musical en Alemania) de la consultora berlinesa DIW Econ. Así, el rubro de la música es la segunda rama más potente dentro de toda la industria de medios y casi un tercio de sus ganancias provienen de los eventos musicales. Los verdaderos fanáticos de la música están dispuestos a pagar mucho por eventos en vivo: en 2017, por ejemplo, los hogares alemanes gastaron unos tres mil cien millones de euros para festivales y conciertos.
La mayoría de estos eventos son realizados por alguno de los casi 1300 organizadores de eventos que hay en Alemania. De estos forman parte los productores de festivales y giras, que a su vez trabajan con los organizadores locales, por ejemplos los administradores de los clubes o discotecas. Según la Oficina Federal de Estadísticas, en 2018 alcanzaron un beneficio de más de dos mil millones de euros, de los cuales un 77 por ciento provenía de la venta de entradas. A su vez, para los administradores de las salas y clubes, la fuente de ingreso principal vino del comercio de mercaderías, por ejemplo, bebida y comida. Otros rubros importantes de la industria de los eventos son la técnica, los recursos humanos y la logística.
Al mismo tiempo, la industria musical genera beneficios en otros rubros, por ejemplo, en el turismo. En 2019 aproximadamente 6,5 millones de alemanes viajaron para ver recitales y pernoctaron fuera de sus casas, y casi en el 90 por ciento de los casos se trató de vacaciones breves. Así, la facturación alcanzada por el turismo musical aumentó en 2019 tres mil millones de euros y llegó a los trece mil millones. La escapada de fin de semana para ir a un festival trae consigo, además de los gastos de entradas, gastos de traslado, hospedaje y comida, o la compra de productos de merchandising. Por esa razón ciudades están poniendo sus eventos y espacios musicales en el primer plano de las publicidades turísticas.
Un virus sacude el mundo de los festivales
En 2020 la pandemia del Coronavirus interrumpió de modo abrupto y perjudicial el empinado sendero de crecimiento que la industria musical venía recorriendo los últimos años. En 2021 el rubro se encuentra en una situación de incertidumbre y pérdida de ingresos. La prohibición de eventos disminuyó las ganancias y precipitó a una crisis económica a los creativos, los organizadores, los administradores de clubes y salas, así como a las agencias involucradas y a los servicios de ventas de entradas. Y dado que los productos y servicios de todos los rubros vinculados a la industria musical están interconectados, ahora hay miles de puestos de trabajo en riesgo. En el verano de 2021 todavía no pudo avizorarse una recuperación.
Por eso ya en 2020, los organizadores de 40 festivales lanzaron, en representación de 600 eventos musicales de toda Alemania, un pedido de ayuda a la clase política. Sin embargo, también los festivales de verano se suspendieron. Eventos famosos como el Hurricane de Hamburgo, el Southside de Baden-Württemberg, el Natur One de Hunsrück, el Fusion de Mecklenburg-Vorpommern, el Lollapalooza de Berlín o también el Wacken: todos suspendidos. Nuevos caminos se recorrieron, por ejemplo, con la serie de festivales Strandkorb-Open Air, que, sin embargo, tuvo valoraciones diferentes entre los asistentes y entre los artistas: los espectadores se sentaron en sillas de playa distribuidas en el campo, lo que debía transmitir una sensación de vacaciones y al mismo tiempo garantizar una distancia segura. Los asistentes podían moverse dentro del predio a través de un sistema de calles de un solo destino, la comida y la bebida debía pedirse online... fue un festival light, por así decirlo. La esperanza de la industria musical es que pronto sea posible ofrecer más.
Un festival light: En el Strandkorb Open Air se cumplieron todas las condiciones de higiene.
| Foto (detalle): © Gerd Wiggers/Strandkorb Open Air