Por un breve periodo a finales de los 2000, el artista Judith Supine estuvo activo en Nueva York con sus coloridos
wheatpastes. Con un enfermizo verde como el color principal de la piel, los
collages eran principalmente figurativos, pero con un giro surrealista. Un cardo vigilante al que le crece una cabeza plantea la pregunta: ¿Quién observa a quién realmente? En el universo de Judith Supine, todo tiene sentido.
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