Mujeres en el hip-hop  Aguafiestas

En sus inicios, el hip-hop era un terreno casi exclusivamente masculino, al menos en la percepción del público. Sin embargo, las artistas mujeres han estado presentes desde los primeros días del rap que han contribuido al estilo que aún estaba en pañales en la década de los ochenta, ya fuera como músicas, productoras o en la industria. Pero por mucho tiempo, no se percibían como iguales; simplemente no pertenecían.

El hip-hop se trataba de la postura masculina, cadenas, perros, carros enchulados y mujeres con poca ropa, o solamente sus partes traseras. La historia del hip-hop es una de expresión, rebelión y cambio social. Desde sus inicios hasta la actualidad, ha sido una plataforma para la libertad artística y el desarrollo de la población negra en Estados Unidos y sus posturas políticas en la lucha contra el racismo.

Los inicios: mujeres a la sombra de los hombres

La razón por la que las mujeres, en particular, no se tomaron en serio en este importante movimiento social es asunto histórico. Lo que es cierto, sin embargo, es que las voces femeninas aparecieron desde el inicio con Sha-Rock, MC Lyte y Salt 'n' Pepa. Originalmente con mucha menos visibilidad que sus contrapartes masculinas, pero hacia el final de los ochenta, dos jóvenes llamadas Dana Elaine Owens y Melissa Elliott mejor conocidas como Queen Latifah y Missy Elliott aseguraron que la marea empezara a cambiar. Desde el inicio de sus carreras, ambas llegaron a una audiencia internacional con temas como el empoderamiento y la justicia social para las mujeres, con el apoyo de colegas hombres como Timbaland y Fab 5 Freddie.
 
Pero en el camino a la igualdad, los roles cambiaron: las mujeres dieron a sus personajes raperas un giro sexual. Artitsas como Lil Kim, Foxy Brown y Trina presumían letras lascivas que les ganaron una inmensa popularidad y una buena cantidad de ventas de álbumes. No se puede negar que ocupan un lugar legendario en la escena del rap, incluso si se discute el hecho de que esta estrategia ayudó a perpetuar la imagen unidimensional de las mujeres como objetos sexuales. Sin embargo, cuando se observa a artistas del hip-hop actual como Nicky Minaj, es evidente que no están usando su sexualidad para vender sexo, sino para desafiar las estructuras patriarcales de la escena del hip-hop, así como de la sociedad en general. Se trata de mensajes de fuerza femenina, perseverancia y soberanía en un mundo dominado por los hombres, y las letras cargadas con mensajes sexuales se desapegan de las fantasías masculinas convencionales, como cuando, por ejemplo, Minaj infunde canciones sumamente sexuales como “Anaconda” con un mensaje de “aceptación de todos los cuerpos”.

¿Y en Alemania?

La escena en Alemania ha tenido un desarrollo similar: pocas mujeres llegaron a ser tan conocidas como sus contrapartes masculinas en los inicios del género. La primera rapera más o menos conocida Cora E. ya estaba activa a finales de los ochenta, pero en los noventa la escena en Alemania también empezó a cambiar. El “Salt’n’Pepa” alemán, el trío TicTacToe del área del Ruhr, Sabrina Setlur de Fráncfort y Nina MC de Hamburgo encontraron una audiencia no solo como mujeres sino como temas fuera del terreno del hip-hop. Aquí también los esfuerzos dieron un fruto maduro: en 2024 es difícil imaginar a sellos discográficos, grandes o pequeños, sin una presencia femenina. Después de que el dúo SXTN se enfocara mucho más fuerte que sus predecesores en provocar a través de uso explícito de clichés masculinos en 2015, el cambio parecía haber madurado en 2024. Un amplio rango de artistas independientes (Hayiti, Ebow, Die P) y bien conocidas (Badmómzjay, Shirin David, Juju) abarcan todas las facetas en términos de estilo y contenido y no rehúyen a colaboraciones con colegas hombres y a experimentar con diferentes géneros musicales.

Una brecha considerable

En 2022, sin embargo, sólo el 13% de todas las canciones populares de hip-hop fueron interpretadas por mujeres. En comparación: en el pop, la cifra ronda un tercio. La situación es aún más cruda en la producción: según un estudio sobre representación e igualdad en la industria musical estadounidense, solo el 3.4 % de los productores eran mujeres, mientras que alrededor del 96.6 % eran hombres. Mientras que la proporción de productoras musicales se duplicó entre 2018 y 2019, esta tendencia se invirtió en 2020, lo que dejó una brecha considerable en términos de representación proporcional. Estas cifras son sorprendentes, dado que la contribución de las mujeres raperas es ahora bastante visible cuando se miran las listas de reproducción populares o las listas de éxitos relevantes. También parece haber cambiado la imagen de las mujeres en la escena. Atrás quedaron los días en que las mujeres aparecían en los vídeos de rap tumbadas en las defensas de los coches sin decir una palabra y en gran parte desnudas, cuando se las insultaba de manera sexista en las letras de las canciones. Los números no lo son todo, también se trata de aceptación, sobre todo en géneros tan dependientes de una base como el hip-hop. La rapera Rapsody lo deja claro en la miniserie de Netflix Ladies First (2023): a pesar de todo el trabajo de base realizado por las pioneras de los ochenta, el camino hacia la fama es difícil. Los repetidos desafíos derivados de los estereotipos sobre las mujeres son efectos secundarios constantes de sus carreras. Aún queda trabajo por hacer, y no sólo en el hip hop. Las historias individuales de artistas femeninas, los pequeños pasos y las conquistas marginales de territorios antes masculinos forman parte de un movimiento más amplio con el objetivo de alcanzar la igualdad, empujar los límites y también difundir nuevas perspectivas para llegar por fin a un estado en el que todo el mundo pueda realmente pertenecer.