Esperanza de una pausa autocrítica
“Todas las ruedas se detienen...”

Detalle de postal histórica que muestra el brazo musculoso de un hombre que detiene una gran rueda Foto (detalle): © Rauh und Pohle, Leipzig vía Wikimedia Commons

“Todas las ruedas se detienen, cuando tu fuerte brazo lo disponga” – este texto del año 1863 es hasta la fecha uno de las canciones de lucha obrera más populares y desde la pandemia del coronavirus ha cobrado nueva actualidad.

Falko Schmieder

Muchos describieron la crisis ocasionada por el coronavirus como una interrupción violenta de la vida pública. Aparte de los riesgos mortales para la salud también se ha insistido en las consecuencias nocivas para la economía en Alemania – una economía que desde hace años se encuentra en modo de crisis y ni siquiera ha superado las consecuencias del último gran colapso financiero. El nuevo gobierno, encabezado por el partido socialdemócrata de Alemania (SPD), habla generalmente de los mayores desafíos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, y piensa enfrentarlos con programas coyunturales para la transformación ecológica de la sociedad. Sin embargo, estas medidas siguen comprometidas con el paradigma del crecimiento ilimitado, cuyo destructividad e insostenibilidad histórica aparece cada vez más obvia. Si al principio de la pandemia de coronavirus algunos todavía tenían la esperanza de que el paro forzado llevara a una pausa autocrítica y una revisión fundamental del sistema económico explotador, tales esperanzas se esfumaron pronto.

“¡Obrero, despierta!”

La dialéctica del paro ya caracterizó el nacimiento del partido SPD como el partido obrero que alguna vez fue. En 1863, por la ocasión de la fundación de la Asociación General de Trabajadores de Alemania, de la que más tarde surgiría el partido SPD, el poeta revolucionario Georg Herwegh escribió un poema, que luego fue musicalizado y se convirtió en el himno federal del partido obrero. La estrofa que probablemente sea la más famosa dice: 
 
¡Obrero, despierta!
¡Reconoce tu poder!
Todas las ruedas se detienen,
cuando tu fuerte brazo lo disponga. 

El himno fue prohibido rápidamente y se difundió solamente de manera ilegal. Si hasta la fecha cuenta entre las canciones de lucha obrera más populares, probablemente sea porque en su conjuración de la fuerza de los proletarios al mismo tiempo parece glorificar el trabajo.

“¡Quiebren el doble yugo!”

El punto culminante de la canción también puede leerse desde la reivindicación de la liberación revolucionaria de la maldición del trabajo, tal como está expresado en las dos últimas estrofas de la canción que dicen: 
 
¡Quiebren el doble yugo!
¡Rompan la miseria de la esclavitud!
¡Rompan la esclavitud de la miseria!

Entonces, la detención conjurada del trabajo no se entendería como un medio para mejorar los salarios, sino como el inicio para abolir un modo de producción que hace que algunos se hagan cada vez más ricos y otros cada vez más pobres y de esta manera progresivamente agudiza los opuestos sociales.
 
¡Todo es obra tuya!
¡Oh, dilo, todo, pero nada para ti!
Y de todo esto, solamente
la cadena que forjas es tuya.

“¡Pero nada para ti!”

Sin embargo, hoy en día y por lo menos en los países occidentales, los obreros tienen mucho más que perder que únicamente sus cadenas. Al mismo tiempo, el desarrollo social nos ha llevado a problemas y situaciones de peligro completamente nuevos que le dan una nueva relevancia a la canción.
 
Lo que tejen, es la maldición,
para ustedes mismos – en la tela colorida
.

La maldición ahora se condensa en el cambio climático que progresa de manera prácticamente imparable y trae pronósticos que hacen que la pandemia del coronavirus parezca el mal menor. 

La fijación en el crecimiento de la economía no es cuestionada ni siquiera encarando que las condiciones de supervivencia estén peligrando: al contrario, bajo la presión de la competencia global agudizada se mueven palancas cada vez más poderosas para darle un empujón a la economía. “Quedarse parado es retroceder” – con estas palabras lo puntualizó un directivo alemán de alto nivel.

La huelga como un paro revolucionario

Siempre existió, y sigue existiendo, una perspectiva opuesta. Paralelamente al fortalecimiento de la socialdemocracia, que alrededor del cambio de siglo y en el marco de progreso y trabajo ya se había conformado como un pilar de la sociedad, continuamente había movimientos de reacción, que consideraban la huelga el medio de lucha para lograr cambios sociales fundamentales. Un ejemplo es el concepto de la huelga general revolucionaria acuñado por Walter Benjamin. Esa no se ejerce “con la disposición de retomar el trabajo al recibir concesiones superficiales y cualquier modificación de las condiciones laborales”, sino apunta a tranformar de manera radical la naturaleza del trabajo. En la actualidad son sobre todo los representantes de la generación de los jóvenes que, con la mirada puesta en los riesgos inminentes a nuestro futuro, ejercen actos de desobediencia civil y bloquean calles, aeropuertos y puentes para forzar la política a respetar la obligación del estado de proteger de manera sustentable los fundamentos naturales de vida, tal como está asentado en el Artículo 20 de la Ley Constitucional de la República Federal de Alemania. Las diferentes valoraciones del paro como el mal de la inacción o como punto de partida para la creación de nuevas relaciones sociales con la naturaleza son reflejos de las contradicciones de esta sociedad que serán difíciles de resolver en el marco del orden actual. Detalle de postal histórica que muestra el brazo musculoso de un hombre que detiene una gran rueda Postal de alrededor 1910. | © Rauh und Pohle, Leipzig vía Wikimedia Commons

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