Berlinale 2020
Los inconvenientes de recomenzar
La 70ª Berlinale supuso el estreno del nuevo equipo directivo formado por Carlo Chatrian y Mariette Rissenbeek. ¿Han logrado poner en marcha el festival en lo artístico y lo organizativo?
De Ula Brunner
En este primer año de su nueva época, la Berlinale ha conservado su fama de ser el más político de los festivales de primera línea: en la gala final, los premios más importantes fueron a manos de un drama sobre el aborto y un conmovedor llamamiento contra la pena de muerte. El Oso de Oro se le concedió a There is no Evil, del director iraní Mohammad Rasoulof. Su película, estructurada en episodios, es un llamamiento hábilmente condensado contra la pena de muerte en su país de origen. El autor, según el Jurado de la Berlinale, muestra la manera en que los sistemas totalitarios fuerzan a las personas a una actuación inhumana.
Un drama sobre el aborto con impacto político
Para la joven cineasta independiente estadounidense Eliza Hittman, esta ha sido su primera presencia en la competición. Su obra Never Rarely Sometimes Always, un taciturno drama sobre el aborto, ganó el Gran Premio del Jurado. Dos chicas de menos de veinte años viajan desde la Pensilvania rural a Nueva York con intención de interrumpir un embarazo.Oso de Plata para la sirena
Cinco veces ha estado ya Christian Petzold presente en la competición. La obra presentada, Undine, traslada al presente el cuento de la Sirenita, enlazándolo con un examen de la historia urbana de Berlín.
Mucha gente conocida en la competición
En la edición de este año del Festival berlinés compitieron por los Osos de Oro y de Plata 18 películas internacionales. En la selección, el nuevo director artístico Carlo Chatrian había apostado ante todo por figuras consolidadas del cine de autor: así, acompañaban a Petzold por ejemplo el surcoreano Hong Sang-soo (Oso de Plata a la Mejor Dirección: The Woman Who Ran), Benoît Delépine y Gustave Kervern (Oso de Plata de la 70ª Berlinale: Delete History), Sally Potter (The Roads Not Taken) o Philippe Garell (The Salt of Tears). Aunque quizá no en todos los casos se tratase de resultados artísticos impecables, la competición en conjunto demostró mucho valor para usar formas narrativas desacostumbradas.
Dificultades de la organización
En el aspecto meramente organizatorio, el nuevo dúo al mando se topó con ciertos inconvenientes: por ejemplo, los datos sobre la implicación en el régimen nazi del primer director de la Berlinale obligaron a suspender el prestigioso Premio Alfred Bauer. Por su parte, Jeremy Irons, que presidía el Jurado, sufrió críticas por antiguas manifestaciones misóginas. Y los atentados terroristas de extrema derecha en Hanau ensombrecieron la inauguración el 20 de febrero. Los invitados a la gala recordaron a las víctimas en un minuto de silencio.
¿Ha renovado todo el nuevo equipo?
La primera Berlinale de la nueva dirección se había visto precedida por especulaciones y agradables expectativas. Los últimos años, en efecto, se habían intensificados las críticas contra el Festival: demasiadas películas y secciones, bajón de calidad en las obras a concurso... Por ello, muchas conversaciones planteaban la cuestión de si el nuevo equipo iba a conseguir dar al Festival una orientación de mayor calidad cinematográfica.
La reforma llevará tiempo
Por su parte, a la nueva sección competitiva Encounters le queda aún camino para poder convencer. Cierto es que presentó toda una interesantísima retrospeciva de cine independiente: desde la película-debate de Cristi Puius Malmkrog, pasando por el ensayo de Heinz Emigholz Die letzte Stadt, hasta Nackte Tiere, en la que Melanie Waelde debuta en el cine con singular obstinación. Sin embargo, queda por aclarar si Chatrian no se ha segado la hierba bajo los pies con esta otra competición o si no está debilitando la sección Forum, de similar orientación innovadora.De algo no hay duda: la reforma que acaba de ponerse en marcha con resolución va a llevar más tiempo. Las estrellas mundiales y los directores célebres del cine de autor van a seguir prefiriendo Cannes o Venecia frente a un Berlín helador. A ello se añade una transformación fundamental en los medios de comunicación: los servicios de streaming que arrebatan fuerza a la industria cinematográfica. Por ello, a los festivales de primera categoría les resulta cada vez más difícil encontrar películas destacadas para sus secciones competitivas. El nuevo dúo directivo tampoco puede hacer milagros. Pero su estreno en la Berlinale sí demuestra que el camino emprendido va en la dirección acertada.