INFORME DE PROYECTO
“LAMBE LAMBE”, O TAMBIÉN “TEATRO PARA SOLITARIOS”
Debido al entusiasmo que genera la idea que cada alumno/a pudiera confeccionar su propio “teatro para solitarios”, con su propio escenario armado con una caja de zapatos y su propio guión en alemán; PASCH se puso en contacto con Günter Staniewski, con el objetivo de explicarles un poco más a los alumnos de alemán acerca de este teatro especial.
El objetivo de este arte es desarrollar una obra de aproximadamente tres minutos de duración, la cual se representa utilizando objetos cotidianos, tales como pequeñas cajas de zapatos o de frutas. Debido a la miniatura del “escenario” y de sus accesorios, sólo una persona puede mirar sin problemas. La idea de esta técnica teatral consiste justamente en que el artista esté sentado enfrentado siempre a un único espectador, el cual observa la obra de tres minutos.
Durante los dos días que duró el taller, alumnos y alumnas de los cursos 10 y 11 del “Departamento Alemán” (Talagante) y del Colegio Alemán Rudolf Deckwerth (Puente Alto) pudieron aprender cómo se arma un teatro de esta naturaleza.
El artista y su equipo fueron recibidos con mucha expectativa del 11 al 12/04 en Talagante y del 13 al 14/04 en Puente Alto. Los alumnos habían llevado una cantidad de diferentes materiales; al principio parecían estar aún algo cautelosos. A pesar de esto, Günter Staniewski logró cautivar a los alumnos en la primera media hora con su mano parlante y el teatro para solitarios. Enseguida explicó que uno realmente puede darle vida a cada objeto, y que para el teatro se necesita al fin y al cabo el marco adecuado, que en este caso sería la caja preparada. En efecto, los alumnos desarrollaron en una velocidad asombrosa sus primeras ideas creativas, las cuales la mayoría continuó utilizando hasta el final.
Se constató que la dificultad no radicaba en el pensamiento creativo, sino más bien en la predisposición para continuar desarrollando y conformando la idea, y no conformarse con historias simples y poco convincentes.
Aunque en un comienzo parecía algo absurdo utilizar únicamente objetos cotidianos sin realizarles grandes modificaciones, los alumnos se adaptaron rápidamente y confeccionaron diversos accesorios atentos a los detalles. Así, por ejemplo, con una abrochadora y una tijera se armaron dos bebedores en un bar, los cuales de manera asombrosa podían mostrar mucha gesticulación.
En este caso, el rol de los voluntarios no era solamente hacer de traductores, sino que al mismo tiempo debían motivar a los alumnos a seguir trabajando con sus ideas hasta que las pudieran finalizar. Al final, los pequeños grupos mostraron a todo el grupo las obras que habían preparado. No obstante, surgieron básicamente dos dificultades: por un lado, recitar el diálogo en alemán en lo posible sin errores, y, por otro lado, dar vida a los personajes en lo posible con movimientos precisos.
Günter Staniewski y los voluntarios que colaboraron estuvieron realmente entusiasmados al ver cómo los alumnos se involucraron con algo totalmente nuevo para ellos, y cómo al final se lograron hermosos resultados.
Fue muy interesante además observar cómo los alumnos se desenvolvieron con este tipo de libertad de diseño, la cual rara vez tienen durante sus clases.
Los talleres “teatro para solitarios” fueron por lo tanto un éxito total y representaron además un enriquecimiento para todos los participantes. Los alumnos alcanzaron el objetivo del taller, a pesar de todas las dificultades, y todos los grupos presentaron por primera vez sus propias obras en los escenarios que ellos mismos confeccionaron con cajas de zapatos.