En el documental Lösch Dich. So organisiert ist der Hate im Netz (Bórrate. Así de organizado está el odio en la red), el youtuber Rayk Anders y su equipo investigan cómo con comentarios de odio los trolls crean de modo intencional determinado clima político.
Los medios bloquean los comentarios, los políticos se ven expuestos a injurias y amenazas masivas: en los últimos años los comentarios de odio en Internet han venido marcando de modo creciente el discurso online. Durante la última campaña electoral alemana activistas de extrema derecha, al parecer, buscaron intimidar a sus adversarios. Pero ¿quién está detrás realmente ? En el documental Lösch Dich. So organisiert ist der Hate im Netz (Bórrate. Así de organizado está el odio en la red), el youtuber Rayk Anders y su equipo investigan cómo los trolls crean intencionalmente determinado clima político con comentarios de odio. Una conversación con el director del film, Patrick Stegemann.
La intención del documental Lösch Dich. So organisiert ist der Hate im Netz (Bórrate. Así de organizado está el odio en Internet) es rastrear el odio en Internet. ¿De qué modo trabajaron?
Primero hicimos un análisis de datos con el Hans-Bredow-Institut de Hamburgo para ver dónde se construye exactamente el odio y qué temas aparecen. Así comprobamos que en Internet el odio no está distribuido de modo uniforme sino que se concentra en determinados lugares. Después nosotros mismos nos hicimos trolls y agentes del odio. Creamos perfiles en plataformas como Twitter, Facebook, Instagram, Youtube y en algunas redes de extrema derecha y con esas cuentas nos infiltramos en las estructuras. De repente ya éramos parte de la escena. Pudimos observar en vivo y en directo qué tipo de personas son y cómo se organizan.
¿Y qué tipo de personas son?
Si hablamos de agitadores informativos de derecha, por ejemplo la red extremista Reconquista Germanica, nos encontramos con un movimiento muy diverso. En el server nos comunicamos con mucha gente... sobre todo hombres, apenas si nos encontramos con mujeres. Por un lado, hay hombres jóvenes con mucho tiempo libre, que sienten cierta cercanía ideológica, pero también a la vez ven la función de trolls un poco como un juego. Después están los que podríamos caracterizar de ideólogos hardcore: por ejemplo, personas cercanas al partido Alternative für Deutschland (AfD) o miembros de él.
¿Son esas personas en la red las mismas que participan de las demostraciones en la calle?
Reconquista Germanica ha participado de demostraciones, por ejemplo, en el aniversario del movimiento Pegida. Es decir que algunos grupos tienen cierta actividad offline. Otros, sin embargo, sólo están activos online.
El equipo “Lösch dich” durante el trabajo
| Foto (detalle): © Paul Ruben Mundthal
Al final ustedes planearon actuar contra el odio en Internet e iniciaron un contraataque, un love trolling. ¿Cómo lo hicieron?
Para ese momento ya sabíamos cómo funcionaban las cosas: la gente se crea falsas, fija un objetivo común y después hace ataques comunicacionales. Sabíamos lo terriblemente fácil que era. Podemos reunirnos tres y hacer como si fuéramos cien. Y eso fue lo que hicimos. Cuando supimos que se atacaría con comentarios de odio a un video de Youtube, tratamos de influir en contra con los nuestros y propagar un poco de amor. Pero todo salió al revés, porque hicimos que la reacción de los trolls resultara más fuerte y al final la persona a la que queríamos ayudar terminó recibiendo más odio.
¿Otras iniciativas son más exitosas? El grupo de Facebook #ichbinhier, por ejemplo, apuesta al contradiscurso, es decir, a respuestas sobre el tema y respetuosas.
Cualquier iniciativa en este sentido es buena. Nosotros lanzamos Lösch Dich en el marco del programa Neo Magazin Royale del canal ZDF y a partir de ahí surgió la iniciativa Reconquista Internet, del presentador Jan Böhmermann.
... que lleva a cabo acciones precisas contra las injurias y la incitación al odio en Internet.
Y eso es justo lo que necesitamos. Dar impulso a ese tipo de compromiso... eso es también lo que puede aportar el periodismo.
Desde su punto de vista, ¿qué medidas legales pueden ayudar contra el odio en Internet? ¿Tal vez la obligación de dar el nombre verdadero?
No soy muy amigo de prohibir los seudónimos, pero la cuestión es realmente difícil. Hemos visto lo compleja que es en el caso de la nueva ley de Internet, conocida como NetzDG, que se supone debe servir contra el odio y las noticias falsas en las redes sociales pero que en última instancia, ha llevado a una privatización de la aplicación de la ley. Creo que debemos pensar en términos más amplios. Por un lado, el problema está en las redes. Claramente están organizadas según criterios de mercado y para ellas no hay diferencia entre publicidad, posts de odio o un comentario en el que yo diga que amo a mi mamá. Lo principal es generar atención, tiempo de permanencia y así dinero. Por otro, el problema no se da únicamente en Internet. En todo el espacio público tenemos un endurecimiento del discurso y las posiciones de extrema derecha ya no están fuera de lugar.
Mientras tanto ha habido críticas al documental. ¿Qué piensa al respecto?
Ahí es donde creo mi burbuja. En algún momento dejé de contar cuántos videos se hicieron en contra de nuestro documental. Hubo injurias y algunas caricaturas pero también el intento pérfido de dar vuelta el discurso. Y la consecuencia es que no se discute más hasta qué punto los trolls han atravesado los límites morales o cuándo, tal vez sin quererlo, le han hecho el juego a la extrema derecha. Ese era el debate que queríamos abrir. Con mucha habilidad, los trolls supieron poner de pronto el foco en temas completamente distintos. Por ejemplo, nos reprocharon descuidos en la investigación. Por supuesto, nuestro documental tiene puntos que se pueden criticar pero a esa altura ya era imposible seguir la discusión.